El último naufragio de La Isleta

Una empresa gallega despieza el barco 'Mimar Cinco' que encalló al noreste de Gran Canaria

mimar cinco

mimar cinco / LP / DLP

La bahía de Las Isletas, a la vuelta de Gran Canaria en su cara noroeste, esconde un tramo de costa peligroso, con una baja de rocas que no para de tragarse barcos al vaivén de sus fuertes corrientes. 

El último que naufragó entre Los Llanos y el Roque Ceniciento fue el Mimar Cinco, una draga de bandera española que encalló el pasado agosto, mientras realizaba labores para el Mando Naval de Canarias destinadas a la recuperación de pecios.

La Autoridad Portuaria de Las Palmas (APLP) y Salvamento Marítimo coordinaron las labores de rescate, con la participación de la Salvamar Nunki, el buque Miguel de Cervantes y del helicóptero Helimar 206, que trasladó a los cinco tripulantes del Mimar Cinco hasta el Aeropuerto de Gran Canaria. 

No hubo que lamentar heridos ni daños medioambientales, más allá de un pequeño derrame de combustible y del impacto que causa ver un barco varado sobre el marisco. En un primer momento se apostó por reflotar la embarcación, pero las corrientes y las mareas hicieron inviable la operación, con una franja costera de acceso casi imposible, entre los confines de los militares y la cantera en la que termina el Puerto.

Así que la Autoridad Portuaria convocó un concurso público para despiezar el barco y retirar toda la chatarra encallada en La Isleta. Lo ganó la empresa gallega Ardentia Marine, que está especializada en salvamento marino, ingeniería y buceo comercial, con experiencia en la remoción de barcos naufragados para evitar la contaminación del medio.

Chatarra al corte

En apenas un mes, los ingenieros, los técnicos y los operarios de la compañía gallega cortaron el barco como si fuera un jamón en Navidad, seccionando el casco por piezas e izando luego sus partes a tierra en una grúa desplazada para la ocasión. Los residuos retirados del pecio ascienden a 87.000 kilogramos de hierro, 3.000 de maderas y 1.000 de plásticos.

El equipo de Ardentia se desplazó a la capital grancanaria el 25 de noviembre, tras aprobarse todas las autorizaciones necesarias para iniciar los trabajos en esa franja del litoral, cuyo lecho marino esconde toda un leyenda negra de cuevas marinas y barcos hundidos en extrañas circunstancias, entre ellos el Ángela Pando, el Kos Island o el Gamko-1, zozobrados los tres a la sombra del temido Roque Ceniciento.

La empresa explica que realizaron un estudio geotécnico del terreno para colocar la grúa, debido a sus grandes dimensiones y las irregularidades del suelo. Luego, antes de comenzar el desmantelamiento del barco, los técnicos especializados realizaron la desgasificación de los tanques para evitar contaminación o intoxicaciones. 

Por eso se limpiaron también todos los elementos sueltos que la draga tenía en sus dependencias interiores, al tiempo que se preparaba el terreno para instalar las 250 toneladas de la grúa. La nave fue desmontada mediante la técnica del oxicorte, que es similar a la empleada en la soldadura. En este caso es la reacción química del oxígeno con el metal a elevadas temperaturas la que genera finalmente su disección.

Los cortes se hicieron a un tamaño y un peso adecuado a la capacidad de la grúa. Una vez en tierra fueron preparados y acondicionados para trasladarlos en camiones a una planta de gestión de residuos autorizada, con la finalidad de reciclar el material rescatado para poder reutilizarlo.

Especialistas en retirada de pecios

Ardentia ha desplazado a la capital grancanaria a diez técnicos y operarios especializados en la retirada de pecios, con la dificultad añadida del acceso al norte de La Isleta y, sobre todo, la incidencia del influjo de las mareas, que solo permitían trabajar en una franja concreta del día. 

El Mimar Cinco fue sacado en su totalidad del litoral el pasado 23 de diciembre de 2022 con éxito. Trabucó en la baja el 16 de agosto y, desde mediados de ese año, extraía por encargo de la Armada los restos de los buques que se encuentran en las profundidades de esa costa noroeste de La Isleta, una de las más peligrosas de la capital por sus corrientes, los vientos y las caprichosos recovecos de su litoral. 

La misión encargada por la Armada consistía en recuperar los pecios del Ángela Pando, un carguero de grandes dimensiones que encalló en julio de 1986 repleto de mineral de hierro, así como del Kos Island, un buque chipriota de grandes dimensiones que embarrancó en extrañas circunstancias en 1991. Cuentan las crónicas de la época que era perseguido por la Interpol y que se había fugado de Guinea Conakry para eludir un buen puñado de deudas. Repostó en La Luz y embistió de frente La Isleta al salir del puerto. Unos dicen que fue un accidente, otros que fue intencionada para cobrar la póliza del seguro antes de consumarse el embargo.

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