Los actos vandálicos en el frente marítimo cuestan a la ciudad más de 30.000 euros

El consistorio baraja cambiar el cristal de la barandilla por otro material si siguen los ataques

Jacobo Corujeira

Jacobo Corujeira

Es la postal de bienvenida a Las Palmas de Gran Canaria desde el mar, una atalaya donde se puede contemplar el trasiego de los barcos del Puerto de La Luz y en la que se realizan actividades culturales de todo tipo, pero su éxito también está siendo su condena. El parque del frente marítimo entre Santa Catalina y la Base Naval, una de las estrellas del plan Puerto-Ciudad con las que se pretendía recuperar la relación entre la ciudadanía y el litoral más industrial de la capital, es objeto de continuos actos vandálicos que ya le han costado a la ciudad más de 30.000 euros, sobre todo por los daños en la barandilla panorámica de cristal que corona todo su recorrido. Más de tres años después de la inauguración de los últimos tramos, el Ayuntamiento llega a plantearse la posibilidad de sustituirla por otro material más resistente a los ataques.

Vías y Obras sospecha que las piezas han sido reventadas con un objeto punzante

Un rápido paseo entre la Base Naval y el muelle Santa Catalina es suficiente para comprobar la envergadura de los daños. Una tras otra, las grandes piezas de vidrio laminado que componen la barandilla aparecen fragmentadas, como si hubieran sido reventadas por algún tipo de herramienta punzante ejerciendo una gran fuerza. De hecho, esta es la teoría que se baraja en la Concejalía de Servicios Públicos del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, que se encarga del mantenimiento de las instalaciones públicas en la ciudad, puesto que el material que se escogió en su día para montar los cerca de 500 metros de mampara -vidrio laminado y templado con doble capa de vidrio de 24 milímetros de espesor, además de láminas plásticas de butiral-polivinilo de 0,38 milímetros- está pensado para aguantar impactos de piedras sin sufrir daños.

En estos momentos, en torno a una veintena de piezas permanecen rotas, sobre todo en los dos extremos del trayecto, junto al muelle Santa Catalina y la Base Naval, aunque también han sido reventadas las que componen la parte más exterior del pasaje, donde los turistas suelen acercarse para sacarse un ‘selfie’ con los cruceros de fondo. Fuentes del Área de Vías y Obras, que depende de Servicios Públicos, detallan que que además de determinados ataques puntuales, los daños se han concentrado en tres grandes actos vandálicos que han supuesto a las arcas municipales un gasto aproximado de 30.000 euros para sustituirlos desde la puesta en marcha del paseo con otros arreglos puntuales.  

Colaboración ciudadana

La concejala de Servicios Públicos, Inmaculada Medina, insiste en la concienciación ciudadana para atajar la decadencia de una de las nuevas joyas del paisaje de la ciudad: «Hacemos un llamamiento a la colaboración ciudadana para respetar y mantener el mobiliario público», señala la edila. «Lo que una minoría de ciudadanos se dedica a vandalizar, lo terminamos pagando todos», recuerda.

Cristales de la mampara del frente marítimo rotos.

Cristales de la mampara del frente marítimo rotos. / ANDRES CRUZ

El continuo recambio de las piezas reventadas por otras nuevas también está llevando al consistorio a plantearse otras opciones más duraderas. Cuando se llevó a cabo la instalación se planteó la posibilidad de colocar cámaras de videovigilancia que sirvieran como elementos de disuasión, pero el Ayuntamiento busca ahora otras soluciones. En estos momentos, el departamento que dirige Medina se plantea si es más conveniente sustituir las mamparas por otras nuevas o llevar a cabo un reemplazo de todos los vidrios por otro material, como una estructura de acero inoxidable similar a la que recorre el paseo de Las Canteras. En cualquier caso, aún no hay nada decidido. 

Los mayores daños se concentran en las zonas más cercanas al Arsenal y el muelle Santa Catalina

El paseo del frente marítimo, construido en tres fases en la última década, es la puerta de entrada a la ciudad para los cruceristas desde el muelle Santa Catalina. Los tramos donde están teniendo lugar los actos vandálicos suponen una superficie de casi 6.400 metros cuadrados en tres niveles con zonas de paseo, descanso y 460 metros cuadrados de sombra generada por una gran pérgola metálica conocida por muchos como ‘los espejos de Santa Catalina’. El perímetro interior está rematado por un jardín de especies autóctonas como bejeques, cardones, tabaibas dulces o perejil de mar. 

El proyecto de unión entre la ciudad y su litoral naciente debe completarse en los próximos años tanto hacia el norte y el oeste como hacia el sur. En el primer caso, con las nuevas zonas verdes proyectadas por la Autoridad Portuaria de Las Palmas en el muelle Sanapú y la ampliación del parque Santa Catalina hasta la actual plaza de Canarias; en el segundo, con el retranqueo del muro de la Base Naval y de la verja del Club Náutico de Gran Canaria. 

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