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Miles de isleteros acompañan a la Virgen del Carmen en su día grande

La Procesión de la Aurora brilló en el barrio capitalino entre muestras de fervor. Los costaleros realizaron algunos movimientos nuevos durante el recorrido

Procesión de La Aurora de la Virgen del Carmen en La Isleta

Procesión de La Aurora de la Virgen del Carmen en La Isleta. Xavier Leal

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Procesión de La Aurora de la Virgen del Carmen en La Isleta. Xavier Leal

La de ayer no fue una mañana al uso en el barrio de La Isleta. En primer lugar, la celebración de la Procesión de la Aurora está subrayada en rojo en el calendario de los isleteros, como el día grande de sus fiestas en honor a la Virgen del Carmen. En segundo, porque la de este año ha sido la procesión del reencuentro en plenitud de los vecinos con su patrona. Sin restricciones, sin medidas preventivas por el covid-19, pero con más ganas y fervor. 

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Procesión de la La Aurora de la Virgen del Carmen en La Isleta Andrés Cruz

El escenario no podía ser mejor. Casas engalanadas, las alfombras de sal sencillamente preciosas y la imagen de la Virgen, vestida con sus mejores galas. No defraudó tampoco la salida, donde a eso de las 5.00 horas, se reunieron miles de personas, para ver cómo la talla comenzaba su itinerario. Tampoco quisieron faltar a la fiesta los costaleros, que con el paso frente a la Iglesia, presentaron su primera novedad. Hicieron que el trono girara sobre sí mismo 360 grados. Todo un mérito teniendo en cuenta, la dificultad que supone mover una estructura con tanto peso. 

Entre los voladores anunciadores, se fue abriendo paso la Virgen del Carmen por el itinerario programado, con pétalos de rosas que caían desde los balcones y con el popular cántico:«¡Guapa, guapa, guapa!, ¡bonita, bonita, bonita! y ¡olé, olé y olé!», siempre bien custodiada por fiscal de paso, capataces y costaleros, así como por un numeroso grupos de devotos y los miembros de la Agrupación Musical La Salle.

Las alfombras de sal, espectaculares

Se llegó a la calle Artemi Semidán, un tramo en cuesta, para el que los cargadores también se habían reservado una sorpresa. En un alarde de esfuerzo y temple subieron la rampa a un ritmo inusualmente lento, movimiento el paso de un lado a otro. Realmente espectacular. 

Afrontó la recta que supone la calle Faycanes que se une a la Menceyes, con las alfombras de sal dedicadas a la isla de La Palma, llenas de colorido y con mensajes de apoyo en los laterales. 

Durante todo el trayecto, la patrona de La Isleta estuvo acompañada por numerosos devoto

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Precisamente la segunda, la de los Menceyes, tenía sus casas engalanadas con diseños propios, realizados artesanalmente. El encargado de coordinar la creatividad, fue un joven vecino, José Bonilla, que comentó que el paso de la Virgen había sido «realmente precioso» al igual que emotivo. 

Además, reconoció que habían hecho una labor de reciclaje de las plantillas para elaborar los adornos de este año, ya que reaprovecharon «los que se habían hecho en 2020, antes de que se desatara la pandemia». 

Los vecinos colaboran

Bonilla es, como otros tantos isleteros, un heredero del legado tradicional que se trasmite de generación en generación en el barrio capitalino. De hecho, si algo siempre tuvo claro es que «quería una casa en una de las calles por las que pasa la Virgen en su procesión» porque la de su madre está situada un par de manzanas por encima de la calle Menceyes. Lo consiguió y en la actualidad, colabora activamente con la fiesta, aunando a las familias colindantes. 

Unos cuantos metros adelante, se encuentran Simon y Samantha, dos ingleses que residen en La Isleta. Ambos llegaron al barrio «hace aproximadamente seis años». Se sienten unos isleteros más y contribuyen con los actos, porque «es una forma de integrarse» en la comunidad. 

No obstante, apuntaron que pese a «no ser creyentes», consideran que la procesión «es un acto bastante bonito». 

Emoción en estado puro

De los cientos de imágenes emotivas y para el recuerdo que fue dejando durante el desplazamiento la Virgen del Carmen, hay que reseñar el acontecido con María Luisa Machín, de 87 años, vecina del barrio, le entregó un ramo de rosas blancas a la virgen, con la ayuda de uno de los custodios del paso, que se lo acercó. A cambio recibió un puñado de pétalos de rosas procedentes del manto de la patrona. 

Casas engalanadas y preciosas alfombras de sal, el escenario perfecto para una emotiva procesión

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María Luisa, aunque ha vivido «en muchas ocasiones» el ambiente de la procesión fue «la primera vez» que entregaba flores para el paso. El motivo no fue otro sino el de «pedirle ayuda para volver a ser la misma de antes». Durante el último año, había padecido una dura enfermedad, que ha dejado secuelas, que la han hecho sentir que ya no es la que era. 

Conforme fue avanzando la procesión, el cansancio por el esfuerzo físico fue haciendo cada vez más mella entre los costaleros, que fueron haciendo las paradas para retomar fuerzas. 

Momento para el reencuentro

Momentos que aprovecharon los vecinos para compartir impresiones y que incluso sirvieron para algunos reencuentros. Uno de ellos fue el de Loli y Paqui, que hacía tiempo que no se veían, y que se abrazaron amistosamente, mientras Paqui no dejaba de decir que había venido a la procesión, porque «La Isleta, tira mucho». 

Al igual que en años anteriores, las ruletas de fuegos artificiales fueron anunciando el camino para la patrona, que a eso de las 10.45 horas ya llegaba al final de la calle Tanausú hasta esquina con la calle Romeral, para enfilar el tramo final hacia la Parroquia de Nuestra Señora del Carmen. 

En la puerta, una multitud aplaudió la llegada de la Virgen «a su casa», con el acompañamiento musical en la voz de la cantante Patricia Muñoz, mientras los costaleros mecían el trono o en suspensión. 

Por detrás, es justo reseñar la buena labora de los servicios de limpieza del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, que con un dispositivo especial, fueron limpiando la sal y el serrín de las alfombras, en un tiempo récord, dejando las calles preparadas para el tráfico habitual.

Los vecinos, ejemplares

Uno de los aspectos por los que se caracterizó la Procesión de la Aurora este año en el barrio de La Isleta fue por la seguridad. Además, de la presencia de miembros de la Policía Local de Las Palmas de Gran Canaria, Policía Nacional y colectivos sanitarios, hay que destacar el comportamiento ejemplar de los vecinos y visitantes que quisieron acompañar a la Virgen del Carmen, durante el recorrido. En este sentido, el fiscal de paso de la cuadrilla de los costaleros de la procesión isletera, José Falcón, estuvo presente durante el trayecto actuando como coordinador entre costaleros, capataces y párrocos. Para Falcón, se notó que «la gente estaba ilusionada», por volver a celebrar el paso «después de dos años sin poder hacerlo». Además, tuvo palabras de agradecimiento para los participantes «por haber sido tan comprensivos», debido a las diferentes paradas que tuvieron que hacer «ya que había que darle respiro a los compañeros», así como por ayudar a que «todo fluyera de manera segura». | X. L.

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