El viejo colegio de Guanarteme cambia de piel

El CEIP Fernando Guanarteme, uno de esos colegios públicos que hacen comunidad desde hace décadas en la capital grancanaria, estrena diseño, con diez retratos gigantes y un chorro de colores que hacen más amable el popular barrio capitalino, sometido a un intenso proceso de gentrificación y de transformación urbanística. 

Los grandes edificios borran las casas terreras de las calles, pero el colegio y la playa ahí siguen, testigos mudos del cambio estructural del vecindario. 

Cnfsn+, el grupo creativo formado por Tono Cruz y Felo Monzón Benítez, conscientes de esa nueva realidad social en Guanarteme, se han embarcado en un ambicioso proyecto para pintar el colegio entero, que atesora 65 años de historia y es uno de los pilares culturales del barrio.

Destreza en las alturas

Tras tres meses de trabajo encaramados a grúas y brazos elevadores, solo falta por rematar el lateral del centro que da a la calle Simancas, en cuya fachada irá pintado a espray el último de los retratos. 

La intervención, tras el breve parón del ferragosto insular, estará finalizada en septiembre, con la intención de que el colegio luzca como una obra de arte en el inicio del nuevo curso escolar. 

El mural de CNFSN+ corona el Cuyás

Porque esa es la intención de los dos muralistas grancanarios: transformar el vetusto edificio en «una gran pieza cromática para que dialogue con estos grandes retratos», explican Tono Cruz y Felo Monzón Benítez.

Grandes retratos

Esas caras enormes, además, tienen una misión específica dentro del mural: «reivindicar el carácter multicultural del centro», siempre «sin olvidar las raíces del contexto del barrio», añaden. 

Por eso han optado por pintar expresiones alegres vinculadas a la realidad escolar, con niños y niñas de distintos ámbitos, culturas y etnias elegidos como modelos para la ocasión. En total diez caras que sonríen o dejen entrever una mueca de asombro, quién sabe si por la sombra o el calor que desprende el hormigón a ese lado de la costa, con el mar como única vía de evasión para los padres y de diversión para sus hijos. 

Ninguno de los retratados es alumno o alumna del centro educativo. Eso ayuda a esquivar protagonismos, a la vez que coloca esa risa anónima y colectiva en el centro de todas las miradas.

Una gran sonrisa colectiva

En total, diez rostros alegres, elaborados a partir de fotos hechas en otros proyectos, así como de los archivos fotográficos de la FEDAC y de la Fundación Nanino Díaz Cutillas del Cabildo de Gran Canaria, con la finalidad de «seleccionar una serie de modelos que fueran representativos de diferentes razas, colectivos, etnias y generaciones», subraya Cnfsn+.

Esa manea de entender la educación a través de la sonrisa está acompaña con colores «llamativos», que sirven tanto para captar la atención como para lanzar un mensaje amable y «positivo», tan necesario en estos tiempos acelerados en los que es preciso recalcar el valor de la enseñanza.

El crisol de culturas que conviven en el colegio y en todo el barrio está presente en esos diez retratos hechos en blanco, negro y gris, una combinación de colores y de texturas que es habitual en la manera de hacer pintura mural y de interpretar la realidad de este dúo artístico, con 18 años de experiencia desde sus primeras obras graffiteras en las calles. 

Ondas de colores

Todas las fachadas del edificio, además, están conectadas a esos rostros mediante «más de 70 tonalidades de colores en gamas diferentes», que aparecen en formas semicirculares a modo de «ondas» distribuidas por toda la obra, en contraposición con las formas rectas y racionalistas del edificio.

En total son más de 3.000 metros cuadrados pintados en tres meses para transformar todo el exterior del centro educativo en una «gran pieza cromática», con casi 500 litros de pintura plástica invertidos en el inmueble y alrededor de 300 aerosoles para realizar los retratos. Un proyecto que cuenta con el respaldo de la Dirección General de Infraestructuras y Equipamientos del Gobierno de Canarias.

También ha colaborado el Ayuntamiento de Las Palmas de Gran Canaria, que ha facilitado la intervención de los autores para poder trabajar desde la calle con mayor seguridad. 

El juego de la enseñanza

La intervención en el lado que da al Centro Comercial Las Arenas, con varias palmeras y un foso entre la acera y el colegio, ha sido de las más complicadas de ejecutar, pues Tono Cruz y Felo Monzón han tenido que emplear un brazo elevador para sortear los obstáculos y llegar a la pared. 

En el interior han usado la habitual plataforma elevadora con forma de tijera, además de una paciencia infinita, capa tras capa, sin prisas, hasta lograr las texturas y los colores deseados en el boceto original, una plasticidad que recuerda al avance y el retroceso del mar sobre la orilla cercana.

El juego de la educación a través de la sonrisa es lo que han logrado plasmar estos dos artistas en un colegio icónico para Guanarteme, con mucho arraigo cultural y social en el barrio, a pesar de su brutal transformación urbanística durante la última década. Porque hay familias que aún compran la merienda en Luisita y tiran luego para la playa a pasar la tarde.

Otros proyectos

Es, quizá, el proyecto más grande realizado hasta la fecha por Cnfsn+, con murales o proyectos para distintas administraciones y gestores culturales, como Los banderines de Colores realizados este año para el CAAM en Agaete; el Lobito Herreño, en Taibique, de 2019, o Las Cajas de Luces, un proyecto de 2010 que consistió en llenar de personajes populares los cuadros eléctricos para mejorar el aspecto del mobiliario urbano de Las Palmas de Gran Canaria, por citar algunas de sus actuaciones recientes o emblemáticas de su trayectoria.