Comercios históricos de Las Palmas de Gran Canaria

La lana que teje memorias en Las Palmas de Gran Canaria

Desde 1975 El Palacio de las lanas lleva especializado en su producto estrella primero en Escaleritas y ahora en San Bernardo | Está regentado por la segunda generación

María del Carmen Gutiérrez pasaba las noches en vela ojeando libros de punto para aprender a tejer, practicaba sin parar para estar a la altura de su negocio. Con tan solo 17 años se embarcó en la aventura de gestionar un negocio desde que su marido, José Antonio Armas, con actitud inquieta de empresario, compró una tienda en Escaleritas especializada en lanas. Más de cuatro décadas después, su hija, Deborah Ramos continua con El Palacio de las Lanas, trasladada en 2018 a San Bernardo. 

"Mi padre ha sido siempre empresario y vio la oportunidad, ya que la señora mayor que había montado la tienda, un año antes, la quería vender y en vez de comprar la casa, compró el negocio", cuenta Ramos. Al principio todo fue una época de incertidumbre, el matrimonio no conocía el mundo de las lanas, pero poco a poco se fueron habituando hasta el punto de hacer desfiles de moda con ropa hecha con sus lanas de la mano de artesanas que trabajaban para ellos.

Al principio solo ofertaban lana, pero terminaron por adaptarse a los nuevos tiempos y, en la actualidad, aunque sigue siendo su punto fuerte, también venden mercería y telas. Comenzaron a trabajar con artículos de mercería en los años 80 cuando una de las empresas proveedoras de lanas más grande y con la que mayoritariamente trabajaban sufrió un incendio en su fábrica y la venta bajó, por lo que no había tantos artículos para ofertar. "Tenían que solventar la situación de alguna manera, tuvieron que introducir otro tipo de artículos y lo más adecuado era la mercería", cuenta Ramos. 

Canarias fue una región pionera a la hora de ofrecer material de mayor calidad por la demanda de los turistas

La incorporación de las telas fue tarea de Ramos, hace 15 años, porque quería que los clientes encontraran todo lo que necesitaran en un mismo sitio. Además de que descubrió el patchwork, una técnica en la que se cosen piezas de telas para crear diseños. "Puedes mezclar telas, lanas, mercería y haces cosa espectaculares", comenta.

La propietaria aprendió a tejer al observar detenidamente a su madre hacerlo. "No es que me sentara al lado de ella para que me enseñara, alguna vez lo hacía, pero sobre todo porque copiaba lo que ella hacía", recuerda. La actual propietaria y, segunda generación, se ha criado en la tienda, salía del colegio para pasar las tardes en el local y cuando cumplió la mayoría de edad comenzó a trabajar hasta la jubilación de sus padres, momento en el que se convirtió en la dueña. 

Ramos explica que España ha sido un país en el que "lo sintético gustaba mucho por barato" y Canarias fue una de las regiones precursoras a la hora de ofrecer lanas de mayor calidad. "Donde empezamos a meter cosas nuevas o intentar solicitar productos diferentes fue en Canarias porque los turistas cuando vienen y pasan largas temporadas te piden fibras naturales de lana 100%, el cachemir, el lino o el bambú", comenta. 

Sin embargo, falta lana producida en Gran Canaria y los ovillos que venden tienen un precio elevado porque la producción es mínima. "Aunque cada vez hay más gente que se dedique a ello no se ha fomentado lo suficiente adquirir y trabajar los productos de aquí", lamenta la experta. Ramos indica que en Tenerife hace diez años han promovido la Feria de la Lana, "pero aquí en Gran Canaria nada, no ha habido ningún pionero que se dedique a hacer eso".

La actualización a los nuevos tiempos ha sido inevitable. El arte de tejer ya no está ligado exclusivamente a la imagen de la abuela con grandes agujas haciendo ganchillo. Las redes sociales han revitalizado la actividad y muchos jóvenes han explorado la amplia gama de posibilidades del ganchillo y tejen bañadores, tops, bolsos y todo tipo de prendas que han vuelto a ponerse de moda y que se pueden encontrar también en las grandes firmas de ropa. 

Vista de la tienda.

Vista de la tienda. / juan castro

Pero más allá de las modas pasajeras, Ramos destaca los beneficios, ya que tejer "favorece a la psicomotricidad y la psicología porque evade de problemas y es todo matemático", así que ayuda a tener la mente despierta y ser creativo. Por esa razón, comenta que en los talleres que organiza la tienda tienen a clientas desde los 18 hasta los 80 años. 

"Hay un mundo inmenso dentro de este mundo", reflexiona Ramos. Las diferentes técnicas para tejer con lana convierten el material en uno de los más versátiles y estimulantes para liberar la creatividad en forma de punto. 

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