Comerse Las Canteras

Restaurantes en Las Palmas de Gran Canaria: Un mediterráneo en el Atlántico

El restaurante El Cairo ofrece una variada carta y unas vistas de escándalo

La especialidad de la casa son los arroces y paellas

Comerse Las Canteras: restaurante El Cairo

Andrés Cruz

Las Palmas de Gran Canaria

El sonido del Atlántico ameniza los almuerzos, las cenas y las copas en el restaurante El Cairo, situado en La Puntilla. Los atardeceres de película, las vistas al mar y la brisa fresca que se respira en la terraza del local llaman la atención de los turistas e isleños que pasean por la avenida de la playa de Las Canteras. Una ubicación estratégica y la gran selección de platos mediterráneos y arroces dejan a los comensales «con un muy buen sabor de boca».

«El 31 de agosto hace tres años que abrimos El Cairo en La Puntilla», expresa Cristian Alonso, uno de los camareros del restaurante. Desde entonces, el local no ha parado de crecer. Con un aforo de casi doscientos cincuenta comensales en el exterior y otros veinticuatro en el interior, el establecimiento se ha convertido en uno de los más amplios del paseo. «Además, abrimos todos los días de la semana», acentúa.

«El jefe del local también ha querido dar un toque acogedor con la decoración», argumenta Alonso. Unas paredes en tonos negros y unos muebles con un toque en madera, convierten el espacio en un comedor cómodo y atractivo. «Son tan importantes los platos que ofrecemos como el diseño del interior del restaurante», remata. La gran cristalera que permite apreciar el inmenso mar y la arena de la playa capitalina es «la guinda del pastel».

Restaurante El Cairo

Restaurante El Cairo / Andrés Cruz

Alonso asegura que durante las horas del mediodía, el toldo de la terraza está «siempre bajo». «Una vez pasada la hora de comer, se recoge y se puede apreciar desde cualquier punto del restaurante estas vistas tan bonitas que tenemos», celebra. «El exterior, sin embargo», continúa, «siempre está lleno, aunque haga calor».

Los clientes apuestan por los diferentes arroces que componen la carta. «Lo que más se vende son las paellas, concretamente la de arroz negro con chipirones», asegura el camarero. Pescado fresco, carnes y ensaladas completan un menú al que no le falta detalle. «Todos los productos son de aquí, de la tierra, y eso hace aún más especial a los platos que ofertamos», subraya. El toque dulce lo aporta la «tarta de queso casera» y el flan de huevo. «Las personas que piden estos postres siempre quedan satisfechas, porque están elaborados aquí y eso se nota», explica Alonso.

Alonso: «Es importante la comida y los platos, pero también las vistas y la decoración del restaurante»

Pub de copas

Cuando terminan las comandas del almuerzo, la terraza de El Cairo se convierte en un «pub de copas». «Las tardes siempre son de copeo y cerveceo», resalta Jonathan Falcón, otro trabajador del restaurante. «A veces, los clientes comen y luego se quedan tomando algo», prosigue. «También hay ocasiones», retoma, «en las que las personas comen en otros restaurantes de la avenida, y luego deciden pedir una copa aquí, porque el atardecer desde esta esquina es espectacular», destaca mientras prepara un Aperol.

Gin tonics, rones y cervezas decoran las mesas del Cairo mientras cae el sol y la arena se vacía en Las Canteras. «Antes, incluso había unos señores que tocaban en directo por esta zona y a los clientes les gustaba bastante, pero los vecinos se quejaron y ya no hay música para animar el ambiente», lamenta Alonso. «Sin embargo», prosigue, «no descartamos que en un futuro vuelvan los pequeños conciertos que dan vida al restaurante y a los clientes».

Restaurante El Cairo

Restaurante El Cairo / Andrés Cruz

«Los vinos también son muy demandados para acompañar a los platos o para tomarlo de aperitivo mientras contemplas la playa», garantiza Falcón. La bodega del establecimiento la componen marcas españolas pero también canarias y, más concretamente, insulares. «Tenemos el Frontón de San Mateo, y el Grifo de Lanzarote, que son muy conocidos y tienen muy buena crítica», insiste.

Cuando oscurece el día, los locales y los turistas, sobre todo españoles, se acercan al restaurante. «Sobre las diez de la noche, la terraza suele estar repleta de viajeros de Barcelona, o del norte, que prefieren cenar con la brisa fresca del aire en esta época del año», asegura Falcón. «La temperatura del lugar», concluye, «hace que les apetezca una comidita junto al mar». El sonido de las olas, y las luces tenues de las farolas que bordean la avenida de la playa, son los mejores acompañantes.

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