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Crisis en el Metropole | La situación, según el presidente
Alberto Santana Presidente del CN Metropole

Alberto Santana: "Al amortizar empleos, el Metropole puede estar en positivo en año y medio"

"No se me pasa por la cabeza dimitir del puesto. Soy un hombre de retos y esto acaba de empezar", aseguró el presidente

Alberto Santana, presidente del CN Metropole, hablando en una cafetería de la plaza de San Telmo. ANDRES CRUZ

Alberto Santana, presidente del CNMetropole, vive una situación financiera complicada al frente de la entidad, cuyo plan económico fue rechazado en las dos últimas asambleas. Esta situación ha ido a más hasta que, la semana pasada, la deuda de 850.000 euros le llevó a anunciar la adopción de un ERE y la solicitud de entrada en concurso de acreedores, que ve como una opción para volver a entrar en positivo. 

¿Cuándo empezó la crisis económica que está viviendo el Club Natación Metropole?

Hay que irse dos décadas atrás. Esta situación no se genera ni en estos seis meses, ni en estos dos años, sino que la venimos arrastrando. Hace una veintena de años el club ya tenía esta situación. La diferencia está en el número de socios, que entonces eran casi 7.000 y más de 20.000 usuarios, mientras que ahora somos apenas 3.400 y no llegamos a los 8.000. Había en el Metropole un sentimiento de pertenencia que se ha ido diluyendo, algo que afecta a todos los clubs. Hace 20 años era difícil al preguntar a alguien por la calle "¿dónde has aprendido a nadar?" que no te dijera "en el Club de Natación Metropole". La primera burbuja estalló en 2008 y, a partir de ahí, comenzó el declive. Desde 2005 a 2021, el club pierde más de 1.700 socios y, solo en el periodo de la pandemia, 700 socios. Si el vaso se va vaciando, empiezan a aparecer esos pozos que antes no tenías en cuenta. 

¿El sistema de socios con el que empezaron hace casi un siglo sigue siendo factible a día de hoy para hacer frente a los gastos de la entidad?

No podemos competir con ese modelo del socio volátil, en el que a nivel de competencia entras con un coste mínimo en cualquier tipo de instalación deportiva. ¿Por qué? Porque el deporte es caro y el club nuestro, como otro cualquiera, es deficitario. El deporte de competición significa casi el 90% de las pérdidas que hemos tenido, analizando por costes. Antes no se veía y ahora aflora de una forma fulgurante y determinadas secciones, como en este caso la de waterpolo, son las que más pérdidas tienen. Esto no es un tema personal, sino que es un asunto de números. A la hora de recortar o meter la tijera debemos ser coherentes. 

A partir de 2019 y 2020 habían conseguido remontar la tendencia de gastar más de lo que ingresaban. Durante su campaña electoral, sostuvo que el club estaba saneado. ¿Qué ha pasado para que la tendencia volviera a ser negativa?

El año pasado se sumaron dos asambleas porque por la pandemia no nos pudimos reunir. En 2019 y 2020 salta positivo, primero porque hubo un acuerdo de redimensión del número de empleados y se produjeron bajas incentivadas, con lo que en un año se amortizó. Pasamos de 500.000 euros negativos a 60.000 positivos. Vemos el grado de sensibilidad de un coste de personal que se amortiza muy rápidamente, pero no debemos olvidar que en ese año tenemos una derrama, con lo que suponen más beneficios. En 2020 sigue esa derrama, que está en torno a los 190.000 euros anuales, y tenemos un ingreso de una demanda del Ayuntamiento. Se dedica a personal, que era lo más urgente. Sin embargo, ya a mitad de ese año llevamos 200.000 o 300.000 euros de pérdidas. Solo se habla de superávit en esos dos ejercicios. De hecho, ya mostrábamos alguna preocupación acerca de toda la situación pospandémica, sobre todo porque se concentró en ese segundo semestre toda la contención, suspensión y aplazamiento de pruebas y eso fue lo que provocó que se sumaran esas pérdidas.

"El proyecto para llegar al centenario del club con algún olímpico ahora mismo está en suspensión"

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¿Qué deudas tiene en estos momentos el club?

Tenemos ahora una deuda en torno a los 850.000 euros. Hay meses incluso de pérdidas de más de 100.000 euros, sobre todo cuando hay paga extra, porque a nivel de personal los empleados tienen 15 pagas, muy por encima de lo que estipula el convenio de instalaciones deportivas. Es inconcebible el hecho de que puede haber un conserje con un coste salarial de 60.000 euros, o determinados entrenadores con un coste salarial de 55.000, 56.000 o 57.000 euros. No digo que no se lo merezcan, pero ahora mismo, en esta situación, están los primeros de la lista en las negociaciones. Estamos mirando cifras. Podría hacer a lo mejor lo que han hecho otras juntas y pasar la pelota al siguiente, pero no estoy dispuesto a hacerlo. 

¿El Metropole tiene socios morosos, que no pagan sus cuotas?

Es un porcentaje muy bajito. Sí que hay algunas devoluciones que se dan por el tema de la pandemia, alguna situación que se permite cuando hay dos miembros de baja y lo justifican, por lo que se permiten unos aplazamientos, pero no es una cantidad preocupante. Estamos hablando de pocos miles de euros frente a casi tres millones de facturación. Además, se llega a pactos con ellos y se personalizan los aplazamientos. En ese sentido, el club reconoce la situación y se abre. Son situaciones excepcionales y se le ofrecen opciones según cómo puedan pagarlo. En ese sentido, hemos abierto la mano. 

En plena pandemia realizaron la reforma de los vestuarios. ¿Es cierto que el presupuesto inicial se duplicó?

El vestuario tiene una antigüedad en torno a los 24 o 25 años e incumplíamos, de las 45 condiciones sanitarias y deportivas, 35. Estábamos avocados, en un momento determinado, a que nos dijeran: esto es inadmisible, hay que cerrarlo. Estaba la situación sanitaria muy delicada, tanto la instalación de por sí, como las medidas de seguridad, la adaptación del minusválido… Eso no existía. Aprovechamos un presupuesto pero, a partir de ahí, el arquitecto decía que hay una normativa a cumplir. Puestos a invertir esa cantidad, lo lógico era hacerlo una sola vez para los próximos 20 o 30 años. Se pide un crédito, que no llegó al doble, pero eso no ha adulterado la cuenta de resultados. Que el momento fuera adecuado o no fue una decisión de la junta y entendimos que, al margen de la pandemia y de la subvención económica, el club no se podía permitir esa situación estructural, sanitaria y deportivamente incorrecta.

¿Qué coste total supuso?

En torno a 700.000 euros. Son casi 700 metros cuadrados entre la parcela y la rampa, que tuvimos que adaptar para minusválidos. Ya nos adaptamos a la separación de deportistas y socios y ahora todos los socios tienen taquillas. Fue una de las grandes apuestas del club en cuanto a que lo necesitamos para acometer un siglo XXI como se merece. Ahora es un club modélico a nivel de vestuario y, en los Campeonatos Master que tuvimos en el Grand Prix hace mes y medio, solo recibimos felicitaciones de esos 1.000 deportistas que vinieron.

 ¿Cuántas personas han presentado su baja del equipo directivo que se presentó a la campaña electoral?

Se han presentado unas cuantas y yo tengo pendiente una junta directiva, pero seguimos siendo 14, que es lo que establece el reglamento y los estatutos. La situación es complicada y no afecta solo al socio, hablamos de responsabilidad patrimonial. La situación en este caso, y así lo dicta la ley concursal, es que debo proteger al club y, si esta situación va a provocar una posible liquidación, lo mejor es tomar la decisión de presentarse a concurso de acreedores. 

El Metropole es dueño de sus instalaciones y eso tiene un valor. ¿Cuál es en estos momentos y en qué situación se encuentra?

En 2003 ya se firmó. Eran unos terrenos que no interesaban a la autoridad portuaria, que en un principio se los robó al mar. Se compró en 2003, con un valor tasado de más de seis millones de euros. Somos propietarios de esos casi 10.000 metros cuadrados desde hace poco menos de 20 años. ¿Cuándo se regularizó la situación de propiedad horizontal? En el año 2018. Si bien siempre se habló de que éramos propietarios, lo éramos de una parcela, no se había hecho la división horizontal permanente y se hizo a raíz del crédito que se pidió en 2018. Está regularizado y ahora somos propietarios.

¿Las instalaciones no corren ningún riesgo ante la crisis financiera del club?

No corren ningún riesgo. De hecho, de las tres cantidades que tenemos de deuda bancaria solo uno de los créditos, el mayor, que fue sobre 2.400.000 euros -de los que se debe ahora mismo cerca de 1.700.000-, el club avala sobradamente. Es decir, no está comprometido. El patrimonio casi triplica o cuadruplica la deuda actual. 

¿Cuántos trabajadores tiene el club ahora y cuántos son necesarios para que continúe funcionando?

Tiene, dependiendo de la temporada, entre 52 y 54. Este jueves fue la segunda reunión del Expediente de Regulación de Empleo (ERE) y nosotros entendemos que son prescindibles cinco, porque tenemos un absentismo tan grande que el año pasado nos supuso más de 60.000 euros, aparte del coste habitual de personal. También planteamos ayer que se puede sustituir la actividad de los limpia piscinas por robots, que lo hacen perfectamente con un coste muy inferior. Hay salarios, como he dicho antes, que son inasumibles. Entonces, nos planteamos reducir esa propuesta de 24 despidos, como ayer se habló, a 20 y ellos plantean la posibilidad de hacer una reducción salarial de todos de alrededor del 35% para llegar a ese medio millón de euros. Quedan algunas reuniones y soy optimista, seguramente llegaremos a un acuerdo, doloroso, pero ellos saben que son una parte fundamental de la viabilidad del club. 

"Tenemos una deuda cercana a los 850.000 euros. Hay meses de pérdidas de más de 100.000 euros"

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¿Cree que la presentación del ERE y el concurso de acreedores van a permitir remontar la situación financiera del club?

Estamos convencidos. El primero ya se ha puesto en marcha y el segundo está encima de la mesa. Hay que decidir, hay que reestructurar y adaptarse a los momentos que vivimos. Es una incertidumbre constante y lo que decimos una vez, a los dos meses mejora o empeora. Estos recortes lo que van a hacer es ayudar y darle viabilidad al club. Son decisiones dolorosas, pero en pro del club. Como junta, lo reflejamos en la reestructuración de lo que podemos asumir ahora y que antes no se hizo. Me tocó a mí. Esto no va a salir mal, no voy a permitir que salga mal. Estamos tomando, no las medidas deseadas, pero sí las necesarias. 

¿No había otras soluciones que podían haber adoptado antes de llegar a este punto?

Hay que tomar las decisiones en el momento en que uno entiende que debe tomarlas. Algo que era viable como pedir un crédito en abril, en julio nos dimos cuenta de que ya no lo era. La pandemia nos ha sangrado durante dos años y puso en evidencia esa quiebra estructural. ¿Cuál es la solución? Una fundación, como la del Club de Natación Las Palmas y la de los primeros clubs a nivel nacional. Esa fundación puede ser una pata importantísima de la reactivación del Plan Nado. Puedes tener hasta un 40% de deducción fiscal a través de un convenio de colaboración, de patrocinio, para que ayude mediante el mecenazgo a que esa cuenta de pérdidas se convierta en positiva y que no afecte al socio. Hay miles de proyectos que tenemos ahí que vamos a sacarlos y no me preocupa que sea a través de concurso porque el concurso va a gestionar los gastos, no va a poner impedimentos en cuanto a los ingresos. 

Las propuestas que se han rechazado desde abril son la derrama de 35 euros al mes a los socios y la racionalización de las cuotas. ¿Van a tratar de seguir adelante con estas medidas?

Son medidas que van a girar por ahí. Hay tres patas de financiación: La externa, el banco, que entendemos que ahora mismo es inviable, y las otras dos se van a basar en la captación inmediata de ingresos de los socios. Sesenta euros al mes paga una familia en el club, de un miembro o de siete, lo que es injusto a todas luces. Hay un déficit estructural aquí que viene de hace años y que va a pasar por la mano del socio, a través de derrama o a través de, en este caso, cuotas sociales, no hay otra fórmula. Estamos convencidos de que vamos a llegar al centenario sin problema. Si bien son decisiones muy dolorosas, hay que tomarlas. 

"El absentismo laboral es tan grande que supuso más de 60.000 euros de gasto el año pasado"

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¿Cómo pueden afectar las medidas del ERE y el concurso de acreedores a nivel deportivo?

Por el ERE, lo más que puede haber es alguna modificación o falta de algún entrenador, pero de eso no hay que preocuparse porque tenemos gente en la base. Puede ser que el inicio de temporada, dependiendo de lo que salga, se retrase un poco, a lo mejor, si no es a primero de mes es a la siguiente semana. Pero no va a suponer nada deportivamente. Puede suponer en el caso del waterpolo, que siga o no como sección. No lo sabremos hasta la primera semana de septiembre. Del resto, en cuanto al tema del posible concurso lo que va a hacer es ayudarnos a gestionar. 

¿Cuando fue elegido presidente del Metropole adoptó como una de sus metas llegar al centenario del club con algún olímpico. En esa línea se enmarca por ejemplo la contratación de Fred Vergnoux, muy criticada ahora por su elevado coste. ¿En qué estado se encuentra ese proyecto?

El proyecto ahora mismo está en suspensión. Era un plan del núcleo de entrenamiento de nivel y se trajo a Fred. Poco hay que decir profesionalmente de él, fue considerado mejor entrenador del mundo en 2015, tiene un bagaje y una serie de olímpicos campeones del mundo y eso no se discute. Junto con él venía un proyecto de agencia o de venta del club a nivel de captación y así se produjo. Su presencia hizo que facturáramos casi 20.000 euros netos y la federación nos abonó 35.000 euros. ¿Saben cuánto nos costó Fred Vergnoux durante los diez meses que estuvo? 18.000 euros, la mitad que más de un entrenador. Al final, la situación económica llevó a que llegáramos a un acuerdo y desde julio ya no está con nosotros.

Algunos socios están recogiendo firmas para presentar una moción de censura. ¿Cómo comenzaron las tensiones entre una parte de los socios y la junta directiva?

Todo el mundo no tiene que estar de acuerdo al 100%, pero el socio en octubre me dio su confianza, sea por 10 o por 11 votos. Todavía hay una parte de esos socios que entienden que tienen opciones y, propiciando un clima electoral, buscan la posibilidad de acceder a la presidencia. La moción de censura no es automática, requiere de un proceso de nuevas elecciones y se aprobará si sale o no. Lo que tengo claro es que, si prospera, me volveré a presentar. Lo que hay que preguntarle al que está firmando es si sabe qué situación puede generarse si se junta una situación de concurso frente a una moción de censura. 

¿No se plantea de ninguna forma la dimisión?

Bajo ningún concepto, acabo de empezar. No hay ningún argumento objetivo que me haga pensar siquiera en irme. Pero si se me está cargando la mochila con piedras de la historia del club, no lo voy a permitir. Solo estoy pidiendo que me dejen trabajar, yo necesito cuatro años para sacar esto. La amortización de puestos de trabajo hace que en poco tiempo, en un año o año y medio, podamos estar en positivo. Pero no se me pasa por la cabeza dimitir. Soy un hombre de retos y esto acaba de empezar. Van a tener presidente para rato y va a ser el que le va a dar la solución al club.

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