OCIO

El Ayuntamiento clausura la cafetería Yeray por la emisión de malos olores

El consistorio intervino tras la denuncia de un vecino. Urbanismo asegura que si los dueños subsanan la anomalía podrá abrir el establecimiento sin problema

La Dirección General de Actividades Clasificadas del Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria clausuró el pasado viernes 19 de mayo el café bar Yeray, situada en la calle Senador Castillo Olivares esquina con Doctor Waskman, por una denuncia de malos olores.

Según explicaron las fuentes de la Concejalía de Urbanismo, que dirige Javier Doreste, el área de actividades clasificadas abrió un expediente al local de ocio de la zona del Obelisco, tras recibir una denuncia de un vecino que se quejaba de los olores que procedían del establecimiento. 

«Tras hacer la comprobación oportuna, se requirió al propietario a través de un trámite de audiencia para que subsanara el problema», señalaron las fuentes. Añadieron que se ha optado por la orden de precinto porque la propiedad del bar no acató la exigencia del departamento municipal en los plazos establecidos por el consistorio. «Se ha ordenado la clausura porque ha pasado el tiempo y no han hecho nada» para corregir la anomalía denunciada por un vecino, aclararon al respecto.

Los propietarios del bar aseguran que las filtraciones no proceden de su extractor de humos

El portavoz de Urbanismo resaltó que la propiedad del bar café Yeray «podrá volver a abrir sin problemas en cuanto subsane» la anomalía por la que ha sido denunciado por un vecino del edifico Yeray, en cuya planta baja está la cafetería.

Preguntados por este periódico, los propietarios se limitaron a manifestar que no atendieron al requerimiento que el Ayuntamiento realizó hace varios meses porque no tuvieron «conocimiento del mismo. Habría sido ilógico arriesgarse al cierre» a sabiendas de que existía un requerimiento, afirmaron.

Añadieron que el pasado miércoles enviaron al departamento de Actividades Clasificadas el informe requerido por el Ayuntamiento, efectuado por un ingeniero, que asegura que el sistema depurador y extractor de humos «está en perfectas condiciones y no es la causa de los olores».

«El sistema», añade el informe pericial, «funciona correctamente», evitando la fuga de gases y olores y cumple «las condiciones técnicas y las prescripciones reglamentarias y de seguridad». Al respecto, esperan que una vez aportado el certificado, el Ayuntamiento levante el precinto de la actividad económica lo antes posible.

La terraza es un punto de encuentro de la zona para desayunos y picoteos

 El Yeray es un establecimiento de referencia del barrio de Arenales, al que acudían a desayunar a diario estudiantes del edificio de Humanidades de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC), funcionarios de las administraciones cercanas y vecinos de la zona. 

Inaugurado hace más de 30 años, la cafetería era famosa por sus pinchos de tortilla, sus bocadillos y sus arepas pepiadas. Su terraza se convirtió con el tiempo en un punto de encuentro de la zona para desayunos y picoteos y también para presenciar los partidos de fútbol

Compuestos y sin partido

Muchos de sus clientes se enteraron del cierre el pasado sábado cuando acudieron al bar, como de costumbre, a presenciar el partido de la Unión Deportiva y se encontraron con el establecimiento clausurado.

El local era también punto de encuentro de los estudiantes de Erasmus, tal y como se puede comprobar en los comentarios en todos los idiomas que tiene la web del café.

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Una vecina del edificio Yeray, de donde surgió la denuncia que llevó al Ayuntamiento a precintar la cafetería, aseguró este jueves que «sigue habiendo malos olores a comida a las mismas horas que antes», pese a que el bar está cerrado desde hace una semana. Añadió que «al patio dan las cocinas de todo el bloque» que está rodeado de además de cuatro restaurantes, incluido el Yeray.

 Los dueños del café aseguran que la clausura les ha provocado pérdidas económicas de miles de euros, porque a la supresión de ingresos por el cierre, hay que añadir los alimentos que han tenido que tirar porque se han echado a perder. En la cafetería hay varios empleados, que se han quedado sin trabajo. Los dueños aseguran haber recibido un «apoyo absoluto» por parte de clientes, amigos y vecinos del edificio Yeray.