Las vidas del Círculo Mercantil

Tras 20 años de investigación, José Santana Guerra publica ‘Crónicas del Círculo Mercantil’, un libro sobre los 143 años de historia de esta entidad

José María Santana Guerra, autor de 'Crónicas del Círculo Mercantil'.

José María Santana Guerra, autor de 'Crónicas del Círculo Mercantil'. / Juan Castro

Lunes, 18 de agosto de 1879. Un grupo de 25 comerciantes de Las Palmas de Gran Canaria se reúnen en el antiguo Teatro Cairasco, hoy Gabinete Literario, y acuerdan crear una sociedad que velara por sus intereses. Nacía así el Círculo Mercantil, institución que se ha mantenido a flote durante 143 años pese a sus altibajos. José María Santana Guerra, socio de la entidad desde hace dos décadas, ha publicado el libro Crónicas del Círculo Mercantil de Las Palmas de Gran Canaria (1879-2020), un exhaustivo trabajo al que ha dedicado dos décadas y en el que ha estudiado todas y cada una de las actas que se han emitido en este casi siglo y medio de historia.

«La idea surgió, bueno, tenía mucho aprecio a Emilio Regidor Cortés, presidente del Círculo durante 36 años, su hijo Emilio me dijo que por qué no escribía la historia del Círculo Mercantil», señala Santana Guerra dicho y hecho. Este socio de la entidad con sede en la calle San Bernardo se puso manos a la obra y comenzó a buscar entre las hemerotecas, «empecé a mirar las actas y vi la riqueza cultural que tenía y la labor que había realizado»

El objetivo del Círculo, cuenta, «era ayudar a la clase comercial». Para ello se agruparon una serie de empresarios, «sobre todo ingleses, que son los que la fundaron en su mayoría». «Dijeron, vamos a unirnos, a crear una sociedad para defender nuestros intereses y defendernos de unos impuestos abusivos», para ello se reunieron en el antiguo Teatro Cairasco, cónclave del que resultó designado como primer presidente Néstor de la Torre Doreste, al menos de manera provisional puesto que al final fue electo Diego Miller Vasconcelos.

Construcción del Puerto

«No solo eran los comerciantes, también los dependientes, los capitanes de barcos, la consignatarios», indica el autor del libro. En esos primeros años lograron bajar impuestos al tabaco, entre otros. El Mercantil influyó también en la construcción del Puerto de La Luz. En esa época mantenían una «fuerte correspondencia» con Fernando León y Castillo, ministro de Ultramar. «La ciudad necesitaba otro muelle, pero cuando salieron las obras a concurso quedó desierto, por lo que el Círculo a través de sus representantes consigue que la compañía Swanston se hiciera cargo de los trabajos», explica.

El Mercantil, junto a otras entidades de la época, lucharon por demandas de la época como restablecer la escuela de comercio en la ciudad, «mientras tanto en la sede se impartió cálculo, inglés, francés, contabilidad, todas aquellas materias relacionadas con el comercio», aclara Santana Guerra. Esto lo lograron en 1913. Por ese entonces también influyeron en la creación del Instituto de Segunda Enseñanza en la capital -hasta ese momento tan solo había uno en las Islas, en La Laguna-.

El éxito que alcanzó la sociedad se materializó con la construcción de una nueva sede en 1901 en la plaza de Las Ranas. Edificio que les traería un quebradero de cabeza, «ahí hubo un desengaño enorme». «La Compañía de Almacenes de Consumos Generales de Depósito fue la encargada de comprar el solar y levantar el inmueble y el Mercantil tenía en el contrato derecho a usar el edificio», cuenta. Poco después se encontraron con el primer problema, «les dijeron que no». Pasan así 18 años en un pleito judicial y lo pierden, «aún así su emblema, el del Círculo, permanece en la fachada».

En 1920 la sociedad busca nueva sede. Se trasladan así a la casa que existía en el solar donde hoy se sitúa el edificio actual del Círculo. Antiguo convento de las Bernardas y después hotel Continental, sería allí donde se establecerían. «Se debatieron en esta sede asuntos importantes, como la división provincial», recalca, algo que se consumó en 1927.

Papel social

El Círculo tuvo siempre un papel social. Durante la Guerra de Cuba organizó obras benéficas para ayudar a los hijos de los chicos reclutados y en la I Guerra Mundial, tras paralizarse la actividad portuaria, «el Círculo ayuda a la clase obrera y se compromete con los asilos y comedores». Incluso, en los tiempos de la gripe (1918), se ofrecieron a fumigar las calles cuando llegó el buque Infanta Isabel a la Isla con varias personas infectadas por este virus.

Comida benéfica para los ancianos en el día de San José, 1928.

Comida benéfica para los ancianos en el día de San José, 1928. / Fedac

Social y también cultural, con exposiciones de artistas como Cirilo Suárez, Jorge Oramas o Manolo Millares. «Cuando muere Galdós se celebra la Semana Galdosiana, su hija María estuvo aquí en la sede», tal es así que regaló a la entidad una colección de los Episodios Nacionales y una placa, objetos que custodian en el salón dorado de San Bernardo. Santana Guerra también recuerda los grandes bailes que se celebraron durante décadas. «La clase media tenía pocas opciones de ocio y una de ellas era esta», matiza.

En los años 60 nace la idea de crear una sede «más modernizada». Emilio Regidor comenzó su presidencia en 1961, «y uno de sus objetivos primordiales era ese». A finales de 1965 se celebró un gran baile como despedida de la sede, «fue un acto emocionante». «Llegaron a un acuerdo con la sociedad Amorós, de tal manera que el Círculo Mercantil se quedaba con las tres primeras plantas y la galería comercial y las viviendas las explotaban ellos», puntualiza.

En 1972 inauguran la sede en la que han permanecido desde entonces. Bailes, conferencias y campeonatos de billar se han sucedido desde entonces. Impulsó la creación de la universidad en los 80 y en 1995 logró la Medalla de Oro de la ciudad. Entró así en un lento declive de socios que desembocó en el concurso de acreedores de hace unos años. Pero, las vidas del Círculo Mercantil parece que no tienen un final escrito.

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