La Provincia - Diario de Las Palmas

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Las mujeres reclaman más apoyo institucional para dejar la prostitución

Medicos del Mundo advierte que la mayoría son migrantes, lo que les impide trabajar. El Programa Daniela achaca el problema de Arenales a puteros y proxenetas

Calle Molino de Viento, en el barrio de Arenales JUAN CASTRO

Las ONG Médicos del Mundo y el Programa Daniela advierten que las mujeres prostituidas necesitan un mayor apoyo institucional para abandonar el sistema, sobre todo las migrantes, que se topan con una barrera más que les impide trabajar para ganarse la vida, una cuestión que debe ser tenida muy en cuenta por el Gobierno de España con la aplicación de la futura ley abolicionista y otras medidas como la reciente prohibición de los anuncios de contactos, incluida dentro de la Ley de Libertad Sexual, que las vuelve más vulnerables y las deja sin recursos para sobrevivir.

Vera Guanche denuncia que la prohibición de anuncios en Internet, sin un soporte que proteja a las mujeres prostituidas, está dejando a muchas sin recursos para sobrevivir. "Muchas no tienen ni para comer", advierte.

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«Es importante», sostiene Laura Pérez Roselló, técnica sanitaria de Médicos del Mundo, «que la administración pública se implique en el apoyo integral a las mujeres que desean abandonar la prostitución. Hay un montón de determinantes sociales que hay que abordar para conseguir una mejora de la salud global de las mujeres», como es el acceso a una vivienda digna, una formación de calidad, un trabajo y ayudas sociales.

Cada vez, subraya, «están en lugares más invisibilizados y continúan manifestando su deseo de abandonar la prostitución, pero no encuentran forma efectiva de hacerlo». A la hora de abolir la prostitución, apunta, «lo principal es poner a las mujeres en el centro de la propuesta y escuchar sus necesidades».

Begoña Vera Guanche, experta en el sistema prostitucional y técnica del Programa Daniela de la Congregación Oblatas del Santo Redentor, plantea la necesidad de acompañar la ley abolicionista con «una partida presupuestaria» que impida que estas mujeres se queden en la calle y sin capacidad de obtener recursos. «No sólo hay que prohibir la prostitución, hay que ayudar a las mujeres a buscar alternativas» de supervivencia, recalca.

 Vera se muestra también muy crítica por la forma en la que se están produciendo las denuncias sobre la creciente conflictividad en el barrio de Arenales.

Rechaza de plano que se asocien los problemas de convivencia en la zona con las mujeres prostituidas. «Lo que hay allí es un problema de narcotráfico y de seguridad ciudadana, que está provocado por los puteros y proxenetas. Las mujeres no son nunca las que generan el problema. La problemática de Arenales no tiene que ver con la prostitución sino con el consumo de drogas y juego», en el que las mujeres son explotadas como un elemento más para el placer de los hombres, señala la experta, quien advierte del alarmante aumento del consumo de droga y, sobre todo de heroína en Arenales y el resto de la ciudad.

En su opinión, «lo que hay en Arenales es un intento vergonzoso» de expulsar la prostitución «porque es una zona muy céntrica y hay muchísimos intereses por construir ahí ya. No tienes más que ver el mal estado en que se encuentran las casas alquiladas. Se sabe quiénes son los dueños y lo que están esperando. Lo que hay detrás es pura especulación y una gran presión para que se vayan de ahí».

Añade que la cantidad de mujeres prostituidas que hay en Arenales es «anecdótica», comparado con las que hay en otras zonas de la capital. «Siete Palmas y el Puerto están plagados de pisos de prostitución".

Médicos del Mundo añade que las mujeres de la zona de Arenales son principalmente migrantes que proceden de países empobrecidos, aunque también hay españolas y canarias. «Muchas de ellas están en situación administrativa irregular y con dificultades para acceder a trámites tan básicos y que son un derecho, como el empadronamiento», indica Pérez Roselló.

Ley de Libertad Sexual

Por su parte, Vera Guanche pone el foco en los graves problemas que están sufriendo muchas mujeres, tras la aprobación el pasado mes de agosto de la Ley de Libertad Sexual, que prohíbe los anuncios de contacto en las webs.

«Los puteros acceden a las mujeres a través de esos anuncios y ahora todo está cerrado. Hemos pedido una reunión de urgencia con las concejalías de Servicios sociales e Igualdad para buscar alternativas y ayudas para las mujeres, porque muchas no tienen ni para comer. Se tenía que haber puesto en marcha un plan de contingencia, porque ya sabíamos lo que iba a pasar. Se toman las decisiones desde arriba y se deja a estas mujeres sin una salida que les permita obtener recursos para vivir», subraya Vera, quien advierte que «están buscando comida desesperadamente para ellas y sus familiares porque muchas tienen miedo de acudir a los Servicios Sociales por temor a que les quiten a sus hijos e hijas».

Desde Médicos del Mundo opinan que la ley está generando «mucha preocupación» por los perjuicios que puede causar y porque además «las personas proxenetas están amenazando con echar a las mujeres de los clubs y pisos si no se anuncian con las condiciones que ahora ponen: más expuesta su identidad que antes. Si se quedan sin esos ingresos, no hay nada más».

Cerca del 50% sufrió abusos en su infancia y adolescencia


Un 46,4 % de las mujeres que viven en un contexto de prostitución y/o de trata con fines de explotación sexual han sufrido abusos sexuales durante su infancia y/o adolescencia, según refleja una investigación del Programa Daniela, denominada Geografía de un abandono. En el 88,7% de los casos, el abusador era del círculo familiar.

    El estudio se ha basado en una muestra de 194 mujeres atendidas en los proyectos de las Hermanas Oblatas en Almería, Tenerife, Mallorca y Gran Canaria con una edad media de 38,7 años. Del total de mujeres consultadas, 61 mujeres son canarias.

Los resultados de esta primera fase de la investigación, que ha sido dirigida por Begoña Vera Guanche y Carla Zabaleta Kaelher, permiten concluir que muchas han sufrido «diferentes formas de violencia que se repiten una y otra vez en la infancia y/o adolescencia, que las mujeres normalizan en su edad adulta». En el 59,6% de los casos, el abuso se produce desde muy pequeñas hasta los 13 años y es ejercida por hombres del círculo familiar.

El 14,4% fue declarada en desamparo y estuvo en centros de menores. Más de la mitad (un 51,9%) sólo tiene estudios primarios, otro elemento más que aumenta su vulnerabilidad y les dificulta obtener un trabajo para ganarse la vida.

Esta investigación, que forma parte del proyecto Cunina, se enmarca en las acciones que desarrolla las Oblatas en Canarias.


El Programa Daniela, que nació en 2010 con la finalidad de apoyar y acompañar a las mujeres prostituidas, tiene en marcha una casa de acogida para mujeres con menores a su cargo con las que se lleva a cabo una intervención integral, un piso de autonomía y un proyecto de participación comunitaria, formación, sensibilización e intervención de proximidad con mujeres en un contexto de prostitución.

También tiene en marcha un proyecto de formación con 15 mujeres de la capital grancanaria y otras 15 de Santa Cruz de Tenerife, mediante un convenio con el Servicio Canario de Empleo.

Médicos del Mundo, por su parte, trabaja para garantizar el derecho a la salud de las mujeres prostituidas, «identificando todas las necesidades que tienen y analizándolas desde todos los ejes de desigualdad que las atraviesan». Atiende a unas 600 mujeres en Gran Canaria y alrededor de 1.200 en Canarias, el 84% de las cuales son migrantes, en su mayoría de América Latina (sobre todo Colombia, Venezuela, Brasil y República Dominicana).

También hay muchas mujeres de Rumanía. La ONG prepara la puesta en marcha de un proyecto de empleabilidad con 18 mujeres.

Según la ONG, es imposible saber el númeo de mujeres prostituidas que hay en Canrias, aunque hay estudios que hablan de 3.000, una cifra que sigue en aumento, entre otras cuestiones porque Canarias, al igual que Baleares, se han convertido en destinos de turismo sexual.

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