Nada hacía vislumbrar que la actividad diaria en la dársena de África iba a verse alterada por el escape de un millar de litros de fueloil durante una operación de suministro de ‘bunkering’ en el muelle Nelson Mandela. Con este escenario, la Autoridad Portuaria de Las Palmas y Capitanía Marítima organizaron un simulacro de emergencia para medir la capacidad de reacción ante un posible vertido en La Luz.
Parecía una mañana cualquiera en el Puerto de Las Palmas. La actividad portuaria se desperezaba de forma paulatina. En la dársena de África nada hacía presagiar imprevistos. El catamarán de Naviera Armas Volcán de Tagoro partió rumbo a Santa Cruz de Tenerife. Entre tanto, un grupo de operarios de Oryx Iberia se centraba en las labores de repostaje de una de las gabarras que surtirían a otros barcos fondeados en las aguas del recinto capitalino.
De repente, una burbuja salida de las profundidades eclosionó en la superficie acompañada de un hilo de un líquido negro. La situación se torno seria. Era posible que hubiese un escape. El fueloil hizo acto de presencia y 1.000 litros comenzaron a cubrir progresivamente más área de la lámina de agua. Saltaron las alarmas.
El relato puede ser el ejemplo perfecto del inicio de una debacle medioambiental en la costa capitalina, pero afortunadamente, sólo fue la historia que sirvió de argumento para la celebración ayer del simulacro de control de vertido de fueloil coordinado por Capitanía Marítima de Las Palmas, la Autoridad Portuaria, Salvamento Marítimo y la propia empresa de suministro de combustible.
El objetivo del ejercicio era controlar que las comunicaciones entre los agentes se hicieran correctamente
El jefe de Medioambiente del gestor portuario, Guillermo Holm, detalló que «la elección de este supuesto permite activar los planes de emergencia de todos los agentes que intervienen».
Holm indicó que «el objetivo del simulacro no es tanto controlar el tema de los tiempos, como las comunicaciones se hagan correctamente», prestando especial atención a que «los medios se desplieguen y que todo funcione».
Protocolo jerarquizado
El protocolo estuvo marcado por un rango de jerarquía. La primera actuación la llevó a cabo la propia compañía que detectó la incidencia. «Normalmente el propio buque que sufre la fuga, avisa con tiempo y no suele ir a mayores, pero en este caso, Oryx Iberia tuvo que activar su Plan Interior Marítimo y con sus propios medios tienen que intentar parar la mancha haciendo un cerco perimetral», dijo Holm. Para ello, los operarios de Sepcan -empresa contratada por Oryx- se encargó de «cerrar con un vallado la zona del muelle» y de notificar a los barcos que se encuentran atracados para emergencias que asistiesen y procedieran «a desplegar una barrera cilíndrica flotante».
Ante la imposibilidad de acotar el fueloil, se comunicó a la Autoridad Portuaria -que permanecía en alerta activa- que debe poner en funcionamiento sus medios. La Salvamar también entró en alerta. Esta vez, la barrera inflable que se utilizó tenía un mayor calado, pero sobre todo, más longitud -unos 300 metros-, viniendo a unirse con otro cercado que nacía desde el contradique de La Esfinge -de unos 600 metros-.
Se desplegaron dos barreras cilíndricas en la lámina de agua para simular el acotamiento del combustible
También se usaron embarcaciones pelicano, entre otras, que tienen dos brazos en la proa a modo de pico de pelicano en horizontal -de ahí su nombre- que va recogiendo el agua contaminada y filtrando el hidrocarburo para su almacenaje.
Este despliegue tampoco detuvo el crecimiento de la mancha de fueloil, por lo que se activó definitivamente el Plan Marítimo Nacional (PMN) de Capitanía Marítima y Salvamento Marítimo -sobrevoló la zona el helicóptero Helimer 206-, ante la posibilidad de que superara la dársena y saliese a mar abierto. Precisamente, este fue uno de los motivos fundamentales para la elección de este área para el desarrollo del simulacro. «La dársena de África es una zona crítica porque cualquier vertido puede salir en poco tiempo del puerto, ya que la bocana está cercana y el viento del noreste favorecen la salida», señaló Guillermo Holm.
En el simulacro estuvo presente el presidente de la Autoridad Portuaria de Las Palmas, Luis Ibarra, y el capitán marítimo de Las Palmas, Francisco García Lascurain. Con este ejercicio, se confirmó que La Luz cuenta con los recursos necesarios para afrontar un incidente medioambiental. «Uno de nuestros ejes de actuación es garantizar la protección de los ecosistemas», sentenció Ibarra.
