Las palabras piadosas y el cariño despiden a la familia fallecida en Rumanía

La Catedral de Canarias se llena de allegados para el funeral de José, Mari Carmen y sus hijas

G.M.L.

Las lágrimas y caras de dolor colmaron de un silencio respetuoso la Catedral de Canarias, que acogió ayer la misa de la familia fallecida en Rumanía por un accidente de tráfico. José, Mari Carmen, Alicia y Cristina fueron despedidos por sus familiares, allegados, amigos y políticos en una ceremonia que conmovió a muchos y donde las palabras piadosas del obispo auxiliar, Cristóbal Déniz intentaron acompañar el sufrimiento de los allegados que asistieron.

José (67 años), Mari Carmen (55), Alicia (21) y Cristina (15) estaban en el país de Europa del Este para visitar a la hija mayor, Alicia, que estaba haciendo un Erasmus en el lugar. La familia aprovechó la ocasión para disfrutar de unos días de turismo sin saber que el viaje acabaría en una tragedia. La noche del cuatro de noviembre regresaban por carretera de una de sus excursiones cuando un conductor adelantó a otro vehículo con una doble línea continua. La temeridad terminó con la vida del matrimonio que murió en el acto. El equipo sanitario trasladó a Alicia hasta un centro médico, donde falleció y la joven Cristina murió un tres días después.  

"No exagero si digo que en Canarias hemos sentido este terrible desenlace como algo nuestro, como si fuera nuestra familia", expresó el obispo auxiliar de Canarias, Cristóbal Déniz. El apoyo para los familiares fue inmenso, los asistentes al terminar la ceremonia se acercaron a dar el pésame y abrazarse entre ellos. "Cuanto se agradece el abrazo y el amor sincero en estos momentos", indicó Déniz que también se acercó hasta la primera fila donde se sentaba la familia para ofrecerles las condolencias.

El presidente de Canarias y del Cabildo de Gran Canaria asistieron a la ceremonia

La tragedia ha conmocionado a la sociedad del Archipiélago como más allá del Atlántico. Los compañeros que vivieron con Alicia sus último meses de vida en Rumanía gracias a la experiencia del Erasmus le realizaron un homenaje a la joven y a su familia. La Universidad de Las Palmas de Gran Canaria también convocó un minuto de silencio por la alumna de Educación Primaria. Algunos de los compañeros asistieron también a la misa de ayer, los jóvenes escuchaban la ceremonia con los ojos llorosos y muy cerca los unos de los otros. También el Colegio San Juan Bosco dedicó un homenaje a las hermanas que pasaron toda su etapa educativa en el centro.

Al acto asistieron una gran representación de políticos. El presidente de Canarias, Ángel Víctor Torres; el delegado del Gobierno en Canarias, Anselmo Pestana; el presidente del Cabildo de Gran Canaria, Antonio Morales; la subdelegada del Gobierno en Las Palmas, María Teresa Mayans y el alcalde de Moya, Raúl Afonso. En el ámbito educativo también estuvieron presentes el rector de la ULPGC, Lluís Serra y el decano de la Facultad de Ciencias de la Educación, Germán Gallardo. Por su parte, también asistió el jefe superior de la policía en Canarias, Jesús María Gómez. 

"Estimados conocidos, amigos, jóvenes del instituto y la universidad, políticos y vecinos del barrio de Hoya Andrea recemos por los familiares y por nosotros mismos", presentó Déniz que aseguró que los allegados de la familia tendrán siempre el apoyo de todos los presentes. "Pueden tener la certeza de que no han estado solos y no lo estarán", aseguró ante una Catedral llena de gente y de solidaridad por un dolor inimaginable. "Las palabras del señor entienden el terrible sufrimiento de la muerte", señaló el obispo auxiliar y leyó algunos de los pasajes de la Biblia que versan sobre el sufrimiento por la pérdida de un ser querido, sobre todo cuando es de forma repentina.

La muerte de la familia, a pesar de la desgracia ayudó a salvar la vida de varias personas al donar los órganos. "La muerte no es final, no tiene la última palabra", expresó Déniz.

Una desgracia frecuente

Rumanía cuenta con la mayor tasa de accidentes de coche de la Unión Europea, es una problemática frecuente que se ha convertido en una de las principales preocupaciones del país. El conductor rumano que causó la desgracia, Ion Sporici, se encontraba en prisión provisional unos días después de causar el accidente acusado de un delito de homicidio con premeditación. El conductor confesó que estaba muy cansado aquella noche al conducir durante 30 horas. Algunos testigos aseguraron que el rumano había realizado varias maniobras peligrosas antes de colisionar con la familia grancanaria. Esta fue la razón por la que la Fiscalía rumana decidió acusar a Sporici de un delito de homicidio con premeditación y no involuntario como tenían previsto en un primer momento. | G.M.L.