Las Palmas de Gran Canaria quiere hacerse mural

Artistas isleños y colectivos diferentes defienden el poder transformación del arte urbano en los barrios y resaltan que la ciudad «está perdiendo una oportunidad»

El muralismo urbano nació en la década de 1970 en América con el objetivo de expresar con imágenes y colores ideas de cambio cultural y social fuera de galerías y museos. No sería hasta los 90 cuando el término street art se popularizó, en parte gracias al grafiti, y así se llenaron paredes en ciudades de todo el mundo. Canarias, y Las Palmas de Gran Canaria en particular, no se ha mantenido al margen de este movimiento, pero lo cierto es que los artistas isleños resaltan que no se le ha dado un verdadero impulso continuado en el tiempo. En cambio, año tras año, los vecinos de la capital proponen mediante distintas iniciativas sacar el arte a sus calles como una manera de mejorar espacios públicos degradados.

«Las Palmas de Gran Canaria está perdiendo una oportunidad grandísima de contar con artistas urbanos que están deseando dejar su huella en espacios de la ciudad», resalta el artista Felo Monzón, miembro del grupo de arte urbano CNFSN+. Bajo su punto de vista, esta es «una forma inteligente de hacer ciudad y de visibilizar la cultura».

Felo Monzón: «Mejora zonas que estaban degradas y aportan un elemento artístico indudable»

Hace once años, cuando la ciudad optaba a ser Capital Europea de la Cultura 2016, Monzón y Tono Cruz pintaron decenas de cajones de luces deTriana y Vegueta con retratos de personajes destacados. Hoy la mayoría siguen formando parte del paisaje, «en un claro ejemplo de comunión del arte urbano con la sociedad», precisa. Este tipo de obras «aportan una diferencia sustancial en los espacios públicos. No sólo mejora las zonas que antes estaban degradadas saneando con la pintura las paredes que estuvieron deterioradas sino que añade un elemento artístico indudable».

Montreal, Ibiza, Bristol o San Francisco son solo algunas ciudades que cuentan con festivales de arte urbano internacionales. Los artistas canarios resaltan que en las Islas este tipo de eventos han sido anecdóticos, no han perdurado en el tiempo o, incluso, «pasaron totalmente desapercibidos». La capital directamente no ha celebrado ningún evento así, salvo acciones de pequeño formato.

Rutas urbanas

Monzón resalta que este tipo de eventos revierten en la economía y cultura de una ciudad, al tiempo que dejan piezas artísticas que se convierten en referentes y se incluyen en rutas urbanas. Por ejemplo, la actuación de Cayetana Cuyás en la escalera de Paseo de Chil al Giner de los Ríos ha vuelto el lugar en escenario publicitario. Actualmente en las Islas el museo al aire libre de Los Llanos de Aridane (La Palma), una ruta en el Puerto de la Cruz (Tenerife) y en la capital chicharrera existe la iniciativa Sumérgete en Santa Cruz, aunque no es una ruta como tal. En esta última ha participado con un mural de gran formato el artista lanzaroteño Francisco Feo, quien responde a la firma de Feo Flip y con varias piezas en El Risco de San Nicolás y en La Isleta.

«En las Islas hay muchos artistas, gente con ganas de hacer cosas, pero eso no se está percibiendo», apunta Feo, «en otras ciudades no hay tanto movimiento sin embargo sí se promocionan, cuando te das cuenta no hay un movimiento vivo, lo simulan». Circunstancia que ha llevado a muchos a recurrir «a la clandestinidad». 

Feo expone que el espacio público «tiene que ser interactuado por quienes conviven ahí», por eso cree fundamental la participación ciudadana en este proceso. Cuando pintó una de las piezas que tiene en El Risco, «hay vecinos que me dijeron vente por mi calle si te sobra pintura», y es que este tipo de acciones en barrios «donde hay falta de atención del espacio público la gente lo recibe súper bien». En su caso, pintó de la mano de la Fundación Farrah.

Mobiliario urbano pintado con retratos de personajes ilustres.

Mobiliario urbano pintado con retratos de personajes ilustres. / José Carlos Guerra.

«El arte es un factor para luchar contra la marginación», resalta Pepi Farray, presidenta de la Fundación Farrah. En su caso, cree que los murales son «una buena herramienta de transformación, para poner en valor las fortalezas del barrio». La asociación lleva años trabajando con vecinos de San Nicolás, además han comenzado con talleres en La Paterna, donde los más pequeños hicieron junto a Feo una composición artística con juguetes bélicos con el objetivo de transmitir un mensaje de paz.

Matías Mata: «Los murales generan orgullo, educa a la población y no está encerrado»

En el Cono Sur capitalino también apoyan este tipo de iniciativas. «El arte de hacer murales es una forma de mejorar el barrio», resalta José Luis Mesa, presidente de la asociación Hoya de la Plata Original. En la última convocatoria de los Presupuestos Participativos lograron financiación para confeccionar murales en seis calles del barrio, una continuación de la iniciativa que ya impulsaron el año pasado con los artistas Daniel Rodríguez y Bárbara de Mesas. «Son ideas que teníamos desde hace tiempo pero la voluntad política no ha estado ahí», indica Mesa, es más, sugiere la celebración de un concurso de grafiteros para aprovechar los frontis que dan hacia el Carrefour.

Por medio de los Presupuestos Participativos, la artista plástica Ana Beltrá terminó en noviembre una pieza en la plaza Lorenzo Godoy Barroso, en la trasera de Luis Doreste Silva. «Cuando ejecutamos un mural y proporcionamos color a gran escala con una imagen que ayude a darle chispa a la mente, todo eso ayuda a que la vivencia sea mucho mejor», apunta. Bajo su punto de vista, deberían de multiplicarse este tipo de iniciativas, además de echar en falta que la capital sea «una ciudad más interactiva, verde y limpia, necesitamos color y que más fácil que un tratamiento de pintura».

Paseo de Las Canteras

Beltrá también es autora de los murales de la calle Faya, en La Isleta. Dicha actuación (2015) formaba parte de un proyecto municipal para sacar el arte a las calles del barrio que no salió adelante. En la capital ha habido varios intentos para impulsar el arte urbano. En 1994 los pintores José Antonio García Álvarez y Fernando Álamo diseñaron una iniciativa bajo el nombre 'Canarias viva atlántico sonoro' que cambió el aspecto de las medianeras del paseo de Las Canteras, con colores más cálidos hacia La Puntilla y más fríos hacia La Cícer. «Quisimos que fuera una lectura lúdica, a la gente le gustó, tuvo aceptación», tanta que hubo un efecto contagio y algunos edificios colindantes imitaron los colores, añade.

En su caso, reconoce tener una «filosofía» distinta a la que de los artistas de hoy día y sugiere que lo más importante es que la obra «se integre en el paisaje». No obstante, resalta que el muralismo ha servido «para que el arte se acerque a la calle». Casi 30 años después de ejecutar el proyecto en la playa, parte de estas composiciones siguen visibles. No obstante, artistas como Felo Monzón sugieren que las nuevas medianeras podrían volver a servir como lienzos en lugar de soportes publicitarios.

Son otras las iniciativas que han promovido la creación de murales en la ciudad. Caso del proyecto Pixelart de los colectivos Precious Plastic Gran Canaria y Ecomei para crear murales con plásticos reciclados o diversas propuestas de asociaciones en Schamann, Piletas o Primero de Mayo. En este último caso los vecinos propusieron reproducir obras del pintor Jorge Oramas en los muros que les separan de El Risco. También es una opción por la que se están decantando colegios, institutos o polideportivos.

Pese al número creciente de murales -el último en inaugurarse fue la reproducción de fotos antiguas de La Isleta de la mano de los artistas Nauni, Dank y Pedro Santos- la capital grancanaria sigue lejos de lugares como el barrio del Carmen en Valencia, el Almendral de Jaén o ya ni hablar de mecas del muralismo en Latinoamérica, como pueden ser la ciudad chilena de Valparaíso o Bogotá (Colombia). En esta última ha pintado el grancanario Matías Mata, quien está detrás de la firma de Sabotaje al montaje, «conozco pueblos como Fanzara [Castellón], de 300 habitantes, que tienen más murales que Las Palmas», continúa «he estado en varios continentes y en las Islas es donde menos he visto lugares pintados».

Autor de una reciente actuación en el polígono residencial de Arinaga, Mata destaca el claro impacto que causa un mural en un barrio o un pueblo, «genera orgullo, aporta y educa a la población en el arte y la cultura; y lo mejor de todo es que no está metido entre cuatro paredes». Sugiere las «grandes posibilidades» de la capital, «de La Paterna a San Cristóbal o La Isleta, la gente quiere que narren su historia en las paredes». Por otro lado, los artistas subrayan la necesidad de reconocerles y que se trata de un trabajo remunerado.

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La Fundación Farrah y el artista Francisco Feo, Feo Flip, están preparando un proyecto denominado Escaletras, con el cual pretenden crear una ruta de arte urbano en El Risco de San Nicolás. El lanzaroteño resalta que en este caso serán obras «más pequeñas e íntimas», a diferencia de las piezas de gran formato que tiene ya en el barrio. La idea será hacer un tipo de murales «que hablen del barrio», para ello están buscando anécdotas o personajes populares, «está todo abierto, al ser un barrio de autoconstrucción, el mural forma parte en cierta manera de eso, sería continuar dándole un toque artístico». Pretenden aprovechar muros degradados y recovecos de callejones. Para ello, harán un llamamiento a otros artistas que quieran participar. | A. V.

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