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El laboratorio marino ‘Plastic Odyssey’ exhibe en La Luz el reciclaje del futuro

El buque de investigación efectúa una escala en el Sanapú como parte de un viaje por todo el mundo | Dispone de máquinas para dar nueva vida a los residuos

El ‘Plastic Odyssey’, atracado en el muelle Sanapú, a finales de la pasada semana. | | LP/DLP

El ‘Plastic Odyssey’, atracado en el muelle Sanapú, a finales de la pasada semana. | | LP/DLP / J. Corujeira

Jacobo Corujeira

Jacobo Corujeira

Limitado en dimensiones, pero ambicioso en sus objetivos. El buque de investigación Plastic Odyssey, un laboratorio flotante con una planta de reciclaje de plásticos a bordo e instalaciones con las que es capaz de generar combustible para alimentar sus motores, realizó una escala el pasado viernes en el Puerto de Las Palmas dentro de un largo periplo que solo acaba de comenzar. Por delante tiene una travesía de tres años en la que recorrerá el planeta realizando hasta 30 paradas para impulsar el desarrollo de iniciativas locales relacionadas con la reducción en el uso de plásticos, su reciclaje y el medioambiente.

Tras su paso por el recinto portuario de la capital grancanaria, donde permaneció atracado en el muelle Sanapú consignado por Incargo, el Plastic Odyssey navega en estos momentos con rumbo a Dakar, donde llevarán a cabo proyectos locales que llevan meses gestándose. Los promotores de estas iniciativas de pequeña escala se embarcarán durante dos semanas para desarrollar sus propuestas gracias a un programa de aceleración que incluye tanto aspectos técnicos como de gestión y de desarrollo operacional.

El equipamiento que navega a bordo del Plastic Odyssey resulta fundamental para poder llevar a cabo estos proyectos locales y demostrar la escalabilidad de las plantas de recuperación de plástico, así como las posibilidades del material una vez reciclado. Entre los dispositivos hay en sus 40 metros de eslora destacan una unidad de pirólisis, trituradoras, extrusoras, equipos de lavado y centrifugado, prensas hidráulicas, hornos y fresadoras, así como una impresora 3D.

Las máquinas que transporta el barco han sido diseñadas con el objetivo de fomentar su uso en todo el mundo. Están libres de patentes y pueden ser usadas adaptándose a los requerimientos de cada lugar. «Nuestro conjunto de soluciones técnicas puede adaptarse a las necesidades locales cuando se utilizan residuos disponibles localmente», explican sus promotores. Gracias a esa versatilidad, «pueden consolidar una red de reciclaje ya establecida o sentar las bases de la primera», agregan.

El proyecto aspira a difundir estos equipos de bajo coste en lugares donde el precio de la maquinaria industrial convierte el reciclaje en una utopía. Además de dispositivos convencional, los ingenieros de Plastic Odyssey también desarrollan otros innovadores, como un espectrómetro low cost que permite separar los distintos tipos de plástico utilizados por la industria, paso imprescindible para poder transformar el material otorgándoles nuevos usos.

A lo largo de su viaje por el mundo, el Plastic Odyssey también muestra las posibilidades del plástico una vez reciclado. Cuando el material es calentado y trabajado acaba convertido de nuevo en una pasta maleable que, una vez depositada en moldes, puede servir como base para fabricar en cadena ladrillos, palés o platos, entre otros muchos objetos. Los responsables del buque muestran esta versatilidad durante las demostraciones que hacen en los puntos de escala.

El buque también cuenta con dos soluciones para los plásticos que no pueden ser reciclados de manera local. Por un lado, dispone de una compactadora que permite reducir el espacio de transporte que ocupan los envases que, como las botellas de agua, requieren grandes volúmenes para que su recuperación sea efectiva. Por otro, puede volver a transformar el plástico que no se puede reciclar por motivos técnicos o económicos en hidrocarburos, aunque en este caso su posterior combustión puede acabar generando nuevas emisiones contaminantes.

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Detrás del buque de investigación Plastic Odyssey se encuentra un equipo joven de marinos mercantes e ingenieros de origen francés que comenzaron a desarrollar el proyecto en 2016, a raíz de una experiencia reveladora en aguas de Dakar. Tras años de preparación -lo que incluyó la búsqueda de patrocinadores comerciales que respaldaran la puesta en marcha del barco y su larga travesía- consiguieron zarpar del puerto de Marsella el pasado mes de octubre y realizaron la primera parte de la vuelta al mundo por distintos puertos mediterráneos hasta concluir en Málaga a mediados de enero. El paso por Las Palmas forma parte de la segunda rama del viaje, que abarcará buena parte de la costa africana para atravesar posteriormente el Atlántico con rumbo a la costa brasileña y el Caribe. | J. C. G.

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