La llegada de los Reyes se hace más liviana con la familia y los amigos

Tíos y sobrinas juntos

Tíos y sobrinas juntos / L.S.V.

Mayores y pequeños esperaron este jueves con paciencia el desfile de los Reyes Magos por la ciudad. Grupos familiares y de amigos se agolpaban a ambos lados de la calle por donde pasaron sus Majestades de Oriente. Gracias a la compañía, la espera se hizo más liviana para todos. Y, por supuesto, los chuches. Pino Guillén se olvidó de la silla pero se acercó a un comercio chino y compró una, mientras su sobrina y el marido de esta ocupaban un banco cercano para cuando llegara el resto de la familia. Los veintidós miembros de la familia de Yurena González no solo habían ocupado el banco, sino también el escalón de varios comercios cerrados. Y es que aguardar a sus Majestades de Oriente también cansa.

Tíos y sobrinas juntos

Schamann

«Esperemos que sea el primer año que Yaneli no llore al ver a los Reyes Magos de Oriente»

Tania Sosa y José Sosa acompañaron ayer a sus sobrinas Nayeli y Nayala a ver la Cabalgata. «Nos hemos criado juntos y son como nuestras hermanas pequeñas», comentaba José, mientras esperaban en un banco de la plaza de la Feria la llegada de sus Majestades de Oriente. Eran las cinco de la tarde y la familia mataba la espera comiendo chuches. Habían bajado a las cuatro de la tarde desde el barrio de Schamann y aún les quedaba un buen rato para disfrutar del desfile, que llegó pasadas cuatro horas después a su altura. «Esperemos que sea el primer año que Yaneli no llore al ver a los Reyes Magos», decía su tía en broma, recordando lo mal que lo pasaba la pequeña de la familia la noche de Reyes. Yaneli ahora tiene 11 años y como preadolescente ha pedido unas playeras, ropa y un juego de mesa. 

La llegada de los Reyes se hace más liviana con la familia y los amigos

La llegada de los Reyes se hace más liviana con la familia y los amigos / L.S.V.

Una familia colombiana

Arenales

«Es la segunda Cabalgata que ven los niños porque en Colombia no tenemos esta tradición»

La abuela y el papa de Samuel, de 10 años, habían bajado las sillas de casa para ver bien el desfile, donde habían colocado a Gabriela e Isaac. «Es la segunda Cabalgata que ven los niños; en Colombia no tenemos esta tradición», decía la mujer. Samuel pidió «ir al cine», un patinete y un vídeo juego, Gabriela una caravana de Barbie e Isaac un dinosaurio.

La llegada de los Reyes se hace más liviana con la familia y los amigos

La llegada de los Reyes se hace más liviana con la familia y los amigos / L.S.V.

Primas con mascotas

Triana y Marzagán

«No le puedo dejar comida a los Reyes y los camellos porque mi perra Luna se la come»

Nada mejor como tener una prima de la misma edad para pasarlo bien en Navidad. Esa es la suerte que tienen Adriana Santa Morales, de 7 años, y Marta Morales Quevedo, de 8 años. Habían pasado parte de los días de Navidad juntas y  anoche esperaban con ilusión y con sus respectivas familias la llegada de Melchor, Gaspar y Baltasar en León y Castillo. Este jueves no hubo peleas, ni riñas entre ellas porque el día era bastante especial. «Eso pasa a veces», según reconocían las pequeñas, aunque luego terminan con un gran abrazo. En la carta a los Reyes, Marta había solicitado un laboratorio de rotuladores y un juguete y chuches para su conejo Pelusa. Su prima Adriana había optado por una muñeca y también por un juguete para su perra Luna. «No les puedo dejar comida a los Reyes porque Luna se lo come».

La llegada de los Reyes se hace más liviana con la familia y los amigos

La llegada de los Reyes se hace más liviana con la familia y los amigos / L.S.V.

Avanzadilla familiar

Cruz de Piedra y La Isleta

«Antes nos regalaban una muñeca de cartón que al mojarla se nos hinchaba y deshacía en las manos»  

A sus 81 años, Pino Guillén esperaba con su sobrina Carolina y el marido de ésta el desfile como una niña más. «Somos la avanzadilla», contaba su sobrina a la espera de que llegará el resto de la familia. También los 11 nietos y los 8 biznietos de Pino. Entre los recuerdos de Pino: una muñeca de cartón. «Se nos hinchaba y deshacía en las manos al mojarla».

La llegada de los Reyes se hace más liviana con la familia y los amigos

La llegada de los Reyes se hace más liviana con la familia y los amigos / L.S.V.

Un día de Reyes completo

Schamann

«Estamos destruidos, llevamos desde las ocho de la mañana juntos pero para nosotros es una tradición»  

Yurena González Cabrera se alzó este jueves de portavoz de la familia. Veintidos miembros se habían juntado para disfrutar de la víspera de los Reyes desde primera hora de la mañana. «Lo hacemos todos los años; para nosotros es una tradición. Llevamos desde las ocho juntos, hemos ido a esperar a los Reyes al muelle, luego a comer al Burger King y ahora estamos esperando la Cabalgata y luego pa’ casa; donde están los maridos organizando todo. Estamos destruidos», contaba la joven, que añadía que cuando la pandemia estuvieron «un poquito amargados» al no poderse juntar. Yeserey, de 2 años e hija de Yurena, era uno de los pequeños que seguía el ritmo familiar. La nena había dejado la chupa a Gaspar, aunque guardaba una de reserva en casa. Este jueves dejará «croquetas de pollo» a sus Majestades. 

La llegada de los Reyes se hace más liviana con la familia y los amigos

La llegada de los Reyes se hace más liviana con la familia y los amigos / L.S.V.

Amigas del trabajo con sus hijos

Cruz de Piedra

«Lo que caiga vendrá bien, aunque en los tiempos que corren ya me podrían dejar un carrito de Mercadona»

Yaiza Pérez y Guaira Solares, amigas de trabajo, acudieron al desfile con sus pequeños -Christian, de 11 años, y Gianna, de 2 años, respectivamente-. La pequeña había pedido a Gaspar una muñeca y un carrito; según la traducción de su madre porque a la nena no se la entendía nada. Mientras que Christian se había decantado por un robot, una bici y un Scalextric. «Ellos lo tienen clarito, el tema es conseguirlo», decía Yaiza, mientras su hijo se preguntaba cómo podían los Reyes Magos llevar «tantas bolsas» esta noche y repartirlas. La respuesta de Guaira no se hizo esperar: Porque llevan camellos Christian, y el pequeño pareció despejar su duda. Las mamás no sabían qué les podían dejar los Reyes de Oriente. «Lo que caiga vendrá bien, aunque en los tiempos que corren me podrían dejar un carrito de mercadona».