Patrimonio

El TSJC da vía libre al derribo de un edificio centenario en Bravo Murillo

La Sala anula la protección del inmueble al considerar que carece de valores para ello. La propiedad acudió a la justicia cuando el Ayuntamiento denegó la licencia de demolición

Edificio de Bravo Murillo número 10

Edificio de Bravo Murillo número 10 / La Provincia

Los propietarios de un edificio protegido de Bravo Murillo, que fue construido a principios del siglo pasado podrán derribarlo y levantar otro de cinco plantas tras ratificar su desprotección arquitectónica la Sección Segunda de la Sala de lo Contencioso-Administrativo del Tribunal Superior de Justicia de Canarias.

En la línea de la sentencia dictada por el juzgado en 2020, los magistrados consideran que el inmueble se encuentra «erroneamente catalogado» en el Plan General de Ordenación (PGO) de 2012, «al no existir los valores que lo justifican debido a las sucesivas reformas que ha sufrido». 

   El edificio de dos alturas, que ocupa una franja de la manzana comprendida entre Bravo Murillo número 10 y Colmenares 13, se encuentra en la actualidad enormemente deteriorado y cubierto con una malla para evitar caídas de cascotes. La óptica López Díaz fue uno de los últimos negocios instalados en la planta baja.

El caserón de dos plantas ha salido a la venta y los dueños planean levantar cinco alturas

La sentencia dictada el pasado 1 de septiembre de 2022 por los magistrados Jaime Borrás Moya, María Mercedes Martín Olivera y Lucía Déborah Padilla, estima la cuestión de ilegalidad planteada por la comunidad de propietarios del edificio y declara la nulidad de la ficha ARQ-385 del Catálogo General Municipal de Protección.

Los propietarios recurrieron a los tribunales cuando el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria denegó la licencia de demolición solicitada en 2018, argumentando la protección ambiental que tiene el edificio diseñado por el arquitecto Fernando Navarro.

Los técnicos municipales decidieron proteger el edificio al considerar que «es un buen ejemplo de arquitectura académica, que ilustra gran parte de la arquitectura del barrio y aquí se muestra en el borde mismo. En tal sentido, muestra la continuidad con el barrio de Triana y forma unidad con otras edificaciones de esta misma calle».

Intervenciones

Aunque reconoce las intervenciones que ha sufrido el edificio a lo largo del tiempo, incluida su fachada, en la que se ha registrado una ampliación de los huecos y se han introducido elementos de carpintería metálica, la ficha destaca que no ha perdido sus valores arquitectónicos y sólo permite actuaciones de restauración o rehabilitación y figura con un nivel de protección ambiental.

La ficha arquitectónica recuerda que en el momento de la construcción de la casa, que tiene dos plantas, la calle Bravo Murillo se denominaba Paseo de los Castillos y añade que esta ocupó «parte del barranquillo de Mata, a partir del momento en que se derribó la muralla norte de la ciudad» hacia 1852.

La comunidad López Díaz CB acudió a los tribunales en 2018 cuando la directora general de Edificación y Actividades del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, Carmen Nieves Martín Pérez, denegó la licencia urbanística solicitada para la demolición completa del edificio de Bravo Murillo número 10, que también tiene fachada para Colmenares 13, una vía que discurre en paralelo a la primera.

Como consecuencia de este recurso contra la denegación de licencia y el PGO, el Juzgado de lo Contencioso Administrativo número 2 declaró el 3 de marzo de 2020 la nulidad de la resolución de Urbanismo, reconociendo el derecho de los denunciantes a obtener la licencia de demolición y calificando como «errónea» la protección del inmueble.

La resolución judicial plantea al mismo tiempo una cuestión de ilegalidad respecto a la inclusión del edificio en el catalogo municipal, a través de un auto, que ha estimado finalmente la Sala de lo Contencioso.

El informe pericial encargado por la propiedad y elaborado por el arquitecto Ovidio Macho Mishal niega la argumentación de los técnicos municipales.

Resalta que el edificio sufrió en 1967 un «cambio estructural», que «elimina el sistema tradicional de muros de carga y patio por otro sistema estructural de pilares y forjados de losa de hormigón armado, que modifica la tabiquería interior, no reconociéndose ningún valor tipológico que lo haga merecedor de catalogación».

Al respecto, señala que la ficha municipal «incurre en un error al no indicar esta modificación estructural y de distribución original». 

Reforma del local

En 1980, especifica, «se llevó a cabo una reforma del local comercial y se abrieron nuevos huecos en la fachada de Bravo Murillo, que modificaron la composición original y constructiva».

En relación con la continuidad con el barrio de Triana, considera que la misma existe pese a la desaparición el citado inmueble, debido a «la existencia de un viario como el de Bravo Murillo». El edificio, entiende, no está en el ámbito y tampoco forma unidad con otras edificaciones de la misma calle.

Por su parte, el arquitecto municipal Juan Padrón Valido resalta la existencia de varios valores arquitectónicos en el inmueble, «dado que fue realizado por Fernando Navarro», quien diseñó «casi todos los edificios de Arenales, tratándose de una arquitectura que pone de manifiesto la belleza clásica».

Destaca además la antigüedad del caserón, «de casi 110 años, las técnicas artesanales usadas y el sistema constructivo, que es mudejar, así como el logro económico dado que la parcela es considerable y cuenta con materiales nobles». Asu juicio no es un edificio aislado por su cercanía a la calle Perojo.

En el tramo de Colmenares entre Pedro de Vera y Canalejas hay 11 viviendas históricas

«En la calle Colmenares», recuerda, «entre Canalejas y Pedro de Vera, existen 16 edificios, de los cuales 11 son históricos y cinco modernos, encontrándose ocho de ellos catalogados». No obstante, el arquitecto reconoce la existencia de modificaciones sustanciales y que la ficha arquitectónica no se corresponde con la realidad.

 Por su parte Ruth Navarro Delgado, también arquitecta municipal, reconoce durante su declaración que el edificio se encuentra mal catalogado, ya que diversas alteraciones acabaron con dicho valores , aunque destacó la importancia de la fachada de la calle Colmenares y la primera crujía, que pueden justificar su catalogación parcial.

La casa ha sido puesta a la venta por 900.000 euros y en el anuncio se especifica que existe un proyecto para construir un edificio de cinco plantas con siete viviendas y un local comercial en la planta baja. El inmueble tiene 207 metros cuadrados. 

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No es la primera vez que se produce la descatalogación de un edificio mediante sentencia en las inmediaciones de Bravo Murillo.

En 2016, el Tribunal Superior de Justicia de Canarias anuló la protección integral del denominado Edificio Hidalgo, en la calle Muelle Las Palmas, que linda con la calle Alonso Alvarado y la calle Colmenares.

Se trata de un inmueble de tres plantas en color rojo inglés y estilo racionalista, que fue diseñado en 1933 por Miguel Martín-Fernández de la Torre.

Después vendría la desprotección del Palacete de San Bernardo y otros edificios.

Los dueños aprovecharon la aprobación del PGO de 2012 para recurrir la protección del inmueble, aunque su catalogación se remontaba a 2000. El fallo consideró que el edificio carece de valores para su protección. 

Por otro lado, la posibilidad de indemnizar por la protección de un inmueble, que abrió la Ley del Suelo, provocó la presentación de 30 recursos con reclamaciones millonarias.

La Casa Ford fue el precedente en 2008

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