Un saludo amable y una sonrisa son una medicina natural para el alma y está al alcance de todos. Son gratis y reconfortan, por muy pequeños y fugaces que sean. Ayudan a sentirse mejor aunque sean por un momento. En este contexto se sitúa el emotivo encuentro casi a diario entre unos niños de la escuela infantil Children's World, situada en la calle Camilo Saint Sáenz, en Ciudad Jardín, en Las Palmas de Gran Canaria, y una anciana de 89 años que padece Alzheimer y que reside con su hija cerca de ese centro educativo.

Los escolares pasaban varios días a la semana de la pasada primavera en su paseo con sus educadoras por delante de la vivienda familiar donde reside la señora, que puntualmente espera el encuentro con los chinijos desde su balcón. Desde la calle los peques y las docentes saludan a la mujer, a la que se ilumina la cara con una sonrisa cuando ve que los menores se acuerdan de ella cada vez que realizan ese trayecto. “¡Adiós, adiós, adiós!”, se escucha decir a los niños y sus cuidadoras agitando sus manos en fila india en el vídeo que acompaña esta información cuando se cruzan con la mujer. Es uno de los momentos más emotivos del día.

Cuando terminaron las clases a finales del pasado mes de junio, las educadoras visitaron a la anciana en la casa en la que reside con su hija Begoña y la obsequiaron con un ramo de flores y una postal para agradecerle su gesto y comentarle que la echarán de menos hasta el próximo curso escolar.

La misiva dice lo siguiente: “Todo el equipo Children's le da las gracias por regalarnos cada mañana una sonrisa. Deseamos verla el próximo curso, ya que durante el verano la echaremos mucho de menos. Un fuerte abrazo”.

Carta de la escuela infantil Children's World a una anciana con Alzheimer de Ciudad Jardín. Instagram @rizoarregui

Guillermo Rizo es uno de los hijos de la mujer y residente en Lanzarote. Asegura que su madre “sale cada vez menos a la calle porque le cuesta caminar y para que se entretenga un poco la sacan al balcón. Los niños interactuaban con ella desde la calle y mi madre les respondía a ese estímulo con una sonrisa y un saludo, dentro de los límites de su enfermedad”. Es abuela de nueve nietos y un bisnieto y desde siempre adora a los niños y cuando ve a alguno la satisfacción aún se refleja en su cara, teniendo en cuenta las circunstancias de su enfermedad.

Ese gesto, en opinión de Guillermo que ha publicado en su cuenta de Instagram un vídeo con uno de los momentos que comparten los escolares y su madre, representa “la alegría de que la gente todavía le guarda cierto respeto y adoración a los ancianos y que las profesoras transmiten esos valores a los niños”.