SEMANA SANTA 2023

El olivo, dueño del Domingo de Ramos

Las medidas para proteger los palmerales del picudo rojo en Gran Canaria obliga a los escasos artesanos a exportar la palma de Elche para la elaboración de trenzados que además tienen poca demanda para la procesión de La Burrita

Desde que el picudo rojo se detectó en el Archipiélago y el Gobierno de Canarias puso en marcha medidas para la protección de la palmera canaria, la prohibición de cortar ejemplares silvestres y la necesidad de autorizaciones para el corte y transporte de ramas para evitar la propagación de este insecto procedente de Asia que acaba con los ejemplares (2006) el olivo y el acebuche se han adueñado del Domingo de Ramos. En los últimos años apenas se ven palmas y ramos trenzados entre los fieles que acuden a la popular procesión de La Burrita - que se celebra este domingo-, y los que se ven están hechos con palma de Elche o con otro tipo de plantas.

La popular procesión de La Burrita, que celebra la entrada de Jesús en Jerusalén a lomos de un asno aclamado por una multitud que ya lo considera el Mesías, marca el inicio de la Semana Santa. El desfile no se entiende sin el batir de las ramas y la bendición de las mismas convirtiéndolas así en un elemento sacramental que antiguamente decoraba los balcones de las viviendas como símbolo de protección durante todo el año.

La confección de ramos trenzados es un producto enteramente artesanal que, como tantos otros, había entrado en decadencia antes de que la legislación contra el picudo rojo le asestará la puntilla. No solo porque estamos en una sociedad cada vez más laica, sino porque al tratarse de un oficio muy temporal apenas contribuye a la economía del artesano, que ya de por sí realiza un trabajo de supervivencia.

Las artesanas que se dedican al oficio afirman que traer la palma de fuera sale cara para la escasez de demanda

María Belén Gutiérrez Vélez es una de las cinco artesanas que figuran en la Fedac (Fundación para el Estudio y Desarrollo de la Artesanía), organismo del Cabildo grancanario, que trabaja la cestería de palma, un oficio heredado de sus antepasados. «Lo aprendí de mi madre pero mi bisabuela fue la que comenzó a trabajar en ello», comenta la mujer, que hace ramos trenzados por encargo de particulares. 

«Desde que no nos dejan coger la palma silvestre cuesta más trabajar con ella. Podemos coger la que poda el Ayuntamiento pero hay que ponerse de acuerdo con ellos para saber cuando lo hacen y si no organizarte con tiempo para solicitar la palma a Elche para que llegue a tiempo aquí », cuenta María Belén, que opina que la tradición se está perdiendo. 

«Yo vivo en Agüimes pero soy de Santa Lucía y allí la tradición es de toda la vida. La rama verde se la echaban a los animales para que comieran y la que se secaba se utilizaba para hacer cestos y otros enseres», dice. En los últimos años no ha pasado de una docena de encargos para el Domingo de Ramos por los que cobra entre 15 o 20 euros.

«Muy caro»

María Eloísa Peña Galván es otra de las artesanas que realiza ramos de palma. Este fin de semana recibirá un homenaje en Telde porque su familia ha logrado trasmitir el oficio de la cestería a la quinta generación. «Mi primera trenza la hice con siete u ocho años y luego me las he ido inventado», relata la jubilada, de 70 años, sobre cómo fue aprendiendo el oficio que le ha servido de hobby y complemento de la economía familiar. Este año no mandó a buscar la palma a Elche porque, según ella, «sale carísima» entre lo que cuesta el producto y el pago de aduanas para traer a la Isla la palma. «El kilo mojado lo compro entre 15 y 20 euros pero luego la mitad no me sirve para hacer un ramo blanco; si lo compro seco me sale más caro», confiesa la artesana, que utiliza el sobrante para hacer sombreros y que se ha pasado al centeno para la elaboración de sus artículos. «Siempre tiene el mismo brillo», puntualiza la mujer, que tiene un cercado donde planta el cereal.

Serrano Valero es una de las empresas de Elche que ha enviado hojas de palma a La Laguna (Tenerife) y Las Palmas de Gran Canaria

En Elche, la confección de palmas es más que una tradición una seña de identidad de los ilicitanos ya que es una de las zonas españolas con más concentración de palmerales dedicados a la explotación de la palmera. Serrano Valero es una de las empresas de Elche que ha suministrado este año palma para los artesanos canarios. En concreto a La Laguna (Tenerife) y a Las Palmas de Gran Canaria. «Habremos enviado en total a Canarias entre 800 y 1000 piezas, algunas de hasta 3 metros de altura», explica Paqui Serrano, miembro de la empresa familiar, que va por la quinta generación.  

Paqui Serrano, presidenta además de la Asociación de Productores y Artesanos de la Palma Blanca, señala que el transporte de las hojas a la isla se realiza «sin problemas» siempre que se cumplan con los controles fitosanitarios pertinentes y los trámites que conlleva el transporte vía marítima. «Exportamos a toda el territorio nacional menos a las Islas porque al ser el transporte aéreo se encarece el producto final y la gente se retrae a comprarlo», añade sobre la posibilidad de comprar los ramos vía online.

Entre las pocas personas que llevará este año una palma será el obispo de la Diócesis de Canarias José Mazuelos Pérez, un regalo de la cofradía de Los Dolores de Triana, encargada también de desfilar con La Burrita, ya que es la primera vez que el máximo responsable participa en el desfile desde su nombramiento. 

El olivo y el acebuche presidirán la ceremonia de bendición de los ramos en el popular desfile, que según el hermano mayor de la cofradía José Luis Rivero han sido facilitados por los proveedores de Hiperdino, así como el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria y algunas donaciones particulares.

Lo mismo ocurrirá en la procesión de La Burrita, que saldrá de la iglesia de La Luz. Los olivos proceden mayoritariamente de Valsequillo y han sido llevado al templo también por particulares que tienen fincas.

Suscríbete para seguir leyendo