La 'casa de don Bruno' que se convirtió en el Hotel Parque

El libro ‘El gran Hotel Parque y su ámbito de influencia’ recoge la historia del edificio desde que su fundador, Bruno de la Fe, concibió la idea tras una tertulia entre amigos

De izquierda a derecha, el cronista oficial de la ciudad, Juan José Laforet; el autor, Manuel Ramos y la actual propietaria del Hotel Parque, Margarita Pérez durante la presentación.

De izquierda a derecha, el cronista oficial de la ciudad, Juan José Laforet; el autor, Manuel Ramos y la actual propietaria del Hotel Parque, Margarita Pérez durante la presentación. / Juan Castro

Una conversación entre amigos fue el comienzo del icónico Hotel Parque, armonizador del paisaje del parque San Telmo. Por la época de los años veinte del siglo pasado, era usual ver al fundador del establecimiento, Bruno de la Fe Naranjo Díaz, junto a sus amistades disfrutando de distendidas tertulias. Uno de esos días surgió entre las mentes de aquellos hombres la idea de crear «un gran edificio» en la zona. Para el resto fue solo un pensamiento, pero De la Fe terminó por hacerlo realidad. Así lo recuerda el libro El gran Hotel Parque y su ámbito de influencia, escrito por Manuel Ramos Almenara y presentado ayer, en la terraza del complejo hotelero. 

Un evento en el que el pasado convivió con el presente de uno de los establecimientos de referencia de la ciudad. No faltó la asistencia de la actual propietaria, Margarita Pérez y el cronista de la ciudad, Juan José Laforet, redactor del prólogo. No es la primera vez que el autor recopila la información de los complejos turísticos de Gran Canaria. Ya lo hizo anteriormente con los hoteles Santa Catalina y Europa. Ramos explica que a pesar de ser militar de profesión, siempre ha sentido pasión por el mundo de la hostelería, hasta el punto de que si no se hubiera dedicado al ejército, «hubiera sido director de hotel». En el nuevo volumen plasma la historia del edificio como de su entorno, además de las vivencias de aquellos que fueron los protagonistas. 

El fundador, Bruno de la Fe Naranjo Díaz ya contaba con experiencia en los negocios, y el olfato en las oportunidades no le fallaba. El empresario consiguió su riqueza gracias a la explotación tomatera. La construcción de ese inmueble fue lo último que hizo en vida. Falleció a los 66 años sin ver el funcionamiento del mismo, aunque sí pudo contemplar el fin de las obras de aquella construcción que se conoció popularmente como la casa de don Bruno.

El alojamiento acogía gran parte de la cultura de la ciudad desde tertulias profesionales hasta bailes de jóvenes

Los 24 hogares del edificio fueron ocupadas rápidamente por familias de todo tipo. En un principio, los planos, firmados por el famoso arquitecto Miguel Martín-Fernández de la Torre eran exclusivamente para viviendas. El urbanista terminó por trazar, un año antes de la finalización de la obra una ampliación. En ella planteaba un hospedaje en el espacio central sobrante, cuya inauguración fue el 23 de agosto de 1943. 

La primera década fue de las más movidas. El hotel se convirtió en un punto de encuentro de la cultura de la ciudad. Desde serias tertulias a cargo de profesionales de todos los ámbitos hasta divertidos bailes donde los jóvenes se olvidaban de las obligaciones rutinarias y tenían sus amoríos. 

La terraza vivió gran parte de la vida de la ciudad, era habitual tomar un refrigerio o café, sin olvidarse de las aclamadas papas fritas, que para muchos eran las mejores de la capital. 

Antigua imagen del Hotel Parque.

Antigua imagen del Hotel Parque. / fedac

El éxito provocó que fueran necesarias algunas ampliaciones para acoger al personal contratado de la Península. Además, el incremento de turismo también obligó a convertir el salón de fiestas en 16 nuevas habitaciones para huéspedes

Pero los años de jolgorio finalizaron. Durante los 70 el turismo comenzaba a trasladarse al sur, atraídos por el clima y las playas y los pocos hoteles que quedaban en la capital resistían como podían. A finales de 1976 el Gran Hotel Parque cerró sus puertas como consecuencia de la marcha de la empresa Hoteles Unidos S.A. (HUSA), que lo gestionaba desde hacía un cuarto de siglo. Las razones no están confirmadas, pero el autor del libro considera que pudo haber sido el «consiguiente deterioro del Hotel funcionando más de treinta años, la necesaria adecuación y conveniente rehabilitación». 

Una cervecería para reflotar

Ver el alojamiento cerrado fue un varapalo para la familia Naranjo propietaria del negocio tras el fallecimiento de su precursor. La imaginación se disparó para buscar una utilidad al edificio, que incluso se pensó en transformar en residencia para la Guardia Civil. Sin embargo, la reapertura de la empresa tuvo más que ver con la cerveza, que con los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado. 

Tomás Naranjo Sintes, nieto de Bruno de la Fe se desplazaba todos los meses a cobrar el alquiler a la cervecería, El Toril en la calle Venegas. Naranjo no desperdiciaba la oportunidad para proponerle a los dueños que se hicieran cargo de la empresa. La insistencia tuvo sus frutos y los hermanos cerveceros se convirtieron en gestores y reformaron el lugar de arriba a abajo. 

Pero, el hotel terminó cayendo en desidia durante los 80 y por lo único que parecía mantenerse en pie era gracias al bingo. En 1994 la familia Naranjo vende la propiedad a Juan Manuel Padrón después de que las instalaciones quedaran en decadencia. Tan solo cinco años después vuelve a cambiar la titularidad, al ser comprada por Ignacio Pérez, que consiguió estabilizar las cuentas del alojamiento. Finalmente, en 2006 se lo deja en herencia a su hija, Margarita Pérez, actual propietaria, que ha vivido la integración del negocio a la compañía hotelera Sercotel

Pérez, en los quince años que ha estado al frente ha escuchado muchas historias en referencia al Hotel Parque, pero la más bonita es la de su propio padre. El joven veinteañero, procedente de un pequeño pueblo de Guadalajara llegó a Canarias como escala de su destino en África. Una tarde de 1971 se sentó a tomarse un café sin imaginar que años más tarde terminaría siendo el propietario. 

El paseo de la fama en San Telmo

En sus camas han dormidos famosos de todos los sectores, ya sean actores, cantantes, artistas, deportistas, cómicos o políticos. En 1947 Luis Carrero Blanco, el que sería presidente del Gobierno de España unos años más tarde se alojó en el enclave. Volviendo a la actualidad, también Manuela de Carmena, la ex alcaldesa de Madrid disfrutó de las instalaciones. Algunos escritores de la talla de Almudena Grandes o Clara Usón Vegas también escogieron las instalaciones para hospedarse. Destacadas personalidades del mundo del espectáculo como Nuria Espert, actriz y directora o el barítono italino Leo Nucci. Los músicos canarios también han escogido el hotel para alojarse como Pepe Benavente y Arístides Moreno, así como del panorama nacional como Tamara Macarena Valcárcel Serrano y Martirio. En el mundo deportivo en 1968 la ciudad acogía al Atlético de Madrid, que se enfrentaría a la Unión Deportiva Las Palmas. Fue el mismo caso de Club Deportivo Tenerife, que el domingo 15 de marzo de 1964 jugaba contra el equipo grancanario.

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