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Las aguas fecales inundan los bajos de dos edificios en Las Rehoyas

Los vecinos exigen responsabilidades al Ayuntamiento | El consistorio indica que la construcción irregular en patios interiores impide el acceso a la red de sanemiento

Las aguas fecales inundan los bajos de dos edificios en Las Rehoyas

Las aguas fecales inundan los bajos de dos edificios en Las Rehoyas La Provincia

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Las aguas fecales inundan los bajos de dos edificios en Las Rehoyas Efrén Hernández

Las últimas tres semanas se han convertido en un calvario para algunos residentes de dos edificios del barrio de Las Rehoyas Bajas. Desde el pasado 31 de octubre, un problema en el alcantarillado público de la zona provoca inundaciones de aguas fecales casi a diario en las viviendas situadas en los bajos de los bloques 33 y 35 de la calle Virgen de las Angustias, junto a la plaza del Escorial. 

Las viviendas 61 y 62 del número 33 de la citada vía y la 81 y 82 del 35 llevan cerca de tres semanas teniendo que achicar agua infecta que emana periódicamente de inodoros, platos de ducha y sumideros de patios. El fuerte olor a bajante es permanente en el interior de las casas y sus propietarios se ven obligados a retirar heces y restos de un sinfín de desperdicios como preservativos y toallitas higiénicas. Los vecinos denuncian los desperfectos sufridos en sus viviendas, así como el riesgo para la salud que corren actualmente, dado que el agua contaminada está atrayendo toda clase de insectos: cucarachas, mosquitos, moscas, etc.

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A una vivienda de Las Rehoyas le brotan aguas fecales por los sumideros José Carlos Guerra

En las últimas semanas, las visitas de camiones cisterna municipales han sido continuas para realizar labores de desatranque desde una alcantarilla situada en el inicio de la fila de bloques del citado tramo de la calle Virgen de las Angustias. Sin embargo, a los pocos días el agua pestilente vuelve a brotar en estas cuatro viviendas, en una situación que se ha vuelto insostenible para los residentes. 

«Actualmente vivo en una cochiquera, tengo todo el suelo destrozado y podrido», lamenta una de las vecinas

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Carmen Rosa Cabrera y Sandra García son dos de las vecinas afectadas, propietarias de las viviendas 81 y 62, respectivamente. Ambas se encuentran en una situación límite dado que el problema con las aguas fecales no las deja descansar, representa un riesgo para su salubridad y está generando desperfectos en sus casas. En el caso de García, el suelo de su vivienda está cubierto completamente por placas de parquet vinílico, al estilo de una tarima flotante, que tras recibir las sucesivas inundaciones ha empezado a inflarse y apandarse debido a que el agua sucia se ha filtrado en toda la superficie. «Actualmente vivo en una cochiquera, tengo todo el suelo destrozado y podrido; cada vez que caminamos las juntas del parquet rezuman agua asquerosa, explica la vecina de Las Rehoyas totalmente indignada. 

Por su parte, Cabrera critica que los otros dos propietarios hayan tenido que desembolsar hasta 500 euros para contratar a una cuba que les desatascara los bajantes y les achicara toda el agua acumulada en el interior de sus viviendas. 

Ambas propietarias lamentan la incertidumbre y desprotección a las que están sometidas, dado que ni los seguros del hogar se hacen cargo del problema, ni han recibido una respuesta concreta de los servicios municipales. Según García, cuando se ha puesto en contacto con ellos le han indicado que sus labores se limitan a la limpieza y mantenimiento del alcantarillado, mientras que cuando ha contactado con el consistorio se ha apuntado hacia la empresa como la responsable de arreglar el entuerto. 

La problemática de los patios

Fuentes municipales han indicado a este periódico que el problema está identificado, pero que la complejidad en la actuación es máxima y, hasta el momento, están atados de pies y manos. 

La problemática radica en la existencia de una red de tuberías de saneamiento que transcurre por unos patios ubicados entre las edificaciones. Estos patios están cerrados, en su mayoría, y solo se puede acceder a ellos a través de las viviendas ubicadas en los bajos de los edificios. 

La inexistencia de tapas o registros de saneamiento en los patios interiores imposibilita el acceso

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Sin embargo, la construcción «sin control» de habitaciones y estancias sobre estos patios dificulta el acceso a la red. La inexistencia de tapas de registro o arquetas a las que acceder impide realizar las comprobaciones pertinentes. «Debido a la falta de tapas en el interior de los patios, sumado que estos han sido fabricados por los vecinos, no se pueden realizar tareas de mantenimiento de la red existente dentro de los mismos», señalan desde el consistorio. Ante esta situación, la cuba solo puede trabajar en el inicio de los patios, en un pozo que hay en la calle bajo una alcantarilla. «La distancia hasta la avería es muy larga y se trabaja a contracorriente», subrayan.

Aunque los vecinos destacan la buena labor de los operarios, que no ha dejado de acudir y se han implicado «mucho», también solicitan «un poco más de humanidad» por parte del Ayuntamiento, al que acusan de no haberles indicado cuál es el problema real o a quién dirigirse, y al que reclaman una comprobación del alcantarillado para poner fin a un problema que puede derivar en infecciones y enfermedades. 

Escrito al Ayuntamiento

Tanto Sandra García como Carmen Rosa Cabrera están recopilando material fotográfico y audiovisual, además de facturas de los desperfectos, para presentar un escrito en las Oficinas Municipales con el relato de los hechos sucedidos desde el pasado 31 de octubre. Actualmente, ambas vecinas se encuentran desesperadas dado que la periodicidad de las inundaciones les impide dormir y descansar correctamente, por lo que están sufriendo episodios de ansiedad y decaimiento. 

Esta no es la primera vez que sucede una incidencia con aguas fecales en la zona, ya que en el año 2018 residentes de la calle Montejurra, paralela a Virgen de las Angustias, denunciaron el mismo problema con desbordes de la red de saneamiento. Lo irregular de las construcciones efectuadas en distintas fases durante la década de los 60 en esta zona de Las Rehoyas, así como la antigüedad de las canalizaciones, está provocando este tipo de situaciones indeseables en el barrio, que dentro de aproximadamente diez años será completamente renovado gracias al plan de reposición de viviendas que prevé ejecutar el Ayuntamiento en un total de ocho fases. 

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