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Las quejas por el ocio nocturno se extienden hasta Playa Chica

El Ayuntamiento abre un expediente a una discoteca tras las denuncia de una vecina

Gente en el exterio de la discoteca Moma Club La Provincia

Las quejas de los vecinos por las escandaleras del ocio nocturno en la capital grancanaria se han extendido en los últimos meses hasta la zona de Playa Chica, en Las Canteras.

En esta ocasión, ha sido una vecina la que ha presentado denuncia en el departamento de actividades clasificadas del Ayuntamiento de Las palmas de Gran Canaria por los ruidos de la música de la discoteca Moma Club y la contaminación acústica que provocan los clientes que se agolpan en el exterior.

Desde la Concejalía de Urbanismo aseguraron que se ha abierto un expediente al local por contaminación acústica, aunque tras detectarse "nuevos ruidos procedentes de otro local" cercano, los técnicos están "a la espera de que la Policía Local verifique el nivel de decibelios". "Una vez que lo sepamos", indicaron las fuentes de Urbanismo, "actuaremos".

Desde el local han asegurado que se han instalado limitadores de ruido y otras medidas para que la música del interior del local no trascienda y atribuyeron las molestias a la acumulación de gente en la calle, un problema que consideran tiene que controlar y resolver la Policía Local.

El local se ha convertido en uno de los sitios de moda de la marcha nocturna, lo que agudiza el problema debido a la asistencia masiva de gente a la zona ubicada en la confluencia entre la calle Grau Bassas y el paseo de Las Canteras.

"A medida que las terrazas van cerrando, la gente se va agolpando en la calle. Toda la gente acaba en la discoteca. Y cada vez hay más gente fuera. Esto parece Triana el día de Reyes. El ruido procedente de la calle cada vez es peor y se ha vuelto realmente insoportable", subraya la vecina denunciante Consu Artiles, quien asegura que también tiene que soportar la música que proviene del interior de local.

Ella y su marido compraron el apartamento, situado en el mismo edificio que la discoteca, hace justo un año para pasar los fines de semana.

"Lo reformamos todo y lo insonorizamos, pero solo hemos podido disfrutar del apartamento unas dos semanas porque el local, que antes era un pub, empezó a funcionar de la noche a la mañana como discoteca, hasta las seis de la mañana y sin licencia para ello". Artiles reconoce que, tras recibir sus quejas, la gerente del local realizó mediciones de ruido, "con niveles que estaban al doble de lo permitido", y colocaron limitadores, pero solo funcionaron la primera noche".

Artiles acusa al consistorio de "conceder la licencia de discoteca, después de haber presentado mi denuncia sobre los ruidos y que estaba funcionando como discoteca sin licencia".

Añade que está pendiente de que un técnico haga las mediciones de ruido en su casa para ir al juzgado si el ayuntamiento no actúa.

Consu Artiles: "Lo que no entiende es como el Ayuntamiento autoriza este tipo de negocios que provocan molestias y ruidos en una zona residencial"

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"Lo que no entiendo es como el Ayuntamiento permite este tipo de negocios en una zona residencial como esta. Yo no sé a quien compete controlar la acumulación de gente en la calle , pero la policía pasa por aquí y no hace nada".

Por su parte, la gerente de la discoteca Moma, Marta Suárez González, asegura que se ha "esforzado en tomar medidas para limitar los ruidos y dejar de meter gente media hora antes del cierre, en detrimento" de su facturación.

"Hemos sido muy colaborativos, hemos puesto limitadores de ruido y solo hemos recibido quejas de esta vecina". En su opinión, el problema está generado por la gente en la calle.

La gerente del local denunciado asegura que la responsabilidad de evitar que la gente se acumule en la calle es de la policía

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"La responsabilidad de que la gente se acumule en la calle no es mía, es competencia de la policía. Es normal que la gente salga a fumar. Yo intento que se dispersen y que se pongan en la avenida, pero en la misma manzana hay otros dos locales más. No solo somos nosotros", señala Suárez, quien asegura que extendieron su horario hasta las seis de la mañana, cuando el ayuntamiento les dio la licencia.

El local, que abrió como pub en diciembre de 2019 aunque inmediatamente después llegó la pandemia y las restricciones derivadas, amplió su horario hasta las seis de la mañana desde el pasado mes de marzo.

En opinión de la la presidenta de la asociación Juristas contra el Ruido, Yomara García Viera, los problemas de ruidos que sufren los vecinos de Grau Bassas, al igual que los de Joaquín Costa, plaza de Farray o algunas calles de Vegueta, entre otros, se producen por autorizar discotecas o locales de ocio en zonas de viviendas.

"Hay usos incompatibles con viviendas. No deben otorgarse licencias a este tipo de actividades bajo viviendas o en sus inmediaciones", advierte. "Hay sentencias que establecen que la insonorización de un local "de poco sirve si este funciona con las puertas abiertas" o "cuenta con una terraza que produce emisiones por encima de lo permisible".

Según la abogada, el "derecho fundamental a la inviolabilidad del domicilio y a la integridad e intimidad personal" siempre prevalece frente "al derecho empresarial o de ocio".

Los tribunales condenaron al Ayuntamiento en 2021 por no actuar contra la contaminación acústica en Joaquín Costa y una sentencia posterior ordenó este año indemnizar a los vecinos afectados por los ruidos que denunciaron, por los perjuicios causados.

Esta resolución se suma a otras tres dictadas en los últimos dos años dictadas por los jueces que obligan al ayuntamiento a indemnizar a los vecinos por fiestas en Vegueta, entre ellas el Carnaval de Día, organizado por el propio Ayuntamiento.

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