Honores y distinciones | Medalla de Oro

San Lorenzo, un compromiso con los fuegos de 134 años

La ciudad reconoce a la Comisión de Fiestas de San Lorenzo su labor de unión vecinal cada mes de agosto

Comisión de Fiestas de San Lorenzo.

Comisión de Fiestas de San Lorenzo. / José Carlos Guerra

La Comisión de Fiestas de San Lorenzo cuenta con 134 años de historia a sus espaldas. La entidad será reconocida el 23 de junio con la Medalla de Oro de Las Palmas de Gran Canaria por su implicación en el desarrollo de unos festejos que han logrado crear identidad y unión en el pueblo. Desde 1978 van ligados a la asociación de vecinos Lugar de Lugarejo.

Agosto de 1889. Los vecinos de San Lorenzo conforman la primera comisión de festejos de cara a celebrar las ya tradicionales calendas en honor de su patrón homónimo. Tras años de escasez económica en las arcas del extinto municipio, el ayuntamiento de ese entonces autorizó a estos pioneros contratar al director de la banda de música de Arucas. Y es que, aunque la localidad fuera apenas un caserío, la vistosidad de la celebración estival ya era conocida por media Isla. Aquella primera comisión daría paso a otros vecinos durante generaciones, haciendo cada vez más grande los festejos y superando el trauma que supuso la pérdida de la independencia municipal a favor de la capital. Con 134 años de historia a sus espaldas, la Comisión de Fiestas de San Lorenzo será reconocida el 23 de junio con la Medalla de Oro de Las Palmas de Gran Canaria en el acto de Honores y Distinciones.

«La gente está emocionada con este reconocimiento, especialmente los mayores», apunta José Manuel García, actual presidente de la Comisión de fiestas de San Lorenzo. Los festejos se encuentran en un momento dulce. El año pasado fueron reconocidos como Fiestas de Interés Turístico de Canarias; distinción que hace valer la repercusión que ha tomado un acontecimiento que cada año atrae a la localidad a miles de personas en su acto central: los fuegos artificiales ensordecedores que iluminan la noche grancanaria durante más de 20 minutos seguidos, una duración inusitada en otros espectáculos pirotécnicos del Archipiélago.

Tras la desaparición del municipio, la fiesta pasó a ser «un medio para mantener la identidad del pueblo»

Las celebraciones en honor a San Lorenzo nacieron prácticamente al mismo tiempo que el pueblo, cuya fundación se remonta al siglo XVII, con el encendido de calendas como elemento distintivo. Existe constancia de la utilización de pirotecnia al menos desde la década de 1860. El diario local El País señala en una crónica de 1867 que «los festejos estuvieron concurridos y animados» y los fuegos artificiales «fueron bastante aplaudidos». Tras la quema, se improvisaron bailes y «los jaleos de aquellos rústicos campesinos volvían a uno loco», indicaba el periodista.

Dos décadas después nace la primera comisión. En 1889 un grupo de vecinos toma las riendas de la mano del Ayuntamiento de San Lorenzo, en el que se apoyarían hasta la disolución del mismo, en 1939. Tras la anexión del término municipal al de la capital los vecinos no perdieron su idiosincrasia. Las fiestas pasaron a ser un «medio para mantener la identidad propia del pueblo», explica José Manuel García.

La década de 1970 supusieron un revulsivo. Desde su fundación, en la comisión solo había habido hombres, sería en 1971 cuando crean una asociación femenina paralela. Hasta 1990 las comisiones funcionaron de manera independiente y nace así una entidad mixta. Una colaboración que llevó a Ana Jiménez a ser presidenta durante 14 años, predecesora de García en el cargo.

«La gente se vuelca, los propios vecinos colocan los voladores uno a uno», apunta José María García

En 1978 quedan ligados a la recién creada asociación de vecinos Lugar de Lugarejo. Dos años después entregaron el primer homenaje a las madres, uno de los actos más emotivos de la fiesta que condecora cada año desde entonces a madres luchadoras del pueblo. Y es que ese sentimiento de identidad se lleva dentro. ¿Qué fiesta de una localidad sin ayuntamiento propio distingue a vecinos predilectos y adoptivos? San Lorenzo. Entre los agraciados, María Mérida y Alfredo Kraus.

La relevancia de los festejos les llevó a ser reconocidos como Fiestas de la Ciudad en 1990, lo que supuso un incremento de financiación y un reto cada vez mayor. «Al final se ha convertido en parte fundamental de la agenda de la ciudad y la isla», señala García.

Fuegos artificiales

Cada año los fuegos artificiales de la noche del 9 al 10 de agosto concentran en la plaza y calles de San Lorenzo a varias miles de personas. «La gente ve la fiesta de una manera especial, se vuelca, los propios vecinos colocan voladores uno a uno», destaca el presidente de la Comisión de Fiestas. «La unión es excepcional en este pueblo», remarca con orgullo.

De hecho, si hay algo característico en la noche de calendas son los asaderos y encuentros familias que se forman en patios y azoteas del pueblo. La cita es la excusa perfecta para reunirse aquellos que se fueron a vivir a otros barrios o, incluso, fuera de la Isla. «Al ser un valle el sonido de los voladores es diferente, son especiales», matiza. Un espectáculo que finaliza con la traca que suponen los llamados volcanes.

«Que nos hagan más reconocimientos hace que la expectación sea cada vez mayor», apunta García. Al final, los doce miembros que componen la comisión están trabajando desde enero por sacar adelante los mejores festejos. El programa cada año ha ido creciendo y tomando relevancia. Conocida ya es la gala drag, cuyas plataformas cumplen sobre el escenario 23 años; y en este ocasión, además, recuperan la romería.

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