Un gigante que navega a gas para despedir 2022

Los cruceros aprovechan el cambio de año para ver los fuegos artificiales desde La Isleta

El Puerto de Las Palmas acogió ayer la escala del Arvia, uno de los cruceros más grandes del mundo que funciona a gas, propulsado mediante un sistema diesel-eléctrico dual Mar Caterpillar preparado para el consumo de gas natural licuado. Monta una potencia de 100.000 caballos que le permite mover sus 184.700 toneladas brutas de acero a una velocidad de 17 nudos. De ahí la sonrisa de su capitán, Robert Camby, que recibe a bordo a una discreta delegación de periodistas, consignatarios y miembros de la Autoridad Portuaria para enseñar el barco.

"No hay mejor viaje inaugural que venir a Canarias con un crucero que genera cero emisiones gracias a su tecnología verde", explica Camby. El buque pertenece a la naviera británica P&O Cruises y tiene otro hermano gemelo, el Iona, que también pertenece a la clase Excellence Helios y está en servicio desde 2020.

El Puerto entrega al megabuque su tradicional metopa en su viaje inaugural desde Inglaterra

El Arvia fue construido en el astillero Meyer Papenburg, en Alemania, con un coste de 790 millones de euros, y fue entregado a la naviera el pasado 15 de diciembre. Zarpó desde Southampton ocho días después y tiene previsto regresar al sur de Inglaterra el próximo seis de enero, previa escala en los puertos de Funchal, Santa Cruz de Tenerife, Las Palmas de Gran Canaria, Arrecife, Cádiz y Lisboa.

El barco se estrena con este viaje por Canarias, razón por la que el director de Comercio Exterior de la Autoridad Portuaria de Las Palmas, Juan Francisco Martín, entregó al capitán la tradicional metopa, con el símbolo de las tres hélices que representan el trajín portuario de Gran Canaria, Lanzarote y Fuerteventura. Al acto acudió también Eugenio Gómez, director comercial de Hamilton y Cía, que es la cosignataria del barco.

Martín, tras las restricciones de las dos últimas temporadas, destaca la vuelta a la normalidad de los cruceros, , con lleno en las escalas de este año en Las Palmas, con cifras similares a 2019 en cuanto al número de barcos, pero con menor afluencia de turistas debido aún al estrangulamiento de la actividad que sufrió el sector por la pandemia del covid.

El Arvia, de hecho, llega desde Inglaterra con 4.388 pasajeros, cuando su capacidad total es de 5.200 personas a bordo. El barco tiene 344,5 metros de eslora, 42 metros de manga, 1.762 tripulantes, 20 cubiertas y 2.614 cabinas (camarotes). Impresiona verlo atracado en el pequeño Muelle de Santa Catalina, casi tan grande como la vieja terminal de cruceros, que ahora empieza a derribarse para dar paso a un proyecto mejor.

De su interior, en medio de fuertes medidas de seguridad, sale la horda de turistas rumbo a la ciudad, dispuestos a conocer la capital grancanaria durante las escasas once horas que dura la escala del gigante británico, que permanece impasible frente a las fragatas de guerra de la Base Naval.

«No hay nada mejor que venir a Canarias en un barco de cero emisiones», asegura el capitán Camby

Hace buen día, con sol, sin viento y el mar planchado, sin rastro del temporal que el martes obligó a los prácticos y remolcadores a emplearse a fondo para auxiliar a los barcos fondeados a la entrada del Puerto. Así que los pasajeros del Arvia se lanzan a la guagua turística, a los carricoches tipo tartana y al paseo por el parque Santa Catalina en dirección a Las Canteras.

A la vuelta, el 31, les espera en alta mar la fiesta de Fin de Año que la tribulación ha empezado a preparar durante su estancia en la capital grancanaria. Porque son varias las celebraciones previstas dada la variedad de nacionalidades y de gustos que flotan a bordo. Sí es seguro que el Arvia reducirá la marcha y abrirá su enorme techo retráctil para disfrutar del cielo y de la travesía nocturna, con hasta 4 piscinas y 16 jacuzzis debajo de esa gran bóveda de cristal.

Atrás, en el Muelle de Santa Catalina, entrarán dos cruceros y partirán otros dos con el cambio del año. Entre las diez y las dos de la madrugada, como es tradicional en el Puerto de Las Palmas, se suspenden las operaciones portuarias para que los trabajadores celebran la Noche Vieja, situación que aprovechan los cruceros para adelantar la salida o la entada al Puerto, con la finalidad de situarse entre La Isleta y la punta de Arucas para ver los fuegos artificiales desde la cara norte de la Isla. Todo un espectáculo a tres kilómetros de la costa.

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El capitán del Arvia, Robert Camby, no permitió a visitar las entrañas del megabuque para contar sus secretos. Eso, al menos, es lo que estaba previsto, pero no hubo manera de convencer al capitán inglés, que apeló a políticas de empresa para no mostrar el barco, con el argumento de que la naviera no ha realizado la campaña promocional al estrenarse en esta primera travesía. Tiene 20 restaurantes, salas de teatro, cine y baile, 4 piscinas y 16 jacuzzis bajo un techo retráctil, minigolf y un entramado en la última cubierta para hacer deporte a 54 metros de altura, entre otros servicios. | M. R.

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