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Los nuevos artesanos

Los nuevos artesanos: velas de puro brillo y fe

Las hermanas Lola y Erasmy, que han obtenido recientemente el carnet de artesanas, comenzaron en la cerería después de que la Covid-19 les pusiera la vida patas arriba

A la izquierda Erasmy Bolaños junto a Lola Bolaños. juan castro

Las hermanas Erasmy y Lola Bolaños son cereras desde hace un año a causa de la crisis provocada por la Covid-19. Después de verse sin trabajo, casa y coche, Lola buscaba una alternativa para subsistir y las velas de santo adornadas con cristales strass fueron el ‘eureka’ que necesitaba. "Son únicas, no hay más velas de figuras de la religión cristiana o yoruba adornadas con piedras brillantes, por eso hemos conseguido la patente", explica su hermana Erasmy. 

Lola trabajaba en una tienda de artículos religiosos y notó que los clientes compraban muchas velas. "Era uno de los artículos más demandados pero no había con la figuras de los santos y me daba pena porque son imágenes muy importantes para poner en altares y regalar", indica. 

Ambas son higienistas dentales de profesión por lo que usaron sus conocimientos a la hora de producir moldes para realizar la primera figura que fue la Virgen de Regla. "Me estaba pintando las uñas y con el propio esmalte le pegué una piedra que tenía para manicura y al ver que quedaba tan bien decidimos incluirlas en la decoración", recuerda Lola. 

Lola extrae del molde una de las velas. juan castro

Las hermanas han conseguido hace poco el carnet de artesanas de la Fundación para la Etnografía y el Desarrollo de la Artesanía Canaria (Fedac). "Nuestra reacción al enterarnos fue la de gritar y llorar de la emoción», cuenta Erasmy. «Fue como si hubiéramos recibido un Óscar", añade entre risas su compañera de trabajo que destaca que el camino ha sido difícil. "Han sido tiempos de vernos sin un duro y muy escachadas, pasando horas y horas trabajando en este proyecto". "Yo me he visto a las tres de la mañana haciendo velas", explica Lola. Ha sido un trabajo de ensayo y error, al principio algunas de ellas tardaron tres meses hasta conseguir que salieran perfectas.

El proceso de su elaboración es más complejo que el de una vela de forma geométrica. En primer lugar, es necesario realizar un molde de silicona con la figura donde se echa el vertido que da forma a la vela. Para el proceso de vaciado es necesario conocer el molde para poder cortarlo en los puntos estratégicos y no romper la vela. El último paso es el tallaje para quitar todas las imperfecciones y el proceso de decoración en el que visten las estampas con purpurina y cristales. La última fase es la que más dedicación necesita, ya que los cristales pueden llegar a medir hasta 2 milímetros y cada figura puede contar con 80 o 100 de estas piedras que se colocan una por una manualmente. 

Es un trabajo que requiere una gran paciencia pero que aporta un valor único al producto. "Es una vela muy trabajada con mucho detalle, cada una tiene su esencia", opina Erasmy. Las hermanas explican que ante las peticiones que han tenido de varios clientes han aumentado la variedad de artículos. "Hemos añadido girasoles, símbolos navideños, lunas, dados que tienen letras para formar palabras, búhos, brujas, bebés para bautizos e iremos ampliando según nos vayan llegando los pedidos, tenemos previsto diseñar la Virgen del Pino dentro de poco", adelanta la artesana.

La geografía: un impedimento

El mercado de la cerería en Canarias es reducido, lo que afecta a la compra de los productos necesarios para fabricación del producto. "En Gran Canaria solo hay una cerería, si cierra tendremos que comprar los productos fuera con el sobrecoste que conlleva", analiza Erasmy. "No tenemos la opción de comparar precios", lamenta y explica que quieren añadir olores a sus velas pero no consiguen las esencias en la Isla. "Las tenemos que comprar fuera y el problema es que las aduanas son caras", indica. 

En la actualidad, su marca, Velas Artesanales Canarias, aún no tiene tienda física y las dueñas están en proceso de creación de la página web. La mayoría de clientes, explican, son conocidos o usuarios que contactan con ellas a través de sus redes sociales para realizar encargos. "Aún necesitamos ese empujón para darnos fuerza", explica Erasmy. En un principio, las artesanas tenían más incertidumbres que certezas, en un principio tenían que hacer hasta 30 moldes para conseguir que uno de ellos saliera bien. El motor para continuar a pesar de las dificultades, fue la fe en el proyecto según explica Lola, que aún a día de hoy sigue manteniendo como el primer día. "Yo me he enamorado de cada una de las velas, son como mis niñas, les ponemos muchas ganas a cada una", asegura. 

Erasmy coloca los cristales de strass, el sello identificativo de sus creaciones, a un ángel. juan castro

En la actualidad, Erasmy compagina su oficio de higienista bucal en el Servicio Canario de Salud con la realización de las velas y Lola está inmersa completamente en el proyecto. "Estoy aquí desde por la mañana hasta que aguante", explica. 

A pesar de las dificultades que siempre conllevan los comienzos de una nueva profesión y negocio, las hermanas tratan con cariño cada vela como las creaciones únicas que son. Se sientan una frente a la otra en la terraza de su casa en La Isleta para pegar los cristales que dan forma al producto final lleno de color, brillo y fe.

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