Tamaraceite planta el bosque del futuro

Geursa, Foresta y Fundación Dinosol reforestan con 2.200 árboles un área junto a la circunvalación | Los técnicos calculan que tendrán porte dentro de 20 años

Hidalgo, sacho en mano, en el bosque de La Dehesa de Tamaraceite Sur.

Hidalgo, sacho en mano, en el bosque de La Dehesa de Tamaraceite Sur. / Ayuntamiento LPGC

El bosque termófilo y el monteverde vuelven a ganar terreno en el municipio de Las Palmas de Gran Canaria. Geursa, Foresta y la Fundación Dinosol han plantado unos 2.200 ejemplares de especies endémicas de las Islas en unos terrenos degradados y sin uso entre la zona comercial de Tamaraceite Sur y la circunvalación. Esta experiencia piloto tiene un año para ver si los árboles agarran y 20 para que tomen porte.

Dragos, sabinas, lentiscos o barbusanos. La antigua vega agrícola de Tamaraceite estrena bosque (aún en pañales, eso sí). El Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, a través de Geursa, la Fundación Dinosol y Foreste han plantado unos 2.200 ejemplares de especies autóctonas del Archipiélago en la explanada situada entre la circunvalación y el parque comercial de Tamaraceite Sur. Los técnicos calculan que los matos podrán crecer de manera vigorosa y convertirse en adultos dentro de dos décadas. Mientras tanto, harán un seguimiento de la arboleda para evitar la proliferación de plantas invasoras y garantizar que existen unas condiciones óptimas para su desarrollo.

Lo que hasta hace unos meses era una explanada con escombros y un suelo degradado ahora se ha convertido en un mar de cogollos y brotes verdes. Una cuadrilla de nueve técnicos bajo los mandos del ingeniero César Padrón han trabajado durante el último mes y medio en un terreno de 26.000 metros cuadrados. De estos, unos 20.500 han sido reforestados con especies del bosque termófilo; el resto corresponde con un área de menores dimensiones más cercana al cauce del barranco de Tamaraceite con ejemplares del monteverde, dado que en este punto hay un mayor aporte de humedad.

Bosque de La Dehesa

Al acto de presentación del bosque de La Dehesa, que así es como han bautizado este especio, acudieron este miércoles el alcalde de Las Palmas de Gran Canaria, Augusto Hidalgo; el concejal de Urbanismo, Javier Doreste; el presidente del Grupo Hiperdino, José Abraham Domínguez; la presidenta de la Fundación Dinosol, Davinia Domínguez; la de la Fundación Foresta, Alicia Rodríguez; y el gerente de esta misma institución, Sergio Armas. Todos ellos contribuyeron a la causa plantando un ejemplar de peralillo o Gymnosporia cassinoides, un endemismo canario propio del termófilo.

«Este es el bosque del mañana», resaltó Rodríguez. Los técnicos de Foresta harán un seguimiento de un año de los terrenos. Los primeros meses los dedicarán a riego y vigilancia y en lo sucesivo notificarán a Geursa de los cuidados necesarios. Podas, desbroces o quitar posibles plantas invasoras como el rabo de gato «que quitan los nutrientes» al resto. No obstante, recalcó que al ser especies autóctonas «se adaptan mejor al terreno, no es lo mismo que si fueran plantas de jardinería. Dan menos problemas, el coste es más barato y es más natural».

Entre las especies del monteverde hay laureles y mocanes y en el termófilo dragos y sabinas

De hecho, antes de comenzar con la reforestación propiamente dicha fue necesario preparar el terreno, con la apertura de zanjas y la eliminación de especies invasoras. Esta parcela, delimitada por la circunvalación y la zona comercial de Tamaraceite Sur, llevaba décadas abandonada y sin uso. En un principio estaba previsto transformarla a modo de parque urbano, pero finalmente el Ayuntamiento se decantó por un espacio naturalizado. 

Se trata de una experiencia piloto. Foresta hasta ahora no había actuado en zonas periurbanas y cercanas a la costa, según los técnicos, donde las condiciones ambientales son muy diferentes a las de medianías o cumbre y están muy influenciadas por las actividades humanas. Para esta reforestación se han escogido ejemplares de la laurisilva como el mocán, barbusano, paloblanco o falla. En cuanto al bosque termófilo, se han escogido dragos, sabinas, acebuches, lentiscos o almácigos.

Con el objetivo de amortiguar esa presión ambiental proveniente de la autovía, se han plantado una serie de setos junto a la calzada. Estos harán de barrera verde para poder amortiguar los efectos nocivos del tráfico en unos ejemplares de escaso desarrollo. El edil de Urbanismo matizó que «deberán pasar dos o tres años para que sean árboles capaces resistir la presión humana».

 «Esta es una filosofía distinta, se trata de crear una zona boscosa aprovechando una zona degradada», resaltó el alcalde, al tiempo que destacaba que esta favorecerá a la reducción de las emisiones de CO2 de la ciudad. Doreste, por su parte, puso en valor la «colaboración público privada» entre las entidades que han llegado a un acuerdo y subrayó que a esta iniciativa se sumarán el bosque Olímpico de El Zardo y el cinturón verde de Tamaraceite al tramo bajo del barranco de La Ballena.

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