Casi 1.300 estudiantes del colegio Marpe han celebrado este viernes la canariedad con un simbólico paseo romero por la calle Carlos M. Blandy del barrio de Altavista, donde se encuentra una de las sedes del centro educativo, desde un punto de vista cultural y etnográfico con el que han querido conmemorar el Día de Canarias, que tuvo lugar este lunes. Como en toda romería que se precie, para la ocasión también ha habido una simbólica ofrenda, en este caso al Banco de Alimentos de Las Palmas, de comida no perecedera que el alumnado ha llevado a las aulas a lo largo de toda la semana.
La jornada ha comenzado bien temprano, y a las nueve de la mañana ya han salido a las calles aledañas al colegio los primeros estudiantes, los más pequeños de infantil, acompañados del cuerpo docente, todos ataviados con vestimentas típicas canarias. Todos ellos han estado preparando durante toda la semana pequeñas actuaciones con las que han ido salpicando el recorrido de mucho folklore y acordes de isas, folías o malagueñas, mientras el estudiantado ha disfrutado de una jornada diferente en la que se ha querido poner el foco sobre las tradiciones de nuestra tierra en sus múltiples variantes.
Cada año, es habitual que el alumnado analice durante todo el curso académico, y no solo en mayo con motivo de la festividad regional, los aspectos de alguna isla del Archipiélago o de uno de sus municipios. Esa formación les hace tener un conocimiento global de todo lo que rodea el territorio, desde su patrimonio natural, arquitectónico y cultural a sus propias costumbres, pasando por su historia, su biodiversidad o su geografía. En esta ocasión, y debido a la erupción volcánica de principios de curso, se han centrado en La Palma.
Cada clase del centro educativo, desde los pequeños a los mayores, preparó una actuación musical
El jefe de estudios de la etapa de Primaria, Domingo Pérez Navarro, es el principal organizador de este programa para estimular la canariedad. En su opinión, este tipo de actividades son trascendentales para el alumnado, que celebra el Día de Canarias "desde un punto de vista cultural y etnográfico que no suele ser muy habitual en el currículo académico". De hecho, este paseo romero -la primera vez que se celebra de puertas para afuera del colegio Marpe- no es sino la punta del iceberg. Ahora, cada curso realizará un trabajo relacionado con todo lo que han conocido durante el presente año escolar, que se expondrá en los murales del centro educativo.
En esta ocasión, ha señalado Pérez Navarro, y después de que no se celebrara este acto por la pandemia, el profesorado ha decidido sacarlo a las calles para evitar aglomeraciones en el interior del colegio. Ha sido la primera vez que lo han hecho y no les ha disgustado la idea. "Fue algo que se nos ocurrió a última hora para que los padres pudieran también venir a disfrutarlo sin que el patio se quedara corto", ha dicho el jefe de estudios mientras ayudaba a llenar una de las furgonetas del Banco de Alimentos con las simbólicas ofrendas que cada curso, a modo de carroza romera, llevaba durante el recorrido por la calle Carlos M. Blandy a bordo de carros de la compra, pequeñas barcas de madera o cestos de mimbre.
Según Pérez Navarro, con la solidaridad de las familias del centro se consiguieron llenar cuatro pequeñas furgonetas con comida para que el Banco de Alimentos de Las Palmas la pueda repartir entre las personas más desfavorecidas de la isla.
Hasta la pandemia, esta especie de «romería» se llevaba a cabo en el interior del recinto educativo, al que se invitaba a toda la comunidad educativa, pero para evitar las posibles aglomeraciones en un espacio tan acotado, han decidido en esta ocasión salir al exterior y abrirse a la ciudadanía que les rodea.
Unión y tradición
Para este paseo romero, no solo ha participado el alumnado del colegio Marpe Altavista, sino que también se ha sumado el del centro educativo de Ciudad Jardín, que abarca las dos primeras etapas de la educación obligatoria. Todo un despliegue que ha llamado mucho la atención de la población residente en la zona, que se ha asomado a las ventanas y balcones para disfrutar con los más pequeños y animarles en su periplo.
La jornada no solo ha sido el paseo en sí, sino que el estudiantado ha disfrutado de otras actividades propias del Archipiélago. Nada más llegar de vuelta al colegio, había preparado un enyesque de media mañana en el que la comunidad educativa en su conjunto ha podido degustar productos típicos canarios como pellas de gofio, bocadillos de chorizo de Teror o bizcochos de Moya que han traído ellos mismos. Seguidamente, ha habido una serie de talleres de diverso tipo desde macramé, a ganchillo, pasando por deportes vernáculos, con los que el profesorado ha querido profundizar en ese conocimiento de la canariedad.
Es la primera vez que esta especie de «romería» sale a las calles para evitar las aglomeraciones
En esta jornada, también ha sido muy importante la presencia de los padres y madres a lo largo de todo el recorrido. Muchos, con la baba cayendo por la comisura de los labios, no han dejado pasar la oportunidad de inmortalizar el momento en el que sus vástagos han recorrido la calle con sus vestimentas típicas. Tampoco cuando han bailado los acordes tradicionales de las Islas, tanto en la puerta del colegio como durante el recorrido. De hecho, el estudiantado de Secundaria ha realizado una suerte de espectáculo en el que cada curso ha dado lo mejor de sí para mostrarlo al público presente, en el que también había muchas personas curiosas que se han acercado a golisnear qué ocurría.
"Todo esto tiene su intríngulis, porque no es tan sencillo el poder coordinar a los alumnos y alumnas para que hagan estos bailes", ha explicado una de las profesoras mientras marcaba el ritmo de una isa para que sus pupilos lo siguieran. Pese a la innegable dificultad, cada uno de los cursos ha mostrado todo su potencial y se ha ganado el aplauso de los presentes. Con la alegría del trabajo bien hecho, han regresado a las clases para seguir disfrutando de la canariedad, aún si cabe con más intensidad en esta semana del Día de Canarias, aunque se lleve siempre por dentro.
