EDUCACIÓN: UN CENTRO DE REFERENCIA

Reencuentro de la familia del Felo

Unos mil antiguos alumnos, profesores y personal de administración y servicios del Centro Integrado de Formación Profesional se reúnen en el 50 aniversario de la institución educativa, antigua Universidad Laboral de Las Palmas

La gran familia del Felo se reencontró este sábado en las instalaciones del hoy Centro Integrado de Formación Profesional (Cifp) Felo Monzón Graus Bassas para celebrar los cincuenta años de vida de la que fue antigua Universidad Laboral de Las Palmas. Una reunión histórica en la que alumnos y docentes de distintas promociones revivieron con emoción recuerdos, anécdotas y vivencias que han quedado marcadas en la memoria personal y colectiva de los que pasaron por la institución del barrio de Lomo Blanco, todo un referente de la educación pública en Canarias. 

Estrella Francés, Juan Manuel Luján y Zoraida Rodríguez forman parte de esa gran familia. Y es que para ellos, como para muchos otros adolescentes que cursaron estudios en las décadas de los 70, 80 y 90 del siglo pasado, el centro, con sus docentes, personal de administración y servicios y compañeros de clase y de alcoba, fueron durante sus años más importantes de desarrollo personal y formativo su casa y sus allegados más directos al estar internos en la institución educativa por venir de puntos lejanos como Fuerteventura o entonces Artenara.

La primera mixta de España

La Universidad Laboral de Las Palmas fue una de las 21 que se fundaron en España durante el Franquismo con el objetivo de ofrecer una capacitación a los estudiantes. El complejo abrió sus puertas en 1973 sobre unos terrenos en Lomo Blanco, adquiridos por la Mutualidad Laboral de Las Palmas, dependiente del Ministerio de Trabajo, y en el que participó el Cabildo insular y el Ayuntamiento de la ciudad. Fue la primera Universidad mixta. Construida por Fernando Moreno Barberá, que también diseñó otros complejos similares, el centro pasó luego a ser Centro de Enseñanzas Integradas cuando su dirección pasó al Ministerio de Educación con la Transición. En 1985 fue instituto de Secundaria con las transferencias autonómicas, y en los 90 cambió su nombre por el de Felo Monzón Grau-Bassas, en honor del pintor canario ya fallecido. Precisamente, este sábado estuvieron algunos familiares y compañeros del artista como el escultor Máximo Riol en el evento, componente del grupo Espiral. El centro es desde el pasado curso académico un Centro Integrado de Formación Profesional. Este año, e<strong>l Gobierno de Canarias le concedió una medalla de oro</strong> por su contribución a la formación y educación de tantos isleños.

«Éramos una gran familia. Yo tenía a la mía en Fuerteventura pero aquí hice más familia, aunque el primer año no paré de llorar, me quería ir para mi casa. Era la primera vez que salía de mi isla», comentaba este sábado Estrella, de la promoción del 82 de Bachillerato, y hoy trabajadora en Correos. Lo mismo le ocurrió a Juan Manuel, compañero de Estrella, que estuvo siete años al suspender COU y decantarse entonces por una formación profesional. «Yo venía de Artenara, de un mundo rural, y de repente me vi en la ciudad, solo y sin mi familia; y entonces hice otra familia aquí», recordaba este funcionario sobre los lazos estrechos que entablaron con muchos compañeros e incluso con los propios profesores por dicha circunstancia, y que hoy perdura pese a que cada uno tiene su propio camino. «El personal de servicios nos reconocía incluso por nuestro nombre en el comedor, sabía lo que nos gustaba y lo que no», decía. 

Para Zoraida, también de Fuerteventura y de la misma promoción, los años del Felo fueron «mis mejores años. Estuve desde los 14 a los 18 años; imagínate, sin padres y en un momento en que nos abríamos al mundo», indicaba la docente, que puntualizaba que los profesores «estaban muy pendientes» de los niños que tenían lejos a su familia, a la que solo veían en Navidad, Semana Santa y vacaciones y de la que apenas recibían noticias porque entonces lo de llamar por teléfono no eran tan fácil ni tan barato como ahora. 

El centro, levantado en los años 70 como Universidad Laboral, ha sido todo un referente para la Isla y también para Fuerteventura y Lanzarote cuando no contaban con instalaciones para que los jóvenes estudiaran una profesión

«Si no te llamaban es que todo iba bien», aclaraba Zoraida, que la única vez que apareció su padre en el centro fue para llevarla a Fuerteventura al funeral de su abuela. Fueron años tan maravillosos que sigue manteniendo el contacto con sus compañeras de habitación. 

«No sé si éramos ignorantes o es que éramos felices porque estábamos aquí dentro. No teníamos ningún conflicto entre nosotros», añadió Estrella sobre el buen ambiente que se vivía en aquella época en el centro, y en donde los docentes no solo impartían formación, sino valores como el respeto, el compañerismo y la solidaridad.

La directora del centro Adela Palomo Blanco durante el acto que tuvo lugar en el Teatro.

La directora del centro Adela Palomo Blanco durante el acto que tuvo lugar en el Teatro. / JUAN CASTRO

Estrella había viajado por la mañana desde Fuerteventura junto a otros compañeros que estudiaron en el Felo para disfrutar de esta jornada intergeneracional, en el que las redes sociales y el wasap han tenido mucho que ver para que el 50 aniversario pudieran reunirse cerca de 1.000 personas entre alumnos, docentes y personal de administración y servicios. Una fiesta en la que hubo almuerzo y actuaciones musicales de Señor Natilla y Midnight Soul.

Fotos de grupo

La organización levantó dos carpas, donde colgó fotos de grupo de distintas promociones para que la gente pudiera encontrarse porque el tiempo, a veces, lo pone difícil. También dejó anuarios con fotos de los ex alumnos.

La viceconsejera de Educación del Gobierno de Canarias, María Dolores Rodríguez, que asistió al evento, comentó en el acto institucional que se celebró en el Teatro, que el Felo Monzón «dio la oportunidad de crecer y formarse a muchos niños de las islas no capitalinas, donde no existían entonces centros de formación profesional» y también a muchos niños de familias obreras y humildes de progresar gracias al sistema de becas. 

Rodríguez reconoció el prestigio que tiene el centro, que ha sabido adaptarse a varios cambios desde que abriera sus puertas en 1973 como Universidad Laboral y «la capacidad y fortaleza por haber sabido mantener sus valores educativos».

La actual directora del centro Adela Palomo Blanco, por su parte, aprovechó el momento para manifestar «la capacidad transformadora que tienen los centros educativos para la sociedad» y para reivindicar «un tratamiento especial» por parte de las instituciones públicas al centro dada su singularidad. Un complejo de cerca de 211.000 metros cuadrados entre jardines y edificios en el que hoy se forman 1.800 alumnos y que aspira a ser un centro innovador, de excelencia y sostenible.

La directora Adela Palomo Blanco pidió a las administraciones públicas que tengan en cuenta la singularidad del complejo educativo, de más de 200.000 metros cuadrados entre espacios verdes y edificios, para su dotación

En este sentido, destacó que el Felo Monzón ha sido todo un referente en el mundo artístico de la ciudad ya que en sus aulas se han formado muchos artistas, pero también un centro muy comprometido con su entorno, con el barrio de Lomo Blanco, en el que los alumnos de áreas como servicios sociales y socioculturales realizan prácticas y colaboran.

El propio concejal del distrito Vegueta-Cono Sur-Tafira Prisco Navarro, que asistió al acto, corroboró la conexión del centro con su entorno, de la que él también había sido participe, no solo como edil, sino como padre de dos hijos que también estudiaron en el Felo. 

Alumnos de la primera promoción del Felo Monzón, este sábado en la fiesta por el cincuenta aniversario del centro.

Alumnos de la primera promoción del Felo Monzón, este sábado en la fiesta por el cincuenta aniversario del centro. / JUAN CASTRO

El acto en el Teatro fue emotivo. Allí estaban los alumnos de la primera promoción, que se hicieron unas camisetas blancas para identificarse, y el primer director que tuvo el centro, Vicente Fernández de Gamarra, que relató algunas anécdotas del día de la inauguración de la Universidad Laboral, el 8 de mayo de 1973. «Me levanté con la noticia de que el obispo se había muerto y pensé que el acto se iba a suspender; pero era Pildaín, al que llamaban el huésped del sevillano, y no el Infante Florido que me había prometido venir», dijo. O cómo esquivó la pregunta de éste al preguntar si había alumnas residiendo en la Universidad. «Eran otros tiempos y había recelo sobre que los chicos y chicas estuvieran en un mismo centro, le dije que no lo estábamos pensando cuando el edificio ya estaba diseñado».

También Eva de la Fe, que entró como alumna en 1976 y luego fue docente y directora mismo, que recordó que a algunos estudiantes les llamaban «los medio pensionistas» porque se pasaban toda la jornada en el centro, aunque luego iban a casa a dormir por la diversidad de actividades que se hacían en el mismo como cine, deporte, música; entre otras tras las clases. Ella reconoció que el Felo Monzón fue pionero en acercar a las familias a la vida del centro y como la dirección de éste iba por los barrios más humildes de la ciudad captando alumnos para que estudiaran con las becas que, entonces otorgaba la Mutualidad Laboral de las Palmas gracias al sacrificio de los propios trabajadores y no del Estado franquista, como puntualizó el primer director del centro.

La labor de los docentes de aquellas décadas fue inmensa. Y pusieron como ejemplo que para poder abrir un turno nocturno, al que acudieran incluso trabajadores para sacarse el Certificado de estudios primarios o el Bachillerato, tuvieron que diseñar con algunos alcaldes las líneas de guaguas para que los estudiantes pudieran ir y volver a sus casas.

Un documental, realizado por Elena Carvajal, profesora de Imagen y Sonido, sobre la historia del centro y en el que participaron algunos alumnos, también puso de manifiesto como el Felo dio la oportunidad de formarse a los hijos de las familias más humildes de la sociedad canaria, que vivía los últimos años del Franquismo, y cómo les descubrió otra realidad que en nada se parecía a la de su casa y la calle. «Éramos la generación del baby boom, si no hubiera sido por aquellas becas mucha gente ni habría estudiado. El Felo sacó a mucha gente adelante y la formó como estudiante y como persona por eso tenemos ese sentimiento de tribu, de pertenencia a un lugar porque la convivencia que había aquí era extraordinaria. Ningún centro educativo de los que existía entonces en Las Palmas de Gran Canaria era como este», resaltó Fernando en el audiovisual.

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