Tras dos años de parón obligatorio por la pandemia de Covid-19, el chapuzón de las Fiestas en honor de la Virgen de La Luz y de La Naval de La Isleta regresa. La murga Los Melindrosos amenizó el baño nocturno en las frescas aguas del Atlántico con unas coplillas dedicadas a los bañistas. El alcalde capitalino, Augusto Hidalgo fue el encargado de lanzar el volador que dio comienzo al baño frente al Real Club Victoria.

El chapuzón de La Naval regresa después de dos años del parón obligatorio por la pandemia de Covid-19. Representantes políticos, de la vida pública, así como vecinos y fiesteros se remojaron en las frescas aguas del Atlántico en la ansiada vuelta de una de las actividades más destacadas de las Fiestas en honor de la Virgen de La Luz y de La Naval de La Isleta.

Los nominados de este año a darse el chapuzón fueron la concejala de Servicios Públicos y Carnaval, Inmaculada Medina; el concejal del Partido Popular, Ángel Sabroso; el concejal de Coalición Canaria, Francis Candil; el asesor de Cultura del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, Adrián Santana; el coronel jefe del Regimiento de Artillería Antiaérea 94, José Miguel Salvador; el concejal del Distrito Isleta-Puerto-Guanarteme, Luis Zamorano; la reina de las Fiestas de la Naval de este año, Laura Sánchez de los Reyes; costaleros del Carmen de la Isleta; Gregorio Figueras, socio del Club Victoria; el director comercial de Coca Cola, Armando Gil y el senador del PP, Sergio Ramos.

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Chapuzón de La Naval en Las Canteras Andrés Cruz

El día comenzó con el paseo de papagüevos desde la Plaza de la Luz hasta el Real Club Victoria acompañados de una procesión de fiesteros al ritmo de la música. El alcalde capitalino, Augusto Hidalgo, lanzó el disparo del volador que dio comienzo a la actividad de la mano de la música de la murga de los Melindrosos, que dedicaron unas humorísticas coplillas a los asistentes. Hidalgo hizo hincapié en la recuperación después de la pandemia de las fiestas más antiguas de la capital y en concreto el chapuzón porque es «el símbolo que une Las Canteras con el Puerto».

El mar se llenó posteriormente de los fiesteros que aguardaban en la primera orilla de la playa. Para muchos era un momento muy ansiado: «Es una tradición muy bonita porque viene gente de toda la Isla y ya necesitábamos las fiestas después de la pandemia», apunta Yaiza Lanchez justo después de salir del agua. Miriam González, vecina de la zona, asiste todos los años aunque sin meterse en el agua porque es «muy friolera». Desde la orilla en compañía de sus empapados amigos asegura que le fiesta de La Naval no tienen comparación porque «La Isleta es alegría».