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Los camareros robots llegan a Las Palmas de Gran Canaria

Algunos empresarios de la ciudad han incorporado máquinas con diferentes fines como llevar comandas o ser un punto de información y acompañamiento

Camarero Robot en el Cafés de Carla

Pepe, el camarero robot en el Cafés de Carla. C. T.

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Pepe, el camarero robot en el Cafés de Carla. Gretel Morales Lavandero

Pepe ha comenzado a trabajar como camarero desde el pasado martes y no sería reseñable si no fuera porque en vez de brazos, tiene bandejas y su cara es una pantalla. Los camareros robots han llegado a Las Palmas de Gran Canaria entre alabanzas y críticas. El establecimiento Cafés de Carla, en el Centro Comercial Las Arenas incorporó desde este martes un nuevo asistente robótico, que lleva las comandas de forma autónoma. El nuevo ayudante marca el camino de una nueva forma de trabajar incorporando tecnología cada vez más avanzada.

Algunos de los clientes aún tienen recelo del nuevo robot: «No pienso volver, ¿qué necesidad hay?, incluso va más lento que una persona», sentencia Pino Mendoza mientras se toma el café traído por Pepe. «El avance tecnológico está bien, pero nos estamos deshumanizando», opina Elena. 

A pesar de las críticas, el robot no se desanima, y luce en su pantalla caras sonrientes y guiña el ojo allá por donde pasa. Sin embargo, para el secretario general de la Federación de Servicios de CCOO Canarias, Borja Suárez, la sonrisa y calidad de un humano nunca será sustituida por una máquina. «La digitalización se tiene que dar para mejorar el empleo con el fin de reducir cargas de trabajo, pero no para suplantar puestos», defiende. 

«La digitalización tiene que mejorar el empleo, pero no suplantar puestos», opina Borja Suárez de CCOO

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La camarera de Cafés de Carla, Mónica Yanes confirma que los clientes desconfían de Pepe, pero asegura que la plantilla está «encantada» con su trabajo. «Siempre se tiende a pensar mal de lo desconocido, pero la máquina no es 100% autónoma, necesita las instrucciones de un humano», apostilla. Yanes pone en valor el tiempo que han ganado para hacer otras tareas, como por ejemplo lavar los platos. «Mientras Pepe está llevando comandas puedo encargar a una de las chicas que se ponga a lavar la losa, así una de ellas es como un comodín ahora», añade. 

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Pepe, el robot camarero de Cafés de Carla. Andrés Cruz

«Realmente es una mejora de la forma de trabajar porque simplemente no hay que caminar tanto o cargar una bandeja», indica Gabriel Cirillo, el responsable de Atecresa, la empresa que comercializa el aparato. «Las bandejas a veces las tenemos súper cargadas y con esto somos más rápidas y nos descarga de trabajo», confirma Yanes.

No solo a la cafetería ha llegado el nuevo dispositivo tecnológico. La empresa Canarias Robotics puso a disposición del Centro Comercial El Mirador, un robot de prueba para atender a los clientes. La semana pasada el robot paseó por la primera planta y los clientes podían pedir información o que la máquina les acompañara a las tiendas para evitar perderse. 

El robot de prueba en el CC El Mirador. LP/DLP

Multiusos

En el Museo Elder de la Ciencia y la Tecnología también han incorporado uno de estos nuevos asistentes para recibir a los visitantes y, así, explicar los nuevos usos de la robótica. «Sirve para todo tipo de negocios», indica Santiago Montesdeoca, encargado de la empresa Canarias Robotics. Desde Semana Santa también han provisto de un camarero robot al restaurante de Vecindario, La Mexicana. 

Montesdeoca reconoce que el negocio no tiene tanta demanda en España como en otras latitudes como Asia o América. El encargado considera que se debe a la controversia en torno al intrusismo de la nueva tecnología, que podría poner en peligro puestos de trabajo. «Es una ayuda porque no te recogerá ni limpiará la mesa, así que la idea es que sea un asistente para que los trabajadores puedan servir mejor», opina Montesdeoca. Desde su empresa, que nació para ofrecer soluciones informáticas e impresoras decidieron incorporar al incipiente sector porque han comprobado que tiene «bastantes posibilidades». 

Una de las máquinas de Canarias Robotics en El Elder. LP/DLP

Suárez de CCOO lo compara con la llegada de las cajas amigas en las grandes superficies y destaca que repercutirá en la calidad del servicio. «Desde el sector reivindican que no hay suficientes profesionales formados y meten un robot, al final, es ir en contra del propio sector», hace hincapié. Suárez desconfía de que los nuevos aparatos sean exclusivamente ayudantes y no suplan puestos de trabajo ya existentes. «Nadie se gasta 10.000 euros para transportar café», deduce. 

El dueño de Cafés de Carla, Juan Miguel Ojeda asegura que es únicamente para transformar en «más tranquilas» las jornadas de sus empleadas. El asistente está en período de prueba y quien decide su permanencia será la propia plantilla. «Yo intento dotarles de herramientas para que estén más cómodas y el cliente espere menos», comenta el empresario. Ojeda explica que su cafetería suele tener picos muy altos de trabajo y las profesionales se pueden ver desbordadas, por lo que decidió incorporar a Pepe. «Es una mesa con ruedas», resume. 

Cirillo afirma que comenzaron a trabajar en el sector de la robótica porque se percataron de que había «mucha falta de personal, puestos de trabajo todavía por cubrir por miles de razones». El encargado de la parte tecnológica de Atecresa explica que no depende de ellos cubrir esos puestos, pero sí «mejorar la situación laboral de los actuales empleados»

Pepe, a pesar de su folclórico nombre, tiene etiqueta asiática. La máquina está construida en Corea del Norte a través de una empresa china. Todavía no existen empresas españolas que produzcan este tipo de tecnología. Cirillo asegura que en Europa solo hay una fábrica alemana que realiza estos robots, pero con una tecnología «más atrasada».

«Las bandejas a veces las tenemos cargadas y con esto somos más rápidas», afirma la camarera Yanes

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Mientras las miradas de sorpresa se posan en el nuevo ayudante, las bandejas de Pepe se llenan con cafés. «Recibido», suelta una voz digital. «Pues venga, ea», le espeta Mónica Yanes y se pone con otras tareas, así es la nueva vida entre robots y humanos. 

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