Cientos de romeros recorren las calles de La Isleta con cuatro barquillas, que por primera vez toman el relevo de las tradicionales carretas para hacer la ofrenda a la virgen del Carmen. Los únicos animales que se vieron por allí fueron ‘Lucio’ y ‘Luana’, dos ovejas que se trajo Daniel López desde Telde. Y entre medias Pedro Daktari, porque la cabra, aunque le pongan carretera, siempre tira para el risco, dice la canción.
Vecinos de La Isleta, curiosos y parrenderos profesionales recorren las principales calles del barrio portuario para celebrar la tradicional romería Marinera y la Ofrenda a la virgen del Carmen, un acto que en esta edición cambia las vacas por las barquillas para estar más en sintonía con la fiesta.
Arrancó la cosa pasadas las seis de la tarde en la explanada del Sebadal, entre el popular Bar Díaz y el cuartel de los militares. Ahí se congregaron las parrandas, cientos de romeros y las cuatro barquillas preparadas para la ocasión por la comisión de fiestas.
A los pies del bote de los costaleros, un entonado Pedro Daktari le cantaba a Mary Sánchez aquello de la «cabra siempre tirará para el risco aunque le pongan carretera».
Murgas como Las Despistadas tiran de carrito para llevar la bebida y darlo todo en la fiesta
Los costaleros de la virgen del Carmen
Eran los prolegómenos de la fiesta y Daktari custodiaba la barquilla de los costaleros, que hoy sacarán a la virgen de la parroquia para pasearla por las calles Benartemi y Juan Rejón hasta embarcarla en el muelle Grande. Todos sentían el cosquilleo previo a la gran cita de la procesión marinera, confiesa David Sánchez, capataz de los costaleros. Diversión, compañerismo y buen rollo con kilos de comida y de cerveza iban a bordo de su ofrenda.
Justo delante, abriendo la comitiva, estaba el bote Virgen del Carmen, de la comisión de fiestas. Detrás, en tercera posición, San Pío Salvador, de la calle Romeral, quizá la más tradicional y devota de toda La Isleta, asegura Eloísa, una de las vecinas que ha seguido las costumbres de sus padres y se las ha transmitido a sus hijos. Todos, añade, participan en la elaboración de las alfombras o en la preparación de las carretas, que ahora han dado paso a las nuevas barquillas.
El bote de la calle Romeral, además, llevaba la imagen de la virgen en la proa de la embarcación, un detalle que revela el compromiso con el espíritu de la fiesta a esta lado de la bahía.
Procesión improvisada
Aclara Eloísa que la imagen fue donada por una vecina para que la pusieran en la calle Romeral durante la celebración, pero este año, aprovechando la novedad de las barquillas, decidieron sacar a la virgen en procesión para hacerle su particular homenaje.
«Me enteré a última hora que había romería y me vine con las dos ovejas», cuenta Daniel López
La comitiva la cerraba el bote San Pedro, del coro de la parroquia Amigos del Carmen, un nutrido grupo de 45 romeros cargados hasta las cejas de comida y bebida para llegar a la noche a pleno rendimiento.
Y entre barquilla y barquilla, parrandas con La Sal, que vino desde La Garita para participar por primera vez en esta romería, o clásicos como Amigos Isleños, Guanache o la Orden del Timple, por citar a algunos de los grupos que tiraron del somos costeros, la sardina fresca y el viva la fiesta.
Ovejas de Telde
También desde Telde se coló en la ofrenda Daniel López, que se presentó en la calle Roque Nublo con sus dos ovejas, Lucio y Luana, mansas como pocas y recién bañadas para la fiesta. «Me enteré a última hora de que había romería y me las traje con el pelo mojado», cuenta López.
Sus ovejas fueron los únicos animales que se vieron en el inicio del cortejo y, como manda el coste de oportunidad, uno de los reclamos más demandados por los niños y niñas, que no dudaban en agarrarse a sus lomos sedosos a cada paso. Ellas iban sueltas como gavetas, pendientes de Daniel López y del puñado de millo que sacaba de su zurrón.
La comisión de fiestas tuvo que construirse sus barcas al fallar las del Ayuntamiento
Según una vecina de la calle Romeral, la comisión de fiestas esperaba contar con más barquillas, pero fallaron los botes prometidos por el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria y hubo que improvisar los ingenios a última hora en el salón de la parroquia. Llegaron a tiempo de construir cuatro, pero lo deseado o lo esperado eran siete.
Murga Las Despistadas
Con todo, cero quejas. Todo el mundo parecía contento de cambiar carretas por barquillas para hacer la ofrenda a la virgen. Como ejemplo, la murga femenina Las Despistadas, que acudieron en tropel a la cita, porque son de La Isleta y juegan en casa. «Este año quitaron los animales con las carretas, pero nos hicimos un carrito y a darlo todo que estamos», lanza Fefi Betancor, lideresa del grupo y de la fiesta.
Porque después de la romería, que terminó en la calle Benartemi, comenzó la Rama Canaria, con la Banda Isleña. Así hasta llegar a la Plaza Manuel Becerra y la mirada puesta en Agaete. La fiesta siguió con la verbena canaria, que arrancó alrededor de la media noche con la Orquesta Banda Larga.