Entrevista | Francisco Garcia Lascurain Capitán marítimo de Las Palmas

«Cerrar el fondeo igual fue excesivo, pero el tráfico de recreo y comercial tiene que convivir»

«Las Palmas es un puerto complicado y difícil porque por aquí pasan al año 10.000 barcos», afirma

Francisco Garcia Lascurain durante la entrevista en su despacho.

Francisco Garcia Lascurain durante la entrevista en su despacho. / ANDRÉS CRUZ

Francisco Garcia Lascurain (Bilbao, 1961) es marino mercante y capitán marítimo de Las Palmas. El trajín de los barcos que pasan por Gran Canaria, Lanzarote y Fuerteventura está en sus manos.

Tomó posesión durante la pandemia. ¿Cómo era el Puerto antes y cómo es ahora?

En octubre de 2020, pero antes estaba en comisión de servicios. Así que conozco bien el Puerto. Desde el punto de vista de la actividad hemos dado la talla en todos los servicios... Capitanía Marítima, Autoridad Portuaria... Todas las administraciones han estado ahí. El Puerto no se ha resentido porque hemos dado los servicios esenciales. No faltó nunca un barco con suministros, con comida y todo aquello que necesitaba la población.

¿Se queda el puerto pequeño para tanto trajín?

Está llegando al límite de su capacidad en cuanto a línea de atraque, aunque eso es competencia de la Autoridad Portuaria. La última obra de ampliación exterior que queda es el alargamiento de La Esfinge.

¿Es cierta la fama de puerto difícil que tiene Las Palmas?

Eso lo puedo confirmar por los años que llevo aquí, es un puerto complicado y difícil.

¿Cuántos años lleva?

En Capitanía Marítima voy a hacer ahora 20 años, siempre en Las Palmas. He estado de inspector, de coordinador y tres años de capitán marítimo, desde que se jubiló el anterior.

¿Por qué es un puerto difícil?

Por estadística. Este es un puerto que mueve casi 10.000 barcos al año con 20.000 movimientos. Es una cantidad importante y por eso tenemos emergencias. Actuamos de forma coordinada con la Autoridad Portuaria y la gran mayoría las resolvemos con resultados satisfactorios.

Entre sus funciones destaca la inspección de los barcos y la seguridad marítima. ¿Cómo es esa labor, qué tipo de sanciones ponen?

Tenemos competencias en prevención, lucha contra la migración y control del tráfico marítimo a través de nuestro brazo operativo, que es Salvamento Marítimo. Nuestra función es inspeccionar a la flota nacional, desde mercantes y pasaje hasta pesqueros, así como buques extranjeros mediante un instrumento que se denomina Control por el Estado del Puerto, Memorando de París. España también está muy involucrada, a través de la Subdirección General de Seguridad e Inspección Marítima, en el Plan Lista Blanca.

¿En qué consiste?

Es un plan que se activó en la Administración Marítima para poder inspeccionar los barcos de bandera nacional cuando van a ir al extranjero. La idea es que tengan las menos deficiencias posibles cuando les hagan las inspecciones allí, con la finalidad de mejorar los estándares de servicio y de calidad.

¿Por qué?

Retener o detener un barco en el extranjero hace mucho daño. Existe una lista que está dividida en tres banderas: blanca, gris y negra. En España luchamos por mantenernos siempre en la lista blanca y ahí seguimos.

¿Hay barcos de la lista negra que frecuenten Las Palmas?

Sí. Por la cercanía con África vienen a repararse muchos barcos que no cumplen la normativa. Hemos hecho varias detenciones por ser buques subestándar.

¿Qué quiere decir?

Son buques que no cumplen con los mínimos de seguridad para poder navegar.

¿El motivo principal de las sanciones es ese?

Sí, pero también tenemos otro tipo de sanciones previa denuncia del servicio marítimo de la Guardia Civil que afectan, sobre todo, a las actividades náuticas.

En ese sentido la Autoridad Portuaria ha reforzado la vigilancia a la entrada del Puerto para evitar conflictos con el tráfico mercantil. ¿Está satisfecho con ese refuerzo?

Sí, estoy muy satisfecho con la reacción que tuvo la Autoridad Portuaria en ese aviso a los navegantes. Capitanía Marítima apoya la náutica de recreo, la vela latina, las escuelas y todo tipo de regatas, pero hay que regular el tráfico porque los mercantes y el sector náutico tienen que convivir en condiciones de seguridad. La Autoridad Portuaria se ha comprometido a hacer una vigilancia en la zona y bueno, hasta el momento se ha visto una mejora. También se habló con la Asociación de Navegantes de Recreo, con las marinas, y estaban todos de acuerdo en que poner un poco de vigilancia era necesario. Así que agradezco a la Autoridad Portuaria y su presidente que tomen cartas en el asunto.

¿Ha habido sanciones?

Sí, en todo lo que está dentro del dominio público portuario, el competente es la Autoridad Portuaria, y me consta que sí ha habido sanciones por los cuatro de siempre que incumplen la normativa. La gran mayoría en Canarias y Las Palmas son grandes navegantes.

¿Fue excesivo cerrar el fondo del entredique?

Bueno, fue una medida que hubo que tomar porque la cosa no estaba bien. Quizá el sector no la entendió o no supe explicarme. No era contra el fondeo ni contra los barcos ni los negocios, es porque ahí tenemos un tráfico comercial y un tráfico recreativo. Había que tomar medidas y se tomaron porque los dos tienen que convivir.

En 2020 murieron tres marineros en el incendio de un barco ruso. El mes pasado perdieron la vida dos tripulantes en un barco perforador. ¿Es Las Palmas un puerto seguro?

Del incendio me acuerdo perfectamente porque fue el día de Noche Buena y estaba comiendo con mi mujer. El presidente de la Autoridad Portuaria y yo estuvimos hasta el último momento que se recuperaron los cuerpos. Claro que es un puerto seguro. Surgen accidentes porque hay un centro de reparaciones navales con mucha actividad, tanto en los astilleros como en los muelles comerciales hay infinidad de actividad.

¿Se cumple con la normativa?

Hay una ordenanza que se publicó hace poco para el sector de las reparaciones navales y la gran mayoría cumple la norma.

¿Qué pasó en el otro accidente?

Hemos nombrado un instructor y abierto un expediente administrativo e informativo para saber qué ocurrió en el Valaris DS17. Ese es nuestro único fin, porque también están otros estamentos como la policía judicial y la fiscalía. Nosotros lo que estamos haciendo únicamente es ver exactamente lo que ocurrió. El informe llevará su tiempo. Tenemos que entrevistar, que no interrogar, a todas las personas que estaban involucradas en la reparación, para luego dar unas recomendaciones y que eso no vuelva a ocurrir.

¿De qué tipo?

Seguir todos los procedimientos de entrada en espacios confinados o en los trabajos en caliente, por ejemplo. En breve nos reuniremos con la asociación de reparaciones navales para refrescar a todos un poco esta ordenanza.

¿Tienen personal suficiente para afrontar estas incidencias?

Ahí tenemos una debilidad. Aquí los funcionarios se incorporan por primera vez. Hay mucho tránsito, mucho movimiento. Intentamos estabilizar la plantilla, pero necesitamos más gente, más auxiliares. Para dar un mejor servicio al ciudadano necesitamos más inspectores. Por ahora es bueno, pero como se mueva un poco la plantilla podemos pasar momentos estresantes. Mi responsabilidad abarca también Lanzarote y Fuerteventura, donde hay dos distritos marítimos con dos compañeros en cada uno de ellos.

¿Ahí están las principales necesidades?

No, a nivel general. Capitanía Marítima, la subdirección general, la dirección general de la Marina Mercante, me está apoyando porque está mandando personal y jefes, pero todavía no es suficiente.

¿Cuántos son, cuántos faltan?

Somos 22, más Lanzarote y Fuerteventura, pero tenemos trabajo extra porque en Las Palmas está el registro especial de buques y empresas navieras. También hay otro en Tenerife. Es bastante atractivo porque los armadores y los tripulantes obtienen beneficios fiscales. Ahora mismo lo mantenemos básicamente con una persona, como buenamente podemos.

¿Qué hace Capitanía Marítima para combatir el machismo?

La Organización Marítima Internacional celebró el pasado 18 el día internacional de la mujer en el sector marítimo. Aquí la verdad que predicamos con el ejemplo. Ahora mismo hay tres ingenieras navales en el departamento de inspección marítima y estoy luchando para que vengan dos mujeres más. Aprobaron la oposición de este año y son marinas mercantes. Creo que vamos a llegar a la paridad casi seguro.

¿En qué disposición?

Tendremos cinco inspectores, tres ingenieras navales y dos marinas mercantes. Porque aquí la titulación que se exige es marino mercante, capitán de la marina mercante, jefe de máquinas de la marina de mercante o ingeniero naval. Solo sé trabajar en equipo y el sector está muy masculinizado. Espero que llegue esa paridad. Es un sector muy duro, pero la mujer se está incorporando y estoy encantado con eso.

Antes hablaba de sanciones. ¿Preocupan las motos de agua?

Sí, tenemos previsto presentar antes del verano la campaña nacional de seguridad náutica de recreo, que por primera vez se hace en Las Palmas de Gran Canaria. Estará enfocada a prevenir accidentes y concienciar sobre la necesidad de que las actividades recreativas en el mar se hagan con total seguridad y responsabilidad para el disfrute de todos, porque no somos una administración únicamente sancionadora.

Explíquese.

Las sanciones vienen básicamente porque el Servicio Marítimo de la Guardia Civil (Semar) plantea las denuncias y las tramitamos, pero también hacemos una labor didáctica con estas campañas. El sector de las motos de agua se ha convertido un poquito en el dolor de cabeza nacional, no solo en Canarias.

¿Cómo ha afectado la guerra en Ucrania al Puerto?

Hay un reglamento de sanciones, unas instrucciones conjuntas de Puertos del Estado y de la Dirección General de la Marina Mercante para prohibir la entrada y el tránsito a puertos europeos de barcos con bandera rusa. Eso se está cumpliendo porque hemos rechazado a varios. Desde el 3 de abril, además, se prohiben los buques con certificados internacionales emitidos por la Russian Maritime Register.

¿Hay alguno embargado?

Ahora mismo no. Básicamente se rechazan, no se les deja entrar.

Hay quejas vecinales por la contaminación de los barcos atracados...

Controlamos el nivel de azufre para que los barcos nacionales y extranjeros no superen el 0,5 %. Desde 2020 pasamos del 3,5 % al 0,1 %, pero Canarias tiene la excepcionalidad del 0,5 % por ser un territorio ultra lejano. Hacemos analíticas para controlar el porcentaje de azufre en el combustible de los barcos.

¿Y cómo se aplican esas sanciones? Porque el barco se irá en lo que tarda todo eso...

Ese es uno de los problemas, pero si la analítica es negativa se lo comunicamos a la Agencia Europea de Medio Ambiente a través de una aplicación y al barco se le impone la sanción en el próximo puerto que atraque. Somos muy estrictos con eso.

¿Hacen trampa los armadores con el azufre?

La palabra trampa me parece muy fuerte. Hay armadores muy responsables y otros que no tanto, pero para eso están los servicios de inspección. No nos podemos relajar, siempre tiene que haber un efecto disuasorio. Sí contaminas, pagas. Eso es lo que hacemos si las analíticas revelan que no se hacen las cosas bien.

¿Qué papel tiene Capitanía en la inmigración?

España tiene un millón y medio de kilómetros cuadrados que nos asigna el convenio de búsqueda y salvamento. A Canarias le corresponde un millón de metros cuadrados, medio millón para Tenerife y medio millón para Las Palmas. Ese convenio está ratificado y hay que cumplirlo. La cuestión no es si vienen a Canarias o no, sino que esas personas navegan en embarcaciones precarias y hay que salvarlas. El Convenio Internacional sobre Búsqueda y Salvamento Marítimo es de 1979. España tiene asignada una zona de responsabilidad de rescate. Por eso estamos obligados a intervenir. No es una cuestión de buenos o malos.

El grueso de esas intervenciones se hace desde aquí, ¿no?

Sí. Salvamento Marítimo, que es el brazo operativo de Capitanía, tiene sus medios aéreos, marítimos y de personal. En 2022 rescataron a 39.594 personas, de las cuales más de la mitad, 20.362 personas, fueron atendidas en el Centro de Las Palmas. Lo que quiero decir es que estamos obligados a rescatarlas y llevarlas no solo al puerto más cercano, sino también al más seguro.

No debe ser fácil afrontar ese drama humano.

A nivel personal la verdad que no. Desde 2021 vivo marcado por la muerte de Nabody, la niña de dos años que rescatamos en Arguineguín. Todavía se me saltan las lágrimas cuando recuerdo esos momentos. Cruz Roja, a la que agradezco un montón su actuación, la pudo salvar de una parada cardiorrespiratoria, pero luego murió en el Hospital Materno Infantil, tras casi una semana en estado crítico. Era de Mali, venía con su madre y con una hermana que sí se salvaron. Fue muy duro ver a la criatura, familiarmente me dejó tocado.

¿Cómo queda Capitanía Marítima en relación al nuevo organigrama en el que está trabajando la Autoridad Portuaria?

No dependemos de ellos, ambos somos independientes en la gestión. La única conexión es que el capitán marítimo es miembro nato del consejo de administración de la Autoridad Portuaria. Lo que nos interesa es cómo quedarán los servicios náuticos, y lo que nos han dicho es que van a tener su peso. Para nosotros es importante porque la operatividad de los puertos depende de estos servicios.

¿Pero hay un puesto de control común?

Los servicios náuticos marítimos de la Autoridad Portuaria, con su jefe de operaciones, su personal y su centro de control, tienen un nexo de unión con nuestro Sasemar, con Capitanía Marítima y con los prácticos para gestionar toda la actividad y los problemas que puedan surgir en el Puerto. Es un centro integrado que bajo mi punto de vista debe continuar siendo así.

¿Está previsto trasladarlo?

Se han iniciado las obras para trasladarlo de la Autoridad Portuaria al nuevo edificio de Capitanía Marítima en su planta cuarta. Creo que el traslado completo de todo el centro estará a finales o principios de año.

¿Se integra entonces en Capitanía Marítima?

No es tanto una integración como el traslado físico al nuevo edificio de Capitanía Marítima. La información seguirá fluyendo en tiempo real para tomar las mejores decisiones con toda la información que tengamos disponible. Desde que estoy en el cargo hemos tenido muchas emergencias, tanto por contaminación como por accidentes, pero las hemos resuelto en equipo sin llamadas de nadie.

¿Se refiere a que no ha recibido presiones?

Sí. Aquí se trabaja en equipo y de manera profesional. Nos llevamos muy bien con la Delegación del Gobierno y con la Comunidad Autónoma.

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