Una treintena de barcos participa en la segunda edición de la ARC January

La prueba para catamaranes y monocascos emprende rumbo a la isla de Santa Lucía, en el Caribe

La flota de la ARC January partió este domingo de Las Palmas de Gran Canaria rumbo a la isla caribeña de Santa Lucía tras unas semanas en la capital ultimando los detalles y la seguridad de los veleros antes de emprender la aventura marítima, la primera programada por la organización World Cruising Club para este 2023. En total, una treintena de barcos entre catamaranes y monocascos en los que viajan navegantes de 16 nacionalidades diferentes, y que fueron despedidos desde el muelle deportivo y la avenida marítima por decenas de aficionados a la navegación y curiosos, muchos de ellos extranjeros.

Los monocascos fueron los primeros en desplegar velas sobre las 12:45 horas, a la altura del barranco de Guiniguada, donde se encontraba la línea de salida de la regata. Según la organización, el barco austriaco Pantiki, un Lagoon 380, fue el primero en cruzar la línea de la mano de Albert Pucher; uno de los dos tripulantes del barco, seguido de Chee Hoo, un Neel 47 con bandera estadounidense; y uno de los dos trimaranes de la flota, y de Te Reva, un Outremer 45. 

Un cuarto de hora después, llegó el turno de los catamaranes. El primero en partir fue Finiens, un Hanse 675 y el barco más grande de la flota con 21,1 metros de eslora . Tras él, Cohiba, un Bluewater 476 con bandera del Reino Unido, y Another Brick, un Beneteau First 44.7.

Navegantes de 16 nacionalidades emprendieron esta aventura marítima, en la que cruzarán el océano Atlántico

Está previsto que la mayoría de los barcos crucen el Atlántico y lleguen a la bahía de Rodney, en Santa Lucía, a finales de enero o, a más tardar, en la primera semana de febrero. Por delante, 2.700 millas náuticas, y unas semanas -entre 18 y 21 días- de aventura para las tripulaciones.

 Desde la organización se indicó que la ruta clásica es bajar al sur de Gran Canaria e ir hacia las islas de Cabo Verde para, posteriormente, coger rumbo al Caribe. Aunque cada tripulación podrá elegir la ruta que estime oportuna para coger los mejores vientos y, de este modo, llegar entre los primeros a la isla caribeña. 

Escaso público

No hubo demasiado público en la despedida de la ARC January desde la bocanada de la Marina, que celebra este 2023 su segunda edición. Apenas unas docenas de personas se concentraron en la pasarela instalada tras el edificio de la recepción del muelle deportivo para decir adiós a las tripulaciones. Al frente, Alex Milani, miembro de World Cruising Club, que deseaba a grito buen viaje a las tripulaciones, mientras ondeaba la bandera de la organización y animaba a la concurrencia con música distribuida desde su móvil y un amplificador.

El reducido número de participantes en la prueba náutica jugó sin duda en contra de que hubiera más público presenciando la salida de esta regata, que fue instaurada por la organización ante la alta demanda de navegantes por participar en la clásica ARC, que desde hace más de tres décadas une la capital de la isla de Gran Canaria con el Caribe.

Hay que recordar que la regata ARC, donde se concentra el mayor número de embarcaciones, y la ARC Plus partieron el pasado noviembre con apenas unas semanas de diferencia. Ambas pruebas contaron con la participación de un total de 239 embarcaciones. 

La ARC Plus partió rumbo a la isla de Granada, con escala en Cabo Verde, el domingo 6 de noviembre con 93 embarcaciones de crucero. En esta décima edición participaron 500 tripulantes de 28 nacionalidad, entre ellas algunas familias con menores.

Aficionadas a la fotografía aprovecharon la salida de las embarcaciones para hacer fotos

La ruta histórica de la ARC, que en 2022 cumplió 37 años de historia, lo hizo el 20 de noviembre, con un total de 146 veleros. Entre los barcos inscritos rumbo a la isla de Santa Lucía figuraban 88 monocascos de crucero, 6 monocascos de regatas, 39 multicascos y 3, de división abierta. Tres veleros eran españoles.

En la prueba se inscribieron 799 navegantes de entre 2 y 80 años, de 34 nacionalidades, lo que da prueba del interés de esta competición deportiva a nivel internacional, que cada año convierte a la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria en una pequeña Babel.

Este sábado era el turno de la ARC January y Mercedes Cerdá acudió a la bocanada del Muelle Deportivo para completar el círculo que comenzó con la ARC Plus. 

La mujer, jubilada y aficionada a la fotografía, ha estado tomando decenas de fotos a las embarcaciones y tripulaciones durante las tres pruebas de la ARC. Buscando la cotidianidad de los navegantes en sus barcos y en el Muelle Deportivo; descubriendo los reflejos de las embarcaciones en el mar; logrando el encuadre perfecto para que la foto cuente más allá del mero instante. En definitiva, reflejando con su mirada artística esta aventura marítima que recala en Las Palmas de Gran Canaria.

«Soy aficionada a la fotografía y salgo con un grupo de amigas, que también lo son, a hacer fotos. Vamos a sitios culturales y también hacemos rutas por la naturaleza; donde no suele ir la gente. Aprovechamos para disfrutar de estos espacios y también para realizar fotografías», contó la farmacéutica, que aunque se puso en marcha con esta afición tras la jubilación, siempre le gustó retratar la vida que pasaba ante sus ojos.

 «Empecé con los rollos en blanco y negro cuando mis hijos eran niños, hice algún curso, pero cuando me he dedicado de pleno ha sido tras la jubilación», añadió Mercedes Cerdá, que espera realizar una exposición con las mejores fotos tomadas durante esta edición de la ARC.

Grupo de aficionadas

Este domingo iba acompañada de Margarita Cárdenes, amiga y compañera de afición. «Nos los pasamos bomba en el grupo de aficionadas. Nos gusta caminar, vamos de excursión por la isla y hacemos nuestras tertulias», explicó la docente, también jubilada. A ella también le gustaba la fotografía desde siempre, e incluso hizo un curso de fotografía y revelado en el centro de trabajo, pero no fue hasta que dejó la docencia cuando comenzó a disfrutar más a fondo de esta disciplina artística.

Ambas retrataron la salida de la ACR January, aunque usando máquinas diferentes. Mercedes una cámara fotográfica Sony Alfa 7, mientras que Margarita optó por un móvil, regalo de Reyes de sus hijos. Cualquier aparato es válido para retratar el instante, aunque será la mirada del artista la que determine cual es la mejor imagen.

El Muelle Deportivo no defrauda a los amantes de la fotografía. Un pequeño recorrido por sus pantalanes permite detectar cientos de imágenes susceptibles de ser captadas por el ojo humano. Tan solo hay que mirar, observar y disparar. Y es que las embarcaciones, especialmente los modelos más grandes y novedosos, tienen cientos de detalles para disfrute de los aficionados. Bien por sus elemento metálicos, que brillan y se reflejan en el agua; bien por los virajes que realizan los barcos en el mar lo que permite hacer espectaculares fotos en movimiento con la espuma del mar y las velas al viento; o bien por las curiosidades que llevan a bordo los navegantes y que exhiben sin pudor en las cubiertas de los barcos a la vista de todos.

También la propia actividad del Muelle Deportivo. Este domingo, sin ir más lejos, se mezclaban en un mismo encuadre, un grupo de barquillos de Optimist con los yates de la prueba ARC y el Fred Olsen. Detrás de la estampa, una de las plataforma petrolíferas que está de paso en el puerto de Las Palmas.

En cuanto a si las dos mujeres participarían algún año en la regata ARC para, de este modo, tener otra mirada diferente sobre la prueba, Mercedes lo tenía bastante claro: «Yo no, ni loca». «Los navegantes son mi marido y mi hijo, que participaron en 2008 con mi cuñado y un capitán, porque entonces mi marido no tenía el título. Yo fui en avión al Caribe», recordó sobre la vez que tuvo una oportunidad de hacer la ruta marítima y la desechó.

La farmacéutica, que participa también en el grupo Fotonáutico que tienen los socios del Real Club Náutico de Gran Canaria, reconoció que tiene claustrofobia a los espacios tan reducidos. Más si cabe cuando, para cruzar el océano Atlántico, debe estar bastantes días sin ver tierra firme. «Mi marido en el barco se siente libre y yo, como catalana, me siento encerrada en un barco», dijo la mujer, que ha hecho algunos cruceros, aunque reconoce que en este tipo de viajes no lo pasa mal porque tiene la costa cerca y siempre se recala en alguna ciudad.

Mercedes prefiere la tierra firme para captar todo lo que se mueve a su alrededor, mientras enseña a La Provincia algunas de las fotos que ha tirado durante los días en que las embarcaciones han estado en la Dársena Deportiva de Las Palmas de Gran Canaria. Tiene buen ojo, aunque habrá que esperar a la exposición para disfrutar de la serie completa. Por delante le queda un arduo trabajo y es el de seleccionar, bajo su criterio, las mejores imágenes que «cuentan una historia» entre los varios álbumes que tiene guardados en la cámara. Si no cuentan nada, las desechará.