Lágrimas por conocer a Gaspar

Sus Majestades reciben en el muelle de Sanapú la llave mágica de los hogares capitalinos ante miles de personas | Primer baño de masas tras la pandemia

La pequeña Martina y su madre llevan en el muelle de Sanapú desde las nueve y media de la mañana. Esperan impacientes por Sus Majestades de Oriente junto a otros miles de personas. Es el primer recibimiento multitudinario que se celebra en Las Palmas de Gran Canaria tras la pandemia y hay realmente ganas entre los niños y las niñas. Nada más desembarcar en la ciudad, los Reyes Magos y su corte comenzaron a saludar a toda la chiquillería. Todos menos a algunos que, en un despiste, se los saltó. La pobre Martina quedó maguada cuando vio a Gaspar a tan solo unos metros y, en lugar de poder darle la mano o un beso, el monarca pasó de largo. Las lágrimas no se hicieron esperar y quedó, eso sí, con la esperanza de que regresara y se acordara que ella estaba allí. Así fue.

Melchor, Gaspar y Baltasar llegaron este jueves a Las Palmas de Gran Canaria desde Oriente en barco. En el muelle de Sanapú les esperaban miles de personas como suele ser costumbre, aunque en esta ocasión con un sabor diferente, especial. A diferencia de los 5 de enero de 2021 y 2022, esta vez las restricciones por la pandemia son agua pasada y grandes y pequeños pudieron volver a disfrutar de la emoción y la magia de volver a ver a Sus Majestades en su recibimiento oficial en la capital. Muchos llegaron desde primera hora de la mañana con el propósito de encontrar un hueco en primera fila y poder así entregarles la carta o hacerse una foto con cualquiera de los tres magos.

Desde La Isleta

«Es la primera vez que viene siendo consciente de lo que está viendo», resalta Lourdes Rodríguez Hernández, madre de la pequeña Martina, de cinco años de edad. Y es que habían venido otras veces al desembarco de los Reyes Magos en años anteriores, pero en su memoria no quedó grabado aquel ya lejano enero de 2020 -previo a la pandemia-. Desde La Isleta, llegó al Sanapú, junto al acuario Poema del Mar, a eso de las nueve y media de la mañana junto a una amiga. Consiguieron un puesto en primera fila, muy cerca del escenario donde Sus Majestades recibirían la llave mágica que abre las puertas de todos los hogares de la capital de la mano del alcalde.

Cuando apenas faltaban unos minutos para que el reloj marcara la una de la tarde, Sus Majestades y los pajes reales que les acompañaban comenzaron a llegar a las inmediaciones del escenario, donde estaban Martina y su madre. La pequeña quedó desilusionada cuando vio que su estrella pasaba de largo. Tras terminar la ronda de saludos, y justo antes de subir los peldaños para recibir la lleva mágica de la ciudad junto a sus compañeros magos, se percató que no había saludado a la niña. Decidió en ese instante darse la vuelta y acercarse hasta donde estaba ella junto a su madre y pedirle que le diera un beso.

Desembarco de los Reyes Magos en el Muelle Sanapú de Las Palmas de Gran Canaria

C. T.

Martina cambió completamente la cara. Las lágrimas desaparecieron de su rostro y, en su lugar, lo hizo una amplia sonrisa. La magia de la Navidad tiene, a veces, su efecto en estos pequeños detalles. Su madre, mientras, no aguantó las lágrimas y comenzó a llorar a moco tendido y a darle las gracias a Su Majestad. Menudo regalo de Reyes acababan de regalarles. No obstante, entre nervios, que los tenía a flor de piel, la niña reconoció que en la carta pidió unos nenucos y una ambulancia de Barbie. Juguetes que espera puedan estar este viernes en su casa.

«Baltasar, te queremos», chilla a grito pelado Mari Carmen Toribio junto a su sobrino nieto

Lo cierto es que Martina y su madre no fueron las únicas que llegaron a primera hora de la mañana al Sanapú. «Quítense, llevo aquí desde las nueve de la mañana y quiero verlos», señala Mari Carmen Torilo. Lleva años acudiendo al desembarco de los Reyes Magos en el Puerto y esta vez no quería perdérselo. «Vengo siempre que puedo, más ahora que estoy jubilada», añade, «vine por mi sobrino nieto». «En verdad le hace más ilusión a ella», responde su sobrina Yanira. De hecho, nada más pasar Sus Majestades por delante no dudó en gritar «Baltasar te queremos».

Esta familia de Escaleritas estaba impaciente ya por ver a Sus Majestades. El pequeño Adrián, de cinco años, pidió un supermercado y la equipación del Barça al tiempo, «por Messi», repite varias veces, «el rey del mambo», apunta su tía abuela. La reciente victoria de la selección argentina en el Mundial de Qatar, con la estrella del Barça al frente, se hace notar entre la chiquillería.

En su caso, esta no era su primer recibimiento a Sus Majestades, «pero de la otra ocasión ni se acuerda, era muy chico», resalta la madre de Adrián. Y es que la llegada de este año ha sido la primera vez de muchos niños y niñas. La pandemia y las restricciones sanitarias les robaron actos como este, pero la ilusión regresó por todo lo alto en esta víspera de Reyes.

Carta a Melchor

La espera para muchos se hizo larga, pero cada uno la sobrellevaba como podía. Algunos sacaron los paraguas para cobijar a los más pequeños del sol y otros optaron por llevar una baraja y jugar a las cartas en el piso. Pero las horas pasaron rápido y, de pronto, las bocinas de los remolcadores que llevaban abordo a Sus Majestades comenzaron a hacer acto de presencia y la alegría se desató de un lado a otro del Sanapú. Ellos ya estaban allí y nadie quería perdérselo.

Entre los que le entregaron la carta a Melchor estaban Hugo y Leire, hermanos mellizos de cinco años. En su caso, se la dieron «hace días» en el buzón de una juguetería, «pero se les olvidaron un par de cosas», indica su padre, Rubén Suárez. Eso sí, para ahorrar, este segundo intento lo hicieron conjunto, en un mismo papel. Además de todo lo que ya habían pedido antes, esperan que Sus Majestades les deje un reloj y un coche, «de color rojo», matiza él; «los chiquillos se lo merecen, se portaron bien».

El sol apretaba en el Sanapú, uno de los Reyes Magos necesitó un vasito de agua para reponerse

Triana (cinco años) y Kenay (nueve años) también le entregaron la carta a Melchor. Un bebé, la casa de Minnie, una cocinita y unos patines para ella, y un reloj, una patineta y una máquina para hacer rotuladores para él. «Es la primera vez que venimos a ver a los Reyes, están super contentos, han sido buenísimos», subrayó su madre, Ana Robaina. Esta familia de Zárate la completó la hermana mayor, que aunque a sus 12 años ya no pide juguetes, le hace ilusión tener en sus manos el equipaje del Real Madrid.

Desde La Feria, Laura Morales retomó la tradición de ir a ver a los Reyes Magos al muelle. «Llevamos viniendo hace 19 años, había ganas de retomar unas navidades como dios manda», apunta. Vino acompañada de sus hijos y de varios sobrinos, los más pequeños, Arwen, Zoe, Gael y Noa mantienen la ilusión en el cuerpo por ver a los Reyes Magos. La mayoría le entregó la carta a Melchor, salvo Noa, que prefirió guardarla y esperar a Gaspar.

Al paso de Sus Majestades, después de tantas horas de espera, algunos pequeños, incluso, se alongaron a las vallas en busca de un beso, un abrazo o incluso algún que otro selfie arriesgado. Libretas para escribir un futuro diario o «un machango gigante, como de boxeo, para darle puñetazos», la suerte estaba echada. Y eso que el sol apretaba, hasta tal punto que Gaspar necesitó un vasito de agua para reponer fuerzas.

La llave mágica

Los Reyes Magos subieron finalmente al escenario. Desde allí saludaron a las miles de personas que se congregaban en el Sanapú y recibieron la llave mágica de Las Palmas de Gran Canaria de la mano de su alcalde. «Durante un año la han estado guardando los soldaditos de plomo», aseveró Augusto Hidalgo, en lo que era su último recibimiento de Sus Majestades como primer edil al no optar a la reelección en los comicios del próximo mayo. «Abre todas las casas de la ciudad para que puedan dejar los regalos».

Eso sí, Hidalgo le preguntó a la muchedumbre si todos ellos se habían portado bien durante el último año, algo a lo que la chiquillería respondió con un fuerte sí. Instantes más tarde hizo la entrega oficial, por lo que la cuenta atrás estaba servida. El alcalde, además, aprovechó la víspera de Reyes para celebrar que por fin la ciudadanía podía vivir una Navidad sin restricciones y deseó que Sus Majestades trajeran «ningún tipo de problema de salud y que todos estos niños que están aquí puedan vivir con la máxima de las felicidades su futuro». 

Los Reyes Magos reciben la "Llave Mágica" de Las Palmas de Gran Canaria

C. T.

Sobre el escenario acompañó a Hidalgo el presidente de la Autoridad Portuaria de Las Palmas, Luis Ibarra, quien realizó una suelta de palomas blancas en señal de paz; la concejala de la Sociedad de Promoción, Inma Medina; y el presidente de la Casa de Galicia, Albino Aneiros. 

La ceremonia, conducida por el periodista Roberto Herrera, contó con la participación especial de una niña, Amelia Díaz Santana, quien leyó una carta muy especial, «llevamos dos años sin poder vivir esta llegada y la Cabalgata pero hemos sabido entenderlo, el motivo era la salud de todos y de nuestros abuelos y abuelas». La pequeña, además, pidió que acabe «la Guerra de Ucrania y todas las guerras, solidaridad con el diferente, más cuidado con el planeta, más dinero para la investigación del cáncer infantil y que ustedes esta noche [anoche] no se olviden de nadie». Al terminar el acto, los Reyes fueron al acuario Poema del Mar a recibir a los niños de Pequeño Valiente.

Suscríbete para seguir leyendo