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Día de difuntos | Indignación por el precio de las flores

El negocio en torno a los difuntos

Muchas personas se quejan del «abuso» en el precio de las flores durante las fechas señaladas en las que se conmemora a los 'finaos'

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Cementerio de San Lázaro Andrés Cruz

Un sol inclemente de mediodía presidía la entrada al cementerio de San Lázaro, el de mayor tamaño de Las Palmas de Gran Canaria, mientras pequeños grupos de personas iban llegando durante la mañana de este sábado, 29 de octubre, dos días antes de la víspera del día de Todos los Santos, que cada año conmemora a los difuntos o 'finaos'.

Varios puestos de flores concentraban una alta gama de colores y olores en el margen derecho de la entrada del camposanto, mientras los paisanos preguntaban el precio de claveles, crisantemos, rosas o siemprevivas para engalanar las tumbas de sus seres queridos ya desaparecidos.

Sin embargo, este año se palpa un cierto hartazgo en las personas que visitan San Lázaro y que se adelantan unos días al 31 de octubre y 1 de noviembre, las fechas más señaladas para honrar a los fallecidos, porque consideran que se ha montado todo un negocio en torno a la venta de flores y otros artículos durante estas fechas, aprovechando el sentimiento de la gente.

«Siempre venimos a visitar a mis padres y a mi hermano, aunque no siempre venimos en estas fechas, depende de cuando uno tenga dinero, porque las flores han subido mucho de precio», señala Olimpia Rodríguez, que asiste al camposanto junto a su hermana Guillermina para visitar la tumba de sus padres. Ambas hermanas acuden a San Lázaro varias veces al año y habitualmente por el día de los difuntos, según relata Olimpia, «lo que pasa es que se han puesto las flores y todo tan caro que ya no se puede ni venir los días puntuales», en referencia a la víspera y el día de Todos los Santos.

Aun así, Olimpia recalca que para ellas tiene un significado especial acudir al sepulcro de sus padres para recordarlo y tenerlos en mente. «Nos gusta venir y adecentar la lápida; la limpiamos, le ponemos flores y hoy trajimos un bote de pintura y un pincel para repasar el número del nicho, porque se ha borrado», explica la señora, mientras su hermana se queda totalmente absorta mirando la lápida. «Estoy recordando a mis padres», reconoce Guillermina, cuando consigue salir de su ensimismamiento, visiblemente emocionada.

«Yo soy de las que opino que vale más darles todo cuando los tengas en vida, que ya muertos no hace falta molestarlos porque quieren descansar», afirma tajantemene la hija de Guillermina, mientras su tía Olimpia justifica que quizás esta es una tradición más antigua y las personas jóvenes «no tienen ya esa costumbre o lo ven de otra manera».

Un padre subido a una escalera coloca flores en un nicho en el cementerio de San Lázaro bajo la atenta mirada de sus hijos ANDRES CRUZ

Un «abuso»

Junto a otra lápida ubicada en una hilera de nichos coloreados con diferentes estilos de flores se hallan Mary y Pepa Marrero, otras dos hermanas que se encuentran visitando los restos de tres familiares, con especial pasión por uno de ellos. «Venimos a visitar a mis padres y a mi hermano, que murió con solo 30 años víctima de las secuelas que le dejó un atentado de ETA», recuerda Mary, que lamenta el inesperado final de su hermano Carlos José Marrero, un guardia civil que se encontraba destinado en el País Vasco cuando el grupo terrorista aún mataba. 

«Hemos comprado flores a cuatro euros cuando normalmente están a dos y si vienes mañana o el lunes estarán a seis o diez», denuncia Mary Marrero

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«Cada año venimos por el día de Todos los Santos, pero realmente también lo hacemos durante todo el año cada quince días, no los tenemos abandonaditos», aclara Mary, que explica que se esmera en mantener los nichos limpios. «Lo que pasa es que ahora venimos unos días antes del festivo por el abuso de las flores; hemos comprado flores a cuatro euros cuando normalmente están a dos y si vienes mañana o el lunes estarán a seis o a diez», denuncia, argumentando que «las flores están todo el año», por lo que no entiende «este abuso hacia los seres queridos». 

Mary detalla que empezó a acudir regularmente a San Lázaro tras la muerte de su padre, hace 39 años, y así se ha mantenido desde entonces. En su familia, dice, siempre han tenido la costumbre de recordar a los difuntos y tenerlos presentes, por lo que es algo que no se les olvida «en la vida». «Ellos siempre tienen sus flores y a mi hermano siempre le ponemos un buen ramo, pero este año por los precios no hemos podido. Ahora vendremos dentro de quince días y tendrá su ramo, porque nos hemos negado a pagar las flores más caras», sentencia de manera firme.

¿Una costumbre íntima o una feria?

Mercedes Pérez se encarama a una de esas grandes escaleras metálicas dispuestas a lo largo de todo el recinto para facilitar que las personas accedan a los nichos más altos, mientras su yerno se encarga de asegurarla. Pérez acude a la tumba de su marido de forma mensual, tal y como lo hiciera su madre con su progenitor, fallecido cuando ella era todavía muy joven. «Mi padre se murió cuando tenía 19 años y mi madre hizo lo que yo estoy haciendo ahora, venir todos los meses e ir a misa», afirma Mercedes, que acude al camposanto el día 27 de cada mes a visitar su marido, que falleció hace 14 años. «No fallo para que no quede en el olvido; esto es una cosa de mucho sentimiento y un respeto muy grande», asegura.

«No fallo para que no quede en el olvido; esto es una cosa de mucho sentimiento y un respeto muy grande», afirma Mercedes Pérez

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Sin embargo, este mes se retrasó un par de días en su cita habitual en San Lázaro, algo que le ha disgustado por el contexto de estas fechas. «Para mí esto significa mucho sentimiento, pero veo a bastante gente que viene por cumplir o aparentar en estos días. Esto es un comercio y se ve todo eso», critica, apuntando, como tantos otros, al alza en los precios que se produce a finales del mes de octubre y principios de noviembre. «Hoy mismo lo que normalmente vale seis euros me ha costado nueve y lo veo mal; yo estuve muchos años trayendo bien de flores, pero ahora ha subido tanto que me gasto algo simbólico para tampoco venir con las manos vacías», lamenta. 

Juan José Padrón, yerno de Mercedes, tiene claro que el dinero «lo mueve todo» y hoy en día todas las cosas se hacen por el aspecto monetario «aunque tenga que ver con difuntos». «Esto es un negocio montado porque este día te ponen las flores más caras», critica, a la vez que afirma que, en este sentido, las floristerías de los cementerios y los puestos exteriores «están jugando con el dinero de la gente». «Hay muchas personas que vienen porque realmente sienten que tienen que ponerles flores a sus difuntos y se aprovechan», añade.

«Ponen hasta un chiringuito con hamburguesas y esto parece hasta una feria», critica Juan José Padrón

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Según afirma Padrón, el día de Todos los Santos San Lázaro se asemeja más a una verbena que a un camposanto, ya que «ponen hasta un chiringuito con hamburguesas y esto parece hasta una feria, cuando debería ser una cosa más íntima».  

Por su parte, Tracy Guerra, encargada de uno de los puestos situados en el exterior de San Lázaro por la campaña de Todos los Santos, justifica la subida del precio de las flores en la escasez de producto local, motivada por las variaciones climáticas. «Entre las fuertes lluvias y los calores intensos que han hecho últimamente, lo poco que hay se ha echado a perder», explica Guerra, apuntando que actualmente casi todo el producto se trae de países como Holanda, Colombia y Ecuador. «Yo siempre le digo lo mismo al cliente, las flores son como las frutas, dependen de la temporada», sentencia.

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