El termómetro marca los 30 grados y el sol es tan intenso que podría derretir a cualquiera, por la calle los aspavientos con la mano para recolectar aunque sea un poco de aire son el paisaje común de un agosto singularmente caluroso. Sin embargo, hay algunos afortunados que por una hora no se percatan del bochorno colectivo, es más, están al fresquito, a remojo, sin sentir una pizca de sudor en su cuerpo. En el Club de Natación del Metropole el curso para adultos acoge alumnos de todas las edades para perfeccionar la técnica, mejorar su salud, cumplir metas, o incluso aprender a nadar de cero.
El monitor de natación Iván Ventura explica que las clases para adultos son diferentes a las de los niños porque «no saben nadar o tienen un nivel más bajo, luego los adultos, algunos tienen diferentes dolencias o condiciones médicas, o sea que hay que adaptarlo un poquito».
Cynthia Acosta solía nadar cuando cursaba bachillerato hace varios años, sin embargo, lo dejó durante la universidad. Ahora que ha finalizado sus estudios, «hace calor», y se encuentra trabajando quería volver a retomar un deporte que le motiva. «Con una sola hora noto que trabajo más que yo sola en el gimnasio, además de que es en el exterior no estoy todo el día sentada en una oficina o en un gimnasio», refleja. Acosta lleva tres meses en los que ha perfeccionado la técnica, pero sobre todo la resistencia. «Al principio me cansaba un montón, pero la técnica la cogí súper rápido, menos en espalda que lo hago súper cambada y haciendo eses no sé por qué», asegura antes de tirarse al agua en un reguero de salpicaduras.
«Mucha gente viene por problemas médicos, otra gente simplemente por estar en forma, otras personas para perfeccionar su técnica, son diferentes razones», detalla Ventura. En el caso de Orlando Morales quería probar otro tipo de deportes además del Kayak y las caminatas que ya realiza, le picaba la curiosidad por la natación. Primero fue a acompañar a su mujer a Aquagym y ahora se han pasado a las clases de natación. «Piensas que sabes nadar, pero la técnica no la dominas», destaca. «Al principio cuando llegué me dijeron de nadar hasta el final y yo les dije como, ¿están locos?», añade.
Morales tiene claro su objetivo, quiere hacer la travesía a nado Las Canteras Open Water LPGC, y esto solo para empezar, en un futuro quiere participar en la travesía a nado El Río que sale desde la playa de Bajo Risco en Lanzarote hasta su meta en la playa de Caleta de Sebo en La Graciosa. Aunque lleva poco tiempo en el curso llegó recientemente a los 2.000 metros, algo que no creía capaz de conseguir, y poco a poco sigue sumando. «Tenía los hombros con problemas y ahora he mejorado, incluso duermes media hora más porque este deporte cansa», detalla.
Pensar cada brazada
«Siempre se ha dicho que la natación es el deporte más completo, trabaja absolutamente todos los músculos del cuerpo, la flexibilidad y también es importante el entrenamiento mental», destaca Ventura los beneficios del deporte. El bienestar mental es otro de los beneficios de la natación, y quizás uno de los menos conocidos: «Una vez escuché a un colega que decía que cada brazada es un pensamiento, te tiras al agua y estás meditando un rato».
La capacidad para olvidar los problemas en cada brazada no es el único motivo por el cual asisten los alumnos, algunos, aunque pocos, no saben nadar y ni siquiera flotar. «Hay un chico que tiene 18 años, me vino sin saber flotar y ahora ya sabe nadar perfectamente», cuenta Ventura. En estos casos la duración hasta que aprenden a nadar depende del pánico que tenga la persona, pero en el caso de este alumno «tardó dos semanas, aprendió a flotar y la tercera semana ya estaba nadando».
«Mi orgullo máximo es este chico que aprendió a nadar porque lo hizo rapidísimo y ahora está ya dando sus primeros pinitos y cogiendo fondo, por eso me encanta ver en el transcurso del tiempo y cómo en la técnica de una persona pasa de hacer movimientos poco óptimos, a una técnica bonita y limpia», asegura el monitor.
Brazada a brazada los alumnos de todos los cursos desde aquellos para niños, jóvenes, embarazadas o de aquaerobic se despiden del calor en las piscinas del Metropole. Con el sol picón no hay mejor lugar que bajo el agua, a la fresca protección de la piscina.