Comercios históricos de Las Palmas de Gran Canaria

Tintorería Avenida: los médicos de la ropa

La que fue una tintorería de barrio abierta en 1980 se ha convertido desde hace una década en un negocio ecológico | La encargada es la segunda generación

«La ropa ya no es como antes», expresa Laura Quintana, responsable de la Tintorería Avenida, abierta desde 1980. La calidad ha bajado y eso se ha notado en los tratamientos que deben realizar a los tejidos. Pero no por ello se han dejado de adaptar a los nuevos tiempos, lo que empezó siendo una tintorería de barrio hace 43 años, se ha transformado en un negocio ecológico, que usa productos que respetan el medioambiente.

El fundador es el padre de la actual gerente, que decidió abrir el comercio porque comenzó a trabajar en la tintorería La Fantástica y quería formar su propia empresa. Desde pequeña Quintana vio crecer la tienda y observó su progreso. Después de clase iba ocasionalmente de visita al local con su madre, por aquella época gerente. Desde muy temprana edad surgió la vocación y supo que se quería dedicar a gestionar el negocio familiar y por eso estudió Administración y Dirección de Empresas. «Yo vi a mi padre cómo trabajaba, lo vi como una persona muy trabajadora, muy responsable, que le gustaba su trabajo, porque las empresas propias las llevas con más gusto», opina la responsable.

La transición al sistema ecológico fue hace una década y les ha permitido ahorrar en suministros eléctricos, que en épocas de inflación como las actuales se nota. Las tintorerías utilizan, sobre todo, para el lavado en seco, un producto «bastante agresivo» para el medioambiente. Para evitar que acabe en las alcantarillas de la ciudad han invertido en máquinas ecológicas y en productos para el lavado que son ecológicos. Además de contratar los servicios de empresas de luz y agua que produzcen su energía con fuentes renovables. 

Algunos clientes se olvidan de recoger sus prendas hasta después de cuatro años en los almacenes del local

Al no utilizar cierto tipo de productos las personas alérgicas llevan su ropa a lavar a la tintorería porque es difícil conseguir detergentes que no les produzcan molestias en la piel. «Muchos de ellos tienen alergias dermatológicas a determinados productos. A lo mejor en casa no tienen el lavado en seco, por ejemplo, hay piezas que no se pueden lavar en agua. Nosotros se lo ofrecemos para que no perjudique su piel y eso es uno de los plus», comenta Quintana.

Quintana recuerda la tintorería más llena hace años. La constante actualización de las lavadoras ha conllevado menos trabajo para el sector. «Ahora hay máquinas modernas que te lavan hasta el lino cuando antes no lo hacían», refleja. Sin embargo, la última crisis de la pandemia pudieron sortearla con facilidad, asegura la responsable: «Nos ha ayudado el cierre de varias tintorerías porque no han soportado la crisis de la Covid», añade.

Los clientes sobre todo llevan ropa como chaquetas, americanas y algunas prendas de señora. Algunos de sus clientes se han convertido en asiduos después de tantos años. Se ha dado el caso de que han conocido el fallecimiento de alguno de sus más fieles usuarios porque no van a recoger su ropa. Y es que las tintorerías están obligadas a guardar durante cinco años las pertenencias y son muchos los casos en los que van a recoger sus prendas meses o incluso años después. «A los tres meses cuando se ha enfriado el tiempo dicen, ¡ay, ¿el edredón nórdico dónde tengo? y está el la tintorería», explica Quintana.

La ropa ya no es como hace 20 años, hace hincapié Quintana, por lo que tienen que estar revisándola con lupa para que quede intacta ante posibles tratamientos fuertes a la hora de quitar manchas. «El problema que estamos teniendo en las tintorerías es que ya los materiales de las prendas no son como antes, dicen que es 100% algodón, pero no es el algodón de hace dos décadas, es un tejido que a la hora de tratarlo puede fallar», incide la responsable. Han dejado de fiarse del etiquetado para tener que hacer pruebas a priori para comprobar que la tela aguante el tratamiento. «También es tener ojo con cada prenda», explica Carmela Boketale, encargada de la tintorería, que lleva trabajando tres décadas en el negocio y se ha convertido en una experta en tratar todo tipo de prendas. 

Boketale trabaja junto a su compañera entre el vapor de las planchas y cientos de pantalones, vestidos, chaquetas y prendas de todo tipo colgadas. Mientras, los clientes entran para que los médicos del ropaje hagan magia con su ropa y así eliminen sus manchas o dejen impoluto ese edredón o alfombra que no cabe en la hogareña lavadora

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