«No tengo el gusto de conocerle en persona, pero me gustaría contarle mi historia, quizá sirva para alguna de sus novelas». Con estas palabras comienza la carta que la bizcochera de Tamaraceite, María Villegas, le envió al escritor Benito Pérez Galdós a principios del siglo XX. En la vida real, la repostera nunca llegó a conocer al novelista grancanario y tampoco hay constancia de que le escribiera mensaje alguno, aunque sí se sabe que el autor de Fortunata y Jacinta o los Episodios Nacionales disfrutaba de los dulces de la bizcochera, famosa por regentar durante décadas la Casa Villegas Afonso.
La asociación juvenil Bentajuí ha grabado el corto Villegas y Galdós con el propósito de rescatar del olvido la memoria de este popular personaje de Tamaraceite. Una historia de ficción que recrea la vida en este pueblo de Las Palmas de Gran Canaria a comienzos del siglo XX; «en aquella época era un lugar de parada casi obligatoria para aquellos que viajaban entre la capital y los pueblos del norte de la Isla», explica Yeray Castellano, presidente del colectivo. En aquel local se despachaba pan, dulces, había un pequeño mesón y, por supuesto, los afamados bizcochos lustrados que endulzaban la boca a más de uno camino de Teror, Arucas o Gáldar.
La iniciativa partió de un proceso participativo entre los vecinos del barrio de Piletas. «Recogimos las demandas y entre otras cuestiones nos comentaron que querían más acciones de tipo cultural», apunta Castellano. A partir de ahí, barajaron varias ideas y decidieron contar la historia de una mujer «adelantada, que sacó un negocio en un contexto de patriarcado», señala. El corto, de poco más de dos minutos de duración, ha sido dirigido por Willy Suárez, autor del vídeo que se hizo viral en 2020 para concienciar sobre los efectos de la Covid-19 entre los jóvenes.
«Sabemos que en las actas galdosianas describen los productos de la Isla que la familia le enviaba periódicamente a Madrid», apunta Castellano, «entre ellos estaban los bizcochos de Tamaraceite». Este grupo de jóvenes tomó esa idea y tiró del hilo. ¿Qué le habría contado María Villegas a Galdós en una carta? ¿Se habría limitado a preguntar si estaban buenos los dulces que con tanto esmero hacía? La asociación ha dado respuesta a esta pregunta y ha rescatado la historia de una mujer que, realmente, era hija adoptiva de la Isla, pues nació en Santander.
Argentina y el muchacho de Tamaraceite
«Emigró de muy joven con sus padres a Argentina», indica Castellano. Allí conoció a un joven que también había viajado hasta Sudamérica en busca de un futuro mejor, un muchacho de Tamaraceite del cual se enamoró, cuenta. Fue en ese instante cuando la pareja decide volver a cruzar el Atlántico y asentarse en esta localidad grancanaria. «Tuvieron cuatro hijos pero enviudó muy pronto», señala el joven, quien ha tenido el asesoramiento de los descendientes de la bizcochera, en especial de su bisnieta, quienes todavía conservan la casa familiar donde hace un siglo estuvo el negocio.
Tras fallecer su esposo, María tomó las riendas de su vida y montó un negocio junto a su suegra, Dolores Afonso; «una mujer encantadora pero un poco terca», señala el personaje de la bizcochera en el corto. La tienda estaba situada en la carretera general de Tamaraceite, de ahí que fuera un punto donde paraban quienes iban de la capital a los pueblos del norte o viceversa. La familia conserva imágenes donde se ven los sellos de la Casa Villegas Afonso, con orígenes en 1850.
La Casa Museo Pérez Galdós también ha colaborado en la realización del corto
Precisamente, la casa familiar de Villegas Afonso y el antiguo local fue el lugar escogido por la asociación para rodar el corto, gracias a la colaboración de los descendientes de la bizcochera. La grabación, que ha contado con una subvención del área de Juventud del Gobierno de Canarias, se produjo el pasado 13 de marzo y en ella participaron medio centenar de personas de diferentes edades, vecinos y vecinas del pueblo, principalmente. «Se trata de un proyecto impulsado por jóvenes pero que es intergeneracional», precisa Castellano.
La Casa Museo Pérez Galdós también ha colaborado en la elaboración de este corto. «Ellos nos han asesorado y nos han dicho cómo eran las cartas de la época y cómo se dirigían a él», señala. Y es que en el cortometraje -rodado en blanco y negro- se cuida todo tipo de detalles, tanto de vestuario, como de atrezzo y fotografía. La joven Andrea Rubio Naranjo ha sido la encargada de dar vida a María Villegas, vestida de un riguroso luto por su esposo fallecido, lo habitual en la época. El resto de personajes también están ataviados con ropajes propios de comienzos del siglo XX. También han contado con un coche clásico, a cuyo chófer la bizcochera entrega el pedido con la carta que la protagonista enviará a Madrid para el deleite del escritor.
Desde la asociación Bentejuí señalan que propondrán colocar una escultura en el casco histórico de Tamaraceite en honor y recuerdo de María Villegas. «Fue un personaje icónico del pueblo», matiza Castellano. Y es que la asociación aboga por rescatar la memoria popular. El corto, que fue presentado en el museo Elder, puede verse através del Facebook y el Youtube Piletas se mueve.
