La Provincia - Diario de Las Palmas

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Un trocito de Corea en Las Palmas

Los grupos de baile de música pop surcoreana toman las calles para ensayar sus coreografías

De izquierda a derecha Nohelia Hernández, Lara Gil y Jorge Lezcano en pleno ensayo. ANDRES CRUZ

La música pop surcoreana, denominada k-pop, se ha convertido en un fenómeno mundial que ha revolucionado al público más joven, amasando miles de fanáticos e ingresos astronómicos para los grupos de mayor relevancia internacional. Este género musical destaca por las ensayadas coreografías que realizan las bandas y que muchos fanáticos copian. En la capital grancanaria varios grupos de fans se reúnen para bailar las famosas canciones de sus grupos favoritos en el lugar coloquialmente denominado ‘los espejos de San Telmo’.

Jorge Lezcano, Nohelia Hernández y Lara Gil acuden periódicamente a esta zona para ensayar con sus grupos las coreografías que presentan en los concursos celebrados en Gran Canaria y Tenerife. En los ‘espejos de San Telmo’ se congregan jóvenes de todas las edades para bailar y conocer a gente con los mismos gustos. "Ahora todas mis amistades son gracias al k-pop", asegura Lara que añade que han llegado a juntarse hasta "50 personas bailando por esta zona". Los tres jóvenes, pertenecientes a diferentes grupos de baile, actualmente se están preparando para el concurso Kimchi que se celebra en octubre de este año en Santa Lucía.

Nohelia lamenta el desconocimiento de algunas personas sobre este mundo. "Muchas veces la gente que pasa se ha reído de nosotros o nos dicen comentarios xenófobos y homófobos, algunos nos preguntan si los grupos son chinos o maricones", pero agradece que sean casos aislados.

Estos jóvenes son fanáticos de la música y los bailes de estos grupos coreanos pero se alejan de la cultura del país asiático. "Somos conscientes de la mentalidad del país y por eso no lo idolatramos", comenta Jorge. El grupo crítica los imposible estándares de belleza del país, la mentalidad cerrada o el machismo.

Los jóvenes practican las coreografías para el concurso Kimchi, en Santa Lucía, el próximo octubre

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La moda por la música pop surcoreana es rentable y las empresas son conscientes, por lo que establecen unos precios astronómicos para los productos de promoción y los discos. "He llegado a ver fotos especiales de algún grupo por 200 euros", cuenta Nohelia. A pesar del coste, los jóvenes compran los productos, como es el caso de Lara que tiene todos los álbumes de la banda BAP: "En ocasiones he viajado a la Península e incluso a Japón para conseguir los discos que no venden en Canarias".

Pero va más allá de la música, los jóvenes buscan información sobre los integrantes de las bandas y llegan a tener una conexión con ellos. "Si hablan, lloro; si miran cualquier cosa, lloro, me siento muy identificado con ellos", revela Jorge con un toque de humor y un poco de realidad que se desvela por las risas de sus dos compañeras.

Los jóvenes tras el ensayo. ANDRES CRUZ

Los tres se adentraron en el mundillo del k-pop a través de sus canciones pero dar el paso a bailar fue un momento importante para todos. En el caso de Lara quería terminar el 2018 dejando atrás su miedo escénico y con la ilusión de que la gente por fin la viera bailar. "Pero mi primera actuación salió fatal, me equivoqué delante de los jueces y solo pude reírme", aclara sin embargo.

Jorge comenta que el gusanillo antes de salir a actuar es imposible de evitar. "Cuando queda poco para que le toque a mi grupo siento muchos nervios pero luego sentirme realizado al dar un buen espectáculo es una de las mejores sensaciones", comenta el joven.

Preparar una competición

La exigencia de cada grupo se nota en el número de ensayos que realizan para presentarse a los concursos. En el caso de Aiku, el grupo de Lara, entrenan cuatro días a la semana. Nohelia y Jorge entrenan seis días a la semana, cuatro días para el concurso Kimchi y dos días para un concurso celebrado en Telde. Los tres jóvenes suman diez premios en diferentes competiciones celebradas en las islas capitalinas. Durante este año el grupo Prisma, en el que también baila Lara se convirtió en el representante español del K-pop World Festival 2022, un certamen a nivel internacional.

Prepararse para los concursos requiere una gran dedicación. "Hay que conocer los horarios de los integrantes del grupo, dónde viven y qué guaguas tienen que coger para ensayar", explica Jorge. "Tienes que pensar en la canción, aprenderte los pasos, ajustar el vestuario y mucho más", añade Lara. "Y todo eso sin aire acondicionado ni agua fresca", enfatiza Jorge. Los vestuarios también son tarea de los grupos y deben ser idénticos para todos los integrantes, para Lara y Nohelia es su parte favorita. "A veces compro la tela y pido la confección a una costurera", comenta Lara y añade de forma irónica que "entre los drag queens y los k-popers se hacen de oro".

Más allá del k-pop los jóvenes tienen sus vidas paralelas. Lara estudia el segundo año de Anatomía Patológica, Jorge comenzará a trabajar de auxiliar de enfermería en unos meses y Nohelia busca trabajo. Sin embargo, cuando llegan a los ‘espejos’ la música toma el protagonismo y comienza el espectáculo, se mueven, ríen, hablan. Un esfuerzo que para ellos vale la pena, "es esto o estar todo el día en mi casa", asegura Lara. 

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