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¿Sabes quiénes eran los gambuseros y los bombistas?

Los históricos cambulloneros desempeñaban varios oficios en el Puerto de Las Palmas a comienzos del siglo XX

Cambulloneros a bordo de un buque en el Puerto de Las Palmas. FEDAC/COLECCIÓN DEL CRONISTA OFICIAL DE TEROR

Los cambulloneros son personajes que forman parte de la historia y la cultura popular de Canarias. Estos comerciantes informales vendían bienes a las tripulaciones de los barcos en el Puerto de Las Palmas y también adquirían o intercambiaban productos escasos en las Islas. Con su presencia en los muelles, «los isleños ensayaban su participación en el floreciente tráfico internacional», explica el periodista Manuel Vidal, autor de un libro dedicado a los provisionistas de buques recientemente publicado por el Cabildo de Gran Canaria. 

Operaban habitualmente desde pequeñas barquillas que se acercaban hasta las naves, aunque algunos llegaban a subir a bordo y convertían la cubierta «en una feria con mercadería expuesta en el suelo». Sin embargo, no todos eran iguales: entre los cambulloneros se podía distinguir a los bombistas, pero también a los tratistas y a los gambuseros. Cada uno tenía una labor específica que distribuía en trabajo comercial entre distintos oficios. 

El bombista «era el encargado de abastecer a toda la tripulación de un buque», según explica Vidal en el libro Provisionistas de buques: una historia del Puerto de Las Palmas. Solía colaborar con los cambulloneros, que vendían fiado, «apuntando las cantidades en un cuaderno que firmaba el capitán y que posteriormente se pasaba a la consignataria para su cobro».

Otra figura singular en el comercio informal con los buques eran los tratistas. En este caso, «compraban todo lo que los tripulantes pudieran vender», agrega Vidal. La lista podría ser tan grande como las bodegas de algunos barcos: maderas, barreduras de las bodegas, café… 

El libro de Vidal menciona también a los gambuseros. Su papel guardaban cierta relación con el de los tratistas: compraban todo el sobrante de la gambuza, esto es, la despensa donde se guardan los comestibles del barco.

Portada del libro 'Provisionistas: una historia del Puerto de Las Palmas', de Manuel Vidal.

Portada del libro 'Provisionistas: una historia del Puerto de Las Palmas', de Manuel Vidal. LP/DLP

El comercio de los cambulloneros se dio en el Puerto de Las Palmas, pero también en el de Santa Cruz de Tenerife y en el de Funchal, en el archipiélago de Madeira. En la capital grancanaria, Vidal documenta las primeras referencias a su presencia en 1842, y «en 1888 eran un centenar los botes dedicados al cambullón». Para poder ejercer la actividad era necesario una licencia de vendedor marítimo, el famoso ‘carnet negro’. 

La actividad de los cambulloneros, «que sobresalió en la década de los años 20 y después de la Guerra Civil», guarda una estrecha relación «con el orgullo de la sociedad grancanaria por su puerto». A ello ayudó que fueran los artífices de la llegada de mercancías de primera necesidad, como la penicilina. Con el paso de las décadas, los oficios se fueron profesionalizando y dieron lugar a empresas especializadas como las que en la actualidad continúan operando en el Puerto de Las Palmas.

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