Honores y distinciones de Las Palmas de Gran Canaria
CEAR: tres décadas de asistencia al refugiado
La Comisión Española de Ayuda al Refugiado en Canarias ofrece asesoría jurídica y formación a migrantes

Un curso de formación impartido por Cear a personas migrantes. / LP/DLP
«Las sociedades no nacen racistas sino que las narrativas negativas desde el populismo hacen que las actitudes racistas afloren», indica el coordinador de la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) en Canarias, Juan Carlos Lorenzo. La Comisión a nivel estatal nació hace 44 años como una respuesta de la sociedad civil a la necesidad de los derechos de las personas. Siete años después surgió la delegación en Canarias, en 1986, para desarrollar labores de servicio jurídico. Por su esfuerzo al bienestar de los migrantes en Las Palmas de Gran Canaria el Ayuntamiento capitalino les ha otorgado la Medalla de Oro.
Lorenzo recuerda que en 2020, con razón del pico de llegadas en pateras, hubo un aumento de la crispación social. «Cuando las personas tienen miedo y reciben estímulos populistas que pretenden separar y generar una competencia social entre los pobres con los más pobres, normalmente la gente opta por la seguridad y no por el ejercicio de sus libertades», opina. Sin embargo, el coordinador es optimista y considera que «los cimientos son mucho más sólidos y los discursos inclusivos tienen más fuerza que aquellos que son lo contrario».
El premio es un símbolo de ese optimismo del buen hacer de la sociedad canaria y palmense. Por ello, Lorenzo agradece la condecoración al entender que es «un reconocimiento a un compromiso con las personas refugiadas y migrantes por contribuir a defender sus derechos». «Este tipo de reconocimientos nos da ánimos para seguir luchando y para entender que son una forma de reconocer el camino que hemos emprendido desde hace mucho tiempo para mejorar la vida de sus personas», agradece Lorenzo.
«En todo este tiempo es obvio que la realidad ha evolucionado y nosotros con ella», comenta Lorenzo. Aunque nació solo como una asesoría para los refugiados fue adquiriendo más funciones, ya que repararon en que «necesitaban una ayuda mucho más integral y amplia» para poder afrontar con garantías las necesidades de los migrantes. «Vimos que dar respuesta a la atención social, a la formación y búsqueda de empleo era tan importante como a la acogida», destaca.
La Comisión realiza diferentes acciones como informar y asesorar tanto desde el punto de vista social como jurídico, la acogida de personas que necesitan cubrir sus necesidades básicas, así como acciones de formación e intermediación laboral. También han desarrollado proyectos de «movilización social, trabajo en red, fortalecimiento del movimiento asociativo, y sobre todo, canalizar la inquietud de la ciudadanía a través de un voluntariado responsable». Lorenzo destaca, a su vez, la última iniciativa, un servicio para la atención de víctimas de discriminación racial en la provincia de Las Palmas.

Inauguración del centro de Migraciones de Santa Lucía en 1994. / LP/DLP
Lorenzo explica que el sistema de protección internacional del Estado español tiene «espacios de mejora, algunos de una amplia mejora». Solo el 10% de los demandantes de asilo que se instruyen adquieren algún tipo de protección, refleja el coordinador. «Por lo tanto, nosotros insistimos siempre en adaptar a unos niveles óptimos de protección, que por ejemplo, en el nivel europeo está al nivel 35 o 38%», destaca. Sin embargo, el gran reto es conseguir un proceso de inclusión social, sobre todo en las «soluciones alojativas y de inserción laboral».
Un camino duro
Precisamente la empleabilidad es una de las necesidades que impera entre los refugiados, junto a otras carencias. Las más evidentes son las necesidades básicas tanto en alimentación como en higiene o salud. Pero Lorenzo destaca una que suele pasar desapercibida: el equilibrio emocional. «Una persona cuando llega sobre todo necesita que le escuchen y con cierta serenidad para saber qué le pasa, y conocer la razón por la que ha tenido que emprender un tránsito migratorio que normalmente es dramático, duro, peligroso, arriesgado y que genera mucho dolor en la familia que deja», afirma.

Curso de cocina para migrantes organizado para CEAR. / LP/DLP
Para el futuro la Comisión tiene un objetivo muy simple, es decir, «aportar bienestar y soluciones a las realidades de las personas». «Bajo ese prisma, que es un prisma básico de protección de derechos y defensa, pretendemos mejorar todos los procesos internos de intervención para que estén más avanzados a la realidad de las personas más alineados con lo que puede ser el futuro de una manera el bienestar social», prevé. Desde la entidad consideran que lo esencial es la innovación para ofrecer solucionas alternativas a realidades que son de muy difíciles de afrontar. «Una organización tiene que ser un ente vivo y lo es porque lo lideran y lo dinamizan las personas», comenta el coordinador.
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