Arte urbano

Un mural a base de brocha y spray en Tamaraceite

Los artistas Daniel Rodríguez y Richard Báez crean un mural con escenas y personas históricos del barrio dentro de una iniciativa vecinal participativa

A golpe de brocha y bote de spray, los artistas plásticos Daniel Rodríguez Báez y Richard Santana han convertido un muro desnudo de la calle Belén en un verdadero lienzo. Un lienzo en el que han plasmado la historia y personajes de Tamaraceite con la ayuda de vecinos y vecinas. La confección de este mural colaborativo ha formado parte de la iniciativa Andarte Tamaraceite, con la que los propios residentes del barrio han querido dinamizar la vida cultural de sus calles, poco acostumbradas a este tipo de propuestas.

«Nuestro objetivo ha sido generar cohesión social y fomentar la regeneración urbana a través de las expresiones artísticas», apunta Lorena Naranjo, geógrafa urbanista y una de las que han promovido el proyecto Andarte Tamaraceite junto a la trabajadora social Sara Rodríguez, además de los artistas. La iniciativa la presentaron el pasado año a una convocatoria organizada por el Instituto Canario de Desarrollo Cultural cuyo propósito principal es acercar la cultura a los barrios de los municipios de las Islas. «Vimos la necesidad de dinamizar y poner en valor que la gente de aquí proponga cosas», matiza Naranjo.

En un primer momento organizaron unas jornadas en la Casa de la Cultura donde, con la ayuda de la asociación comercial de Tamaraceite, liderada por Conchi Monzón, el colectivo cultural Tasate, además de representantes vecinales como Esteban Santana o el historiador Rumén Sosa «pusieron sobre la mesa varias temáticas», apunta. Entre otras, la historia del pueblo, personajes ilustres o la memoria de las mujeres locales, temáticas que finalmente fueron plasmadas en el mural.

Paseo de los Mártires

Una vez hecho el boceto, tocaba encontrar la ubicación ideal. Tras barajar varios puntos, escogieron finalmente una vivienda histórica en el cruce del paseo de los Mártires con la calle Belén. «Queríamos que la gente entrara dentro de la Montañeta, este es un enclave que está a mitad de camino entre la Carretera General y la plaza de la Cruz», indica Naranjo, «desde que hicimos el mural se ve el resultado entre los vecinos»; si antes más de uno era reticente a dejar que pintaran en su pared, ahora más de uno quiere un mural.

Mural Tamaraceite participativo.

Escena de las aguadoras y los niños en la tienda de golosinas. / José Carlos Guerra

En la primera escena del mural, unos niños juegan y hacen colas ante una ventana para comprar golosinas, «en esta misma casa una señora las vendía antiguamente», apuntan. El desaparecido pilar de agua que estaba en esa misma calle y las aguadoras, las fincas de plataneras y una mujer horneando pan completan esta primera tanda. «La pared tenías que verla antes, la gente aparcaba y la rozaba, a mí me encanta cómo ha quedado», apunta Alicia Tejera Molina, propietaria de la vivienda y quien está «súper orgullosa», y es que la panadería era de su bisabuela, Carmita Déniz.

Calle arriba, el mural continúa con un retrato de Jesús Arencibia, «pintor por excelencia de Tamaraceite» y con los de Chita, quien daba clase en una escuelita que estaba en ese mismo callejón, y Bernardo, «un vecino muy conocido que sigue vivo». Un paisaje de la vega agrícola de Tamaraceite a comienzos del siglo XX en base a una fotografía histórica completan la composición.

Naranjo: «Vimos la necesidad de dinamizar el barrio y que la gente de aquí proponga cosas»

Daniel Rodríguez realizó, a brocha, el primero de los retratos, el del artista y también muralista Arencibia; y su compañero Richard Santana los otros dos a base de spray con una técnica más propia del grafiti. No obstante, los vecinos también participaron, «los adultos y los niños dieron el fondo y nosotros definimos las piezas», señala Rodríguez, aunque alguno le ayudó pincel en mano con el personaje de Arencibia, entre otros elementos, «es una forma de incentivarles en el arte».

«Este año tenemos pensado volver a presentarnos», indica el muralista y arquitecto, «hay ganas de mejorar el barrio y esta es una buena manera de hacerlo». Y es que la proliferación del arte urbano en Las Palmas de Gran Canaria es una tendencia cada vez más al alza en las zonas populares de la capital. De hecho, Rodríguez participó hace un año en Hoya de la Plata en la confección de un mural, experiencia que el barrio del Cono Sur volverá a repetir.

«Vimos que es gente joven que está preocupada por preservar el patrimonio y esta es una buena manera de divulgarlo», señala Yeray Castellano, presidente del colectivo Tasate, uno de los participantes en el proyecto. También lo han hecho como patrocinadores Palmcanarias pinturas y la tienda Salva Sport. El arte urbano se convierte así en protagonista de estas callejuelas del interior de Tamaraceite y da ejemplo del poder de regeneración y de cómo es capaz destacar la cultura a las calles.

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