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Plan de acción | La nueva movilidad Itahisa Chávez Geógrafa

Itahisa Chávez: «Hay que encajar en las calles primero al peatón y luego, si cabe, al coche»

La geógrafa destaca que «en las Islas hay poca cultura de participación ciudadana, esta no solo es escuchar a las asociaciones de vecinos»

Itahisa Chávez, geógrafa que participó en las jornadas del Plan de Acción

En las pasadas jornadas del Plan de Acción habló sobre movilidad aplicada a los objetivos de desarrollo sostenible. ¿Qué viene a significar?

La Agenda Urbana es un instrumento de transformación. Hay temas en los que todos los municipios van a tener que centrarse y uno de ellos es la movilidad. En este caso vinculada a la cuestión social, no tanto a la económica o a la ambiental. Es una esfera que afecta a la planificación urbanística que hasta ahora no se había tenido tan en cuenta.

¿Cuál es la realidad de Las Palmas de Gran Canaria?

Es una ciudad que no solo acoge a sus habitantes, que rondan los 380.000, también a turistas y a quienes vienen a trabajar y a estudiar. La distribución de usos de la ciudad está muy vinculada a la movilidad. Hay que analizar hacia dónde se dirige la gente que viene de fuera o qué servicios hacen falta en los transportes para que esa persona no sume su coche. Pero no solo a gran escala, hay que mirarlo a pequeña, ahí entra el tema de los usos vinculados al barrio. Por ejemplo, que un escolar tenga la facilidad de ir al colegio andando. Tiene que haber comunicación entre las administraciones. En la periferia, por ejemplo, el Ayuntamiento tiene que interactuar con el Cabildo. Por otro lado está la participación ciudadana, que no solo implica a las asociaciones de vecinos, también a otros colectivos.

Asegura que la parte social no se ha tenido en cuenta hasta ahora. ¿En qué sentido?

A la hora de la verdad cuando se va a diseñar la ciudad, ahí en ese momento hay cuestiones sociales que no se han tenido en cuenta. Por ejemplo, para hacer un colegio o un centro de salud nuevos sí se siguen indicadores de población, pero después para un parque infantil o un espacio libre con sombra nos hemos quedado en un diseño muy técnico. 

A la ahora de hacer la Agenda Urbana, ¿Cómo se ha tenido esto en cuenta?

Este diseño universal es una de las cuestiones que se han implementado como criterio, tal y como contó la técnico de Geursa Ruth Navarro en las jornadas del Plan de Acción. Para resumir sería analizar quién vive en la ciudad, cómo la vive y cómo es esta ahora mismo. Hay que saber las dinámicas que siguen y encontrar los perfiles potenciales del usuario de un servicio y también el que no lo es pero podría serlo.

¿Ha contado con una radiografía de la movilidad?

He hecho varios estudios. En 2017 hice uno con Guaguas Municipales; este giraba sobre los hábitos de movilidad en los ámbitos educativos. Encuestamos a 32 centros de todo el municipio y se vio cómo se están moviendo. Vimos que muchas veces no van a su colegio de referencia, eso hace que ya vayan en coche. Nos daba pie a preguntarles a los escolares, hablamos de chicos y chicas de sexto de primaria y 1º de ESO, y estos decían que si por ellos fuese la movilidad sería más sostenible. Con menos coches y más desplazamientos de proximidad. Otro ejemplo, el estudio para el Cabildo Gran Canaria género, movilidad y territorio. Ahí trabajamos directamente la perspectiva de género por hombres y mujeres. Hay muchos espacios que a lo mejor de día son muy transitados, pero que luego por la noche son más oscuros y solitarios y no dan la misma seguridad. Son estudios que dan criterios para poder diseñar una movilidad más sostenible.

¿Qué ciudad se busca?

Una en la que la población pueda transitar de manera tranquila. La planificación hay que orientarla hacia entornos seguros, sanos y de igualdad, esto último desde el punto de vista de género y también intergeneracional o de accesibilidad universal.

Uno de los grandes problemas en esta materia es la dependencia del coche. ¿Cómo se puede abordar?

Un conocido, César Acosta, consejero de Sagulpa, siempre decía que las personas somos de sangre o dinero. O nos cuesta la salud o el bolsillo. El espacio público funciona igual. Si dejamos espacio para el coche y para la voluntad personal para que cada uno coja o no el coche, vamos a seguir haciéndolo. Eso no se cambia de un día para otro. Desde la política hay que concienciar, y desde el punto de vista técnico equilibrar y redistribuir los espacios. Por ejemplo, peatonalizar determinadas vías, como se hizo en Mesa y López. También está la mixticidad de usos, si concentras todas las zonas deportivas o comerciales en un sitio polarizas; entonces, o necesitas mucho transporte público o no puedes ir andando.

¿El problema está en cómo está estructurada la ciudad?

Hay un salto entre distintos puntos de la ciudad. Los Riscos por ejemplo es una unidad territorial, como lo es la parte baja, la Ciudad Alta o la periferia, también está la separación que hace el barranco Guiniguada o el de Tamaraceite. Hay muchas fragmentaciones y hay que mejorar la conectividad entre esas piezas.

Abordar los cambios de hábitos es muy complicado. 

Tenemos poca cultura de participación ciudadana. No solo es tener en cuenta a las asociaciones de vecinos. Se habla de gobernanza y la ciudadanía no es la única que no está acostumbrada, tampoco las administraciones, incluso hay técnicos que no acaban de adaptarse a la participación. En mi caso, la empresa para la que trabajo hemos estado en los Riscos, para Barrios Pendientes, y el casco viejo de Tamaraceite. Son entornos donde es más sencillo trabajar que en un barrio donde la población está de paso. El arraigo es muy importante y es un tema que hay que entenderlo desde la pluralidad. No siempre es solo un barrio en concreto, si no el contexto en el que está.

¿Hacia donde tiene que ir la movilidad?

Hacia donde está yendo, diría que estamos en el camino. ¿Debería aligerarse la velocidad? Probablemente, sí. La parte que más cojea es la que no depende de infraestructuras; hablamos a escala barrio. Hay que ver cómo transitamos cada individuo, falta estar a pie de calle y mejorar los entornos que transitamos.

¿Cómo sería esa mejora?

Debería ser un cambio más radical. En el diseño de la ciudad hace falta aplicar la pirámide de movilidad, donde el peatón está primero. Imagínate el barrio de Vegueta, si una calle tiene cinco metros de ancho y hay que cumplir con los dos metros de acera por cada lado; si el coche no cabe, pues no cabe. Hay que empezar a encajar en las calles primero el espacio del peatón y luego, si cabe, el del coche. ¿Resulta que no cabe el coche en ninguna calle? Habrá que dejar una con solo una acera; hay que empezar a hacer ese tipo de juegos. Son medidas muy fuertes pero que hay que empezar a implementar. En los colegios, es algo que he estudiado, la población escolar no tiene siempre asegurado su tránsito escolar.

A finales del año pasado saltó el problema de la inseguridad en los entornos escolares por un atropello mortal en Madrid de una niña.

Esa es una cuestión que sirve de ejemplo para hacer ese cambio radical. Aquí en Canarias está el programa Stars de la DGT, el Ayuntamiento de la capital ha empezado a implementarlo con el colegio Giner de los Ríos. Es una manera sencilla de concienciar, que es algo que hay que generar en las familias; los progenitores y a los escolares. Así dentro de 20 años, cuando crezcan, tendrías una ciudadanía concienciada. La capital grancanaria se está posicionando en este sentido en las Islas.

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