Churros con sabor a reencuentros

Tras dos años de Nochevieja restrictiva por la pandemia, los jóvenes vuelven a tomar la capital para ir a discotecas y finalizar la entrada del 2023 en las churrerías

Este Fin de Año ha estado marcado por ser el primero tras la pandemia sin ningún tipo de restricción, por lo que los jóvenes han vuelto a ir a las discotecas para celebrar el inicio de 2023. Tras la fiesta, han sido las churrerías las que han servido de punto de reencuentro, ya que muchos de ellos no se han visto durante un largo período de tiempo, debido a las medidas preventivas por la Covid-19 de los dos últimos años. 

Cada persona celebra el Fin de Año de forma diferente. En Las Palmas de Gran Canaria los jóvenes toman las calles para celebrar el comienzo del año 2023 al ser el primero que abren las discotecas por estas fechas sin ningún tipo de restricción sanitaria por la Covid-19. 

Las fiestas en discotecas han sido el plan preferido por la juventud grancanaria. Después de celebrar la última noche del 2022, un año del que muchos sacan buenos recuerdos y otros no tanto, se agolpan en la entrada de las churrerías para reponer fuerzas de una noche de descontrol y fiesta. Fue una muestra de la elegancia, vestidos, lentejuelas, pajaritas, tacones y peinados algunos más intactos que otros. Ha sido el momento de vestirse de gala aunque cuando despuntaba el amanecer los tacones se convertían en los grandes odiados y una masa de chicas en calcetines gruesos andaba por una ciudad que se estaba despertando. 

“Ahora estamos recuperando lo que no pudimos hacer en su momento y ha valido mucho la pena”

Pero no todos escogen la fiesta como forma de celebrar el año. Los ciclistas Ángeles y Rafa, por ejemplo, decidieron dar un paseo por el norte de la Isla en sus bicis. “El tráfico está mucho más calmado hoy así que es más fácil" practicar deporte, apunta Rafa.

Llevan mucho tiempo pedaleando para dar la bienvenida a los nuevos años aunque aseguran que no tiene un valor simbólico y es más bien práctico. Para ello, han asistido a las cenas familiares y se han ido a dormir pronto para estar en pie a las siete de la mañana. Además, por su parte, Rafa despidió el año en la playa de Las Canteras con sus hijos. Una nueva experiencia que piensa volver a repetir.

Han sido momentos de reencuentros inesperados para aquellos que han decidido salir durante la noche. “Me he encontrado con gente que he querido mucho y que me da mucha alegría verlos”, indica Pablo Jerónimo fuera de la churrería Montesol aunque el desayuno tendrá que esperar porque aún está finalizando su copa de ron. 

Churrerías como punto de encuentro

Las churrerías son un punto de encuentro donde recomponen fuerzas para volver a sus casas a dormir después de los bailes y la noche en vela. En los alrededores de la churrería Montesol se agolpa un centenar de personas aproximadamente. Algunos comen churros, otros siguen con la fiesta y las copas aprovechando el ambiente. Conseguir churros el primero de enero no es una tarea sencilla, por eso siempre se sacrifica alguien del grupo para aguantar la cola de hasta una hora que es necesaria hacer para continuar con una tradición que reconforta a todos en el fresco de la mañana. 

Para conseguir uno, algunos tienen que hacer uso del robo. La ladrona de churros pasea por el local y asegura que cogió algunos de las bolsas de otros porque “la espera es demasiada”, explica.

Una tradición, que como salir de fiesta, muchos recuperan este año. “Ya era hora de tener un Fin de Año más normalizado y sin tanto miedo”, asegura Patricia que mantiene la costumbre de ir todos los años a la misma churrería excepto los últimos dos de la pandemia. “No somos amigos de toda la vida pero como si lo fuéramos”, indica una de las chicas del grupo. 

Algunos deciden comenzar el año de una forma deportiva, Rafa y Ángeles pedalean hasta el norte

Desde el 2014 un grupo de amigos tiene la cita de verse para los churros. La explicación es que con la música es complicada la interacción al estar a un volumen alto, por lo que es complicado mantener una conversación. Es por ello, no se pierden la reunión. “He conocido a unos que vinieron de una fiesta en Arucas hasta aquí [Perojo] para comenzar el año con churros". Es una tradición que se comparte con las nuevas incorporaciones de los grupos, como es el caso de Paula, una chica de Talavera, que está destinada en Canarias para hacer la residencia de medicina. 

“Es como la segunda parte porque es el punto de encuentro, ya que todos tenemos vidas diferentes y hemos ido a diferentes fiestas”, dice Enrique. 

Para la familia Suárez este año ha sido muy especial porque además de salir los primos de siempre han venido aquellos que viven en la Península, por lo que ha sido un reencuentro por todo lo alto con la banda sonora de una de las discotecas de la ciudad. 

Recuperar el tiempo perdido

"Ahora estamos recuperando lo que no pudimos hacer en su momento y ha valido mucho la pena”, señala Luis. “Antes intentábamos hacer trampa a la distancia con videollamadas pero, qué va, no es lo mismo”, señala Javier. 

Todavía algunos petardos se escuchaban por las inmediaciones del local y de vez en cuando asustan a los clientes. El confeti en La Puntilla deja la evidencia de una noche donde el brillante, la alegría y la esperanza por tiempos mejores ha llegado. 

La playa de Las Canteras concentró conciertos y DJ tanto en la plaza de Saulo Torón como en los Jardines del Atlántico, junto al Auditorio Alfredo Kraus, todos ellos con acceso libre. 

La fiesta no es la única forma de comenzar el año. Algunas personas aprovechan el cielo soleado para dar una vuelta o hacer ejercicio, siendo este último uno de los propósitos más categorizado por las personas. En el caso de Rafa se conforma como propósito aprobar todo para dar una alegría a su madre. 

Solo el tiempo dirá si finalmente se cumplen o no pero por ahora la ilusión de un nuevo comienzo tras dos años llenos de altibajos y problemas sociales y mundiales sigue intacta. 

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