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Barrios pendientes

Tres planes para los cuatro Riscos de Las Palmas de Gran Canaria

Tras una larga fase de estudio, el Ayuntamiento ha aprobado de manera inicial los planeamientos urbanísticos de San Nicolás, San Roque, San Juan y San José

Los Riscos de Las Palmas de Gran Canaria desde la catedral. José Carlos Guerra

Los Riscos de San Juan, San José, San Nicolás y San Roque nacieron prácticamente con la ciudad misma, pero a diferencia de los nobles barrios de Vegueta y Triana, lo hicieron sin ningún tipo de planificación. Con el paso del tiempo, las clases trabajadoras y aquellos que llegaban del campo se asentaron ladera arriba, por lo que hacían cada vez más complejo el entramado de callejones y escaleras. Sus vecinos, por tanto, han padecido graves carencias y necesidades básicas. Varios han sido los intentos de las gobiernos municipales para darles una vuelta de tuerca; la última, conocida por el nombre del proceso participativo ‘Barrios Pendientes’.

Urbanismo inició en 2018 un proceso de participación ciudadana con diferentes colectivos de estos cuatro barrios con la intención de renovar los Planes Especiales de Renovación Interior (PERIs) aprobados en 1998. Tras una larga fase de diagnóstico y de estudio por parte de los técnicos, el Ayuntamiento aprobó de manera inicial el de San Nicolás en septiembre de 2021, el de San Roque el pasado marzo y el de San Juan-San José en julio. Este último, actualmente en periodo de alegaciones, ha recibido críticas a cuenta de las expropiaciones que tendría que realizar el Consistorio para poder hacer aparcamientos, jardines o nuevos viales rodados.

Radiografía social.

Los Riscos de Las Palmas de Gran Canaria pierden vecinos y su población está más envejecida que en el resto del municipio. Son dos de las principales conclusiones sacadas del diagnóstico de Barrios Pendientes. La población de San José disminuyó un 7,2% entre 2010 y 2017. Mientras, en San Roque, el 10,1% de los residentes son mayores de 74 años, es decir, tres puntos por encima de la media capitalina. Los problemas de movilidad y accesibilidad o la antigüedad del parque de viviendas -entre el 35% y el 40% de las casas son anteriores a 1950- han ido lastrando el futuro de estos barrios. Los tres planes ideados por el Ayuntamiento intentan así responder a algunas de estas problemáticas.

Vivienda.

Los tres planes especiales, pendientes todos ellos de su aprobación definitiva, contemplan en su conjunto más de un millar de demoliciones, la mayoría en San Nicolás; en San Juan y San José rondan el centenar y en San Roque son poco más de 30. Los técnicos han escogido principalmente parcelas con viviendas abandonadas, en ruinas o solares vacíos muy degradados. La idea es reconvertirlos en espacios libres a modo de plazoletas, crear bolsas de aparcamientos o mejorar el trazado de algunas calles y crear nuevos viales.

No obstante, también se contempla derribar viviendas habitadas, principalmente para la construcción de nuevos viales; ahí radica parte de la polémica suscitada en San Juan y San José. Entre las que están habitadas y las que son simples ruinas se prevé suprimir el 2,5% de las parcelas edificadas -de un total de 2.731-. En San Nicolás, de casi un millar de edificaciones a demoler, solo el 5% están habitadas, «siendo la mayoría edificaciones que se pueden considerar infraviviendas».

El Ayuntamiento ha reservado una parte de los solares sin uso o en ruinas para reposición de vivienda «para posibilitar la reubicación de los vecinos cerca de sus casas de origen». Parte de estas parcelas ya son de propiedad municipal. Lo cierto es que el Consistorio inició en 2021 un proceso de compra de solares con el propósito de acelerar las actuaciones previstas. En San Nicolás ya han realizado algunas demoliciones.

Los riscos de San Juan y San José desde la catedral. José Carlos Guerra

Según la normativa, buena parte de los derribos están contemplados en el Plan General de Ordenación (PGO) de 2012. Por otro lado, se eliminan las tres unidades de actuación de San José-San Juan y San Nicolás al entender que después de 20 años la inversión privada no se ha interesado y en lugar de la reurbanización prevista lo único que han desencadenado es abandono y suciedad.

Ordenanza Estética.

Los tres planes especiales establecen una ordenanza estética para preservar la imagen de barrio tradicional de casas terreras. De esta manera, no se podrán pintar dos casas contiguas del mismo color. La normativa establece así una paleta dentro de la Guía de Color de Las Palmas de Gran Canaria para el estilo popular, donde están prohibidos los tonos fluorescentes, estridentes o metálicos, además del negro.

La ordenanza estética blinda las azoteas de tal manera que las cubiertas deberán ser transitables. Tampoco se podrá cubrir más del 25% de la superficie de una fachada con materiales de construcción -azulejos, chapa o fibrocemento-. Se limitarán las alturas, por regla general, a dos o tres plantas en función de la disposición de las viviendas a lo largo de la ladera. La idea será preservar la imagen típica del barrio y no causar impacto visual.

Movilidad.

Según los tres planeamientos, la movilidad y la accesibilidad son los dos grandes problemas que han reclamado los vecinos. La ordenación plantea crear viales, ensanchar calles y eliminar barreras arquitectónicas. Se daría respuesta a reclamaciones históricas como la urbanización de la calle Bandurria, en San Roque -en la actualidad, un camino de tierra en mal estado-.

En San Nicolás, entre otras actuaciones, se prevé conectar la calle Doctor Manuel de la Nuez con Real del Castillo; de esta manera los servicios esenciales podrían acceder con sus vehículos al interior del barrio. En San Juan y San José la idea sería prolongar y modificar nueve calles; las intervenciones en Tajinaste y Chano Bartolo serían las de mayor impacto. Además la idea será urbanizar la pista de tierra que va por la cornisa de San Juan y San José. 

Por otro lado, la previsión será marcar recorridos peatonales en horizontal mediante la eliminación de barreras con la implantación de rampas y mejora de pavimentos. En cuanto a la movilidad vertical, los técnicos han diseñado tres escaleras mecánicas o ascensores en San Nicolás y cinco en San Juan, uno de ellos en el límite entre este barrio y San José. 

Espacios libres.

La nueva normativa amplía el número de espacios en los cuatro barrios que se dedicarán a plazoletas y pequeños parques. De manera complementaria la idea será crear miradores a lo largo y ancho de las laderas. En San Juan, además, los técnicos han planificado un área deportiva entre Real de San Juan y la antigua Carretera del Centro.

Así, en San Nicolás se ha ideado una red con tres parques, cuatro miradores y pequeñas plazoletas repartidas por el barrio. En San Juan y San José el plan reserva 64 parcelas para espacios libres, frente a las 40 del plan vigente. En San Roque también habrá una red de miradores además de una veintena de plazoletas. Estas podrán acoger juegos infantiles, bancos, arbolado. La idea será aprovechar siempre zonas degradadas.

San Roque desde la catedral.

Algunos de estos espacios libres tendrán un uso mixto, pues incluirán pequeñas zonas de aparcamientos en su mayoría soterradas aprovechando el desnivel de la ladera; las cubiertas serán para el uso y disfrute de los vecinos. En San Juan-San José habrá doce, en San Roque cinco y en San Nicolás otras cinco. Y es que los planes buscan también aumentar el número de dotaciones -hay parcelas que han sido calificadas con un uso dotacional abierto, adaptable a necesidades futuras-.

Patrimonio.

Los Riscos son barrios históricos donde hay construcciones que se remontan al siglo XVI. Partiendo de esta premisa, los planes especiales pretenden poner en valor estas edificaciones con una normativa específica para las casas catalogadas y protegidas. Se permitirá además el uso turístico de las mismas. Hay menciones especiales al Castillo de Mata, el antiguo molino de El Batán o la Casa de los Picos, en San Roque; para esta última se limitarán las alturas en las inmediaciones para no ocultarlas más.

Respuesta vecinal.

Las asociaciones vecinales han participado en este proceso en distintas reuniones exponiendo sus puntos de vista y haciendo sugerencias que han sido recogidas explícitamente. En líneas generales, los colectivos de San Nicolás y San Roque están de acuerdo con el resultado. La nota discordante la están poniendo San Juan y San José, la oposición municipal también ha mostrado su rechazo.

«Hemos hecho un sondeo para ver quienes no están de acuerdo y quienes sí con las expropiaciones», apunta Chano Alemán, de la asociación de San José, «no nos gusta cómo afecta a la propiedad privada, pedimos una corrección o la anulación». El 16 de septiembre tienen previsto manifestarse desde el paseo de San José hasta Santa Ana. Mientras, en San Juan, el presidente de la asociación Artemi, Antonio Marrero, indica que «el proceso participativo ha sido positivo; otra cosa distinta es que estemos de acuerdo totalmente con el resultado». En este sentido matiza que «está bien que aprovechen los solares en ruinas; pero para los nuevos viales, tienen que hablar con cada vecino».

San Nicolás desde la catedral.

En los otros barrios, Israel Reyes, de Cofiris -San Nicolás-, se muestra de acuerdo en líneas generales. Aún así, alerta que el proceso «se ha alargado en el tiempo, no vemos la luz al final del túnel, en estos años no han hecho casi nada, aún esperamos por los contenedores de reciclaje». «En general se tuvo en cuenta lo que pedimos», apunta Tana Suárez, de Amirisco. En San Roque, Pepa Sánchez valora que «hacen falta las conexiones, los parques», aunque reclama soluciones «para ya», en relación a la larga duración del proceso.

Las claves del polémico plan de San Juan y San José

  • ¿Qué ocurre con el plan de San José y San Juan?

El plan especial de San José y San Juan fue aprobado de manera inicial el pasado julio. Los vecinos, al menos una parte, han mostrado su rechazo a las expropiaciones que contempla para hacer nuevos viales. También habrá derribos y compra de solares en ruinas o sin uso para parques y aparcamientos.

  • ¿Cuántas edificaciones se van a demoler?

El plan contempla el derribo de 93 edificaciones, estas suponen el 2,5% de ambos barrios -hay unas 2.731-. La mayoría solares sin uso, en ruinas o infraviviendas; no obstante una parte sí son casas habitadas y en buen estado. Muchas de las expropiaciones ya están incluidas en el plan del 98, como la prolongación de la calle Tajinaste hacia Centella y Compás.

  • ¿Los vecinos serán expulsados de su barrio?

No, el plan reserva 29 parcelas para la reposición de viviendas; 22 son de titularidad privada y siete son municipales. Según el documento, están repartidas por los dos barrios para que los vecinos puedan quedarse cerca. De ese suelo saldrían 87 viviendas, 52 en parcelas públicas y 35 en otras pendientes de expropiar. Estos solares entran dentro del listado de los que se van a despejar por estar en ruinas o sin uso.

  • ¿Cuál ha sido la respuesta vecinal?

Vecinos de San José y San Juan se han mostrado contrarios a estas actuaciones por considerar que intervienen demasiado en el tejido del barrio. Han presentado alegaciones para retirar todas o gran parte de las expropiaciones o, directamente, anular el plan. Se manifestarán el 16 de septiembre.

  • ¿Y después qué?

De seguir adelante, la aprobación definitiva podría tardar incluso un año o más -es lo que lleva pendiente la resolución del plan especial de San Nicolás-. Una vez entre en vigor, se trata de una planificación de cara al futuro, por lo que las actuaciones no tienen fecha, primero habría que buscar financiación.

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