MEMORIA HISTÓRICA

Las Palmas de Gran Canaria se resiste a eliminar los restos de símbolos y vías franquistas

El escudo con el águila de Franco sigue presidiendo la entrada del Arsenal. De las calles que se acordó retirar en 2019, sólo se ha cambiado la de Calvo Sotelo

Escudo con el águila franquista en la entrada de la Base Naval de Las Palmas.

Escudo con el águila franquista en la entrada de la Base Naval de Las Palmas. / Juan Castro

A la capital grancanaria le está costando sacudirse los restos del franquismo que aún perduran en forma de nombres de calles o símbolos que glorifican la sublevación militar contra el gobierno democrático de la II República o la dictadura franquista.  El escudo con el águila franquista que preside la entrada de la Base Naval es el ejemplo más flagrante de la pervivencia de la propaganda franquista y de incumplimiento de las leyes de memoria histórica. Hay que decir que el busto del golpista García Escámez, en San Antonio, fue retirado discretamente durante el último año por operarios municipales, que lo enviaron a los almacenes municipales. Sin embargo, el rótulo con el nombre del militar sigue en el lugar.

  La rapidez con la que el primer ayuntamiento democrático, presidido por Manuel Bermejo, erradicó entre finales de 1979 y principios de 1980 los rótulos de las calles que ensalzaban la memoria del dictador Francisco Franco y sus victorias contrasta con la lentitud del gobierno tripartito para eliminar los vestigios que aún sobreviven en el municipio.

De las calles que acordó retirar el Ayuntamiento en 2019, tras recibir un requerimiento del Ministerio de Justicia para que eliminara todos los vestigios de la dictadura franquista, sólo se ha cambiado la de Calvo Sotelo, que ha recuperado su antigua denominación El Progreso, pero aún se puede contemplar encima grabado en piedra el antiguo nombre del instigador del golpe militar.

Calle El Progeso, antigua Calvo Sotelo

Calle El Progeso, antigua Calvo Sotelo / La Provincia

   En 2020, el ayuntamiento anunció que los nombres de Juan Saraza Ortíz, Mario César y Doctor García Castrillo desaparecerían del callejero y serían sustituidos por Pilar de Lugo, Olivia Stone y Pastora Martín, una decisión que, dos años después, no se ha materializado.

  La concejala de Cultura Encarna Galván se ha limitado a decir que aquel acuerdo de 2019 «continúa su proceso en el ayuntamiento y depende de otros trámites». Sin embargo, varios miembros del Consejo Asesor de la Memoria Histórica, que lleva más de tres años sin convocarse, critican el incumplimiento de las leyes de memoria histórica en la capital.

La rapidez con la que se creó el Consejo Asesor de la Memoria Histórica de Las Palmas de Gran Canaria, nada más aterrizar en 2015 en el ayuntamiento el tripartito hizo pensar que pronto desaparecerían los fascistas del callejero de la ciudad, pero siete años después perviven en su inmensa mayoría.

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El Consejo Asesor de la Memoria Histórica propuso eliminar diez calles : Batalla de Balaguer, Batalla de Teruel, Batalla de Brunete, Alejandro Mas de Gaminde, Juan del Río Ayala, Jesús Ferrer Jimeno, Alférez Provisional, Mario César, Juan Saraza Ortíz, María Paz Saez Tejera, Sargento Provisional, Francisco García Escámez y la plaza del comandate Ramón Franco. En esta lista no se incluyó, seguramente por un despiste, a Juan Fontán, criminal franquista que fue gobernador de Guinea entre 1937 y 1942.

El que fuera concejal de Participación en el mandato anterior, Sergio Millares, que impulsó lo poco que se ha hecho en materia de cumplimiento de las leyes de Memoria Histórica, consideró que las batallas de la guerra civil no se deberían eliminar del callejero, porque en ellas murieron contendientes de ambos bandos. En lugar de ello, propuso añadir batallas con resultado favorable a la II República.

La presencia de Ramón Franco

También se negó el ayuntamiento a retirar la plaza del criminal de guerra Ramón Franco, que participó en bombardeos de población civil sobre Barcelona y Levante, con la excusa de que protagonizó el primer vuelo transoceánico.

El listado definitivo de calles a retirar sólo incluyó los nombres de Jesús Ferrer Jimeno, Sargento Provisional, Calvo Sotelo, Juan Saraza Ortíz, Mario César, Doctor García Castrillo, Alférez Provisional y la plaza García Escámez.

La eliminación de estos nombres iría acompañado de la retirada del título de hijo adoptivo y la medalla de oro a Franco y la petición al Ministerio de Defensa que eliminara el escudo franquista de la Base Naval.

En opinión de Maximiliano Paiser, investigador memorialista y miembro del Consejo Asesor de la Memoria Histórica de Las Palmas, el consistorio está tardando en reclamar al Ministerio de Defensa que elimine el escudo franquista del Arsenal porque «eso es una ofensa para una ciudad con un gobierno democrático, donde los símbolos de carácter anticonstitucional deben ser eliminados». Asu juicio, mantener el águila franquista es como si en Alemania, permaneciera la simbología nazi.

El senador de Compromís Carles Mulet ha registrado una iniciativa en el Senado, en la que pregunta por qué pervive la presencia del escudo franquista en el Arsenal y «qué medidas va a adoptar el Gobierno para retirarlo y en qué plazo»

Mulet, conocido como el senador de la memoria histórica, ha presentado decenas de iniciativas en el Senado, entre ellas las relacionadas con el cambio de nombre del muelle Primo de Rivera, que en 2020 fue sustituido por el de Pérez Galdós.

Tanto Paiser como Luis Méndez, miembro de la Asociación Eduardo Suárez Morales por la Recuperación de la Memoria Histórica, se muestran muy críticos con el gobierno tripartito. Ambos señalan que practicamente nada se ha hecho de lo que planteó el Consejo Asesor de Memoria Histórica, al tiempo que critican la pervivencia de Ramón Franco en el callejero.

Ambos consideran «vergonzoso que se mantenga una plaza con el nombre de un criminal de guerra», por mucho valor que tuviera el vuelo del Plus Ultra. «Estuvimos durante cuatro años trabajando con Millares hasta que dejó el ayuntamiento y el consejo no volvió a reunirse nunca más. En aquel tiempo hubo muchas iniciativas, algunas de las cuales esperábamos que salieran adelante, pero no sabemos por qué sólo hubo dificultades y frenos. Tampoco se ha hecho el memorial por los fusilados en el cementerio de Vegueta», lamenta Paiser.

Eduardo Suárez Morales, durante un mitin con sus compañeros comunistas.

Eduardo Suárez Morales, durante un mitin con sus compañeros comunistas. / La Provincia

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La creación de dos plazas en honor al doctor Manuel Monasterio Mendoza y el diputado del Frente Popular Eduardo Suárez Morales, ambos fusilados en 1936 por sus ideas republicanas, han sido dos de los pocos acuerdos alcanzados en el seno del Consejo Asesor de la Memoria Histórica que se han cumplido, según dos de sus miembros Maximiliano Paiser y Luis Méndez Suárez

 Este último, nieto de Eduardo Suárez, el diputado comunista del Frente Popular asesinado por los fascistas tras el golpe militar, lamenta la negativa del ayuntamiento a colocar un busto del político de La Isleta en la misma plaza en La Puntilla, donde figura la plaza con su nombre. 

Méndez relata que la familia de Eduardo Suárez ofreció en 2017 al gobierno municipal un busto del diputado realizado por artistas senegaleses, el país que les dio acogida. «Al final, colocaron el busto en un rincón en la plaza del Pueblo de La Isleta, con el pretexto de que allí estuvo en su día la Casa del Pueblo y que no se podían poner más bustos en Las Canteras», recuerda Méndez, quien critica que la escultura «está perdida en la plaza, sin ninguna placa alusiva que recuerde que fue un diputado comunista por el Frente Popular, elegido democráticamente en las urnas. Allí está perdido en un rincón».

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