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Los romeros que regresaron a La Naval

Nueve carretas y una quincena de parrandas se dan cita en las calles del Puerto para dar su ofrenda a la Virgen de La Luz por primera vez tras la pandemia

Romería Ofrenda a la virgen de La Luz

Romería Ofrenda a la virgen de La Luz La Provincia

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Romería Ofrenda a la virgen de La Luz Adzubenam Villullas

«Hay que meterle caña a esto que si no la gente se queda dormida», apunta Pepe Juan -González Delgado-, director de la parranda Isla Perdida, mientras entonan un Somos costeros. El comienzo de la romería ofrenda de La Luz se está dilatando unos minutos, por lo que a los que les gusta la juerga y llevar el timple a cuestas no les queda otro remedio que echarse la arrancaílla a cantar y mover un poco el cuerpo. Sin duda, pronto se convierten en el centro de atención de locales y, sobre todo, los turistas que merodean por la calle Luis Morote, donde están apostados. Y es que los romeros están de regreso en La Naval.

Un total de nueve carretas ataviadas con alimentos de todo tipo, además de un puñado de ventorrillos y una quincena de agrupaciones folclóricas, se dieron cita este sábado en las calles del Puerto. La romería de La Naval regresó con menor asistencia que en años anteriores -en la última edición previa a la pandemia fueron casi el doble de comitivas-, pero las ganas no faltaron entre los grupos; de hecho, a última hora llegaron algunas parrandas que no estaban previstas. «Para nosotros es una alegría muy grande volver a estar aquí», resalta Pepe Juan de Isla Perdida, quien a pesar de sentirse gripado, el malestar en la garganta no fue una excusa.

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Romería ofrenda a la virgen de La Luz José Carlos Guerra

Unos metros más allá, los de Valsequillo terminaban de enyuntar la carreta a los bueyes. Este municipio regresó a La Naval como invitados con una representación del barrio de Mirabala. «Hemos hecho carrozas muy bonitas, en las que trabajamos durante tres semanas, pero esta vez quisimos hacer algo más sencillo porque a la gente todavía le cuesta animarse», señala Domingo González, uno de los componentes. Entre cajas de fruta y verdura, unos ramilletes de fresas cultivadas con la técnica de lucha integral -en este caso en parterres- ponen el toque diferente a la comitiva.

Al otro lado del paseo romero, justo en la cola, los de La Revoltosa se hacen notar nada más enfilar por la calle Sagasta dirección a la iglesia de La Luz. «Todos los años vengo con ellos», apunta Yeray, isletero y acompañado de un grupito de amigos. Bueno, a decir verdad, rodeado de las 200 personas que en esta ocasión se apuntaron a la comitiva de la asociación cultural Treinta y pico eventos. «Llevamos 10 años viniendo a La Naval, no podíamos faltar en el regreso tras la pandemia», resalta Iván Hernández, organizador de este tinglado. Con gente de toda la Isla, «empezamos con cuatro amigos y se nos fue de las manos», lo cierto es que armaron la fiesta.

Procesión y eucaristía

Las fiestas de La Naval darán su último coletazo este domingo. La eucaristía de la seis de la tarde estará presidida por el obispo de la diócesis de Canarias, José Mazuelos. A continuación, la imagen de la Virgen de La Luz partirá de su parroquia de la calle Pérez Muñoz con el siguiente recorrido: Juan Rejón, Albareda, Gran Canaria, Sagasta, paseo de Las Canteras, La Naval y vuelta a Pérez Muñoz. El grupo musical Ibaradem será el encargado de poner la nota musical. Una traca de fuegos artificiales pondrá punto final.

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