Dragones azules en Las Canteras: ¿Qué son? ¿Son peligrosos?
Los expertos recuerdan que el ‘Glaucus atlanticus’ vive en alta mar, pero habitualmente llega a las Islas por medio de las fuertes corrientes

Miden apenas entre tres y cuatro centímetros, pero su color no deja indiferente a quien se lo encuentra. A lo largo de agosto han arribado al menos a dos playas de la costa norte de Gran Canaria varios ejemplares de dragón azul, Glaucus atlanticus. Este gasterópodo -es decir, del mismo orden de los moluscos- pueden llegar a ser sumamente tóxico -más concretamente el pelaje que desprende al rozarlo-, por lo que han generado voz de alarma entre algunos bañistas -que el Ayuntamiento de Gáldar cerrara una playa contribuyó a ello-. Y aunque parezca un exotismo, no es tan extraño de avistar en Canarias, a cuyas costas ha llegado estos días arrastrado de alta mar por las fuertes corrientes de mar de fondo que han imperado estas semanas.
Habitual en alta mar, el dragón azul no es raro en Canarias, «es una especie común que puede llegar a las islas cuando hay cambios de corrientes», expone José Juan Castro Hernández, doctor en Ciencias del Mar. Este experto aclara que este pequeño animal en sí mismo no supone una amenaza. Las precauciones que deben tomar los bañistas son culpa, más bien, de otro ser marino mucho más conocido -y temido-: la fragata portuguesa. Conocidas popularmente en Canarias como aguavivas, los tentáculos de estas hidromedusas contienen toxinas altamente tóxicas con las que paralizan a sus presas antes de alimentarse de ellas.
Tentáculos de las aguavivas
Pese a su pequeño tamaño, los dragones azules se alimenta de los tentáculos de las aguavivas, «por lo que las toxinas de este pasan a su cuerpo y se acumulan en las ceratas», señala Castro Hernández. Las ceratas son terminaciones a modo de puas o pelos que pueden desprenderse si el animal es pisado, rozado o percibe un peligro, por lo que en ese caso el contacto con esta especie sí podría conllevar un peligro. «Es su forma de defenderse, en ese caso sería como si se tocara una fragata portuguesa», indica el experto.

Dragón Azul en Las Canteras / Mi playa de Las Canteras
El contacto entre un dragón azul y una persona puede provocar diversos síntomas. El más relevante y común sería irritaciones y pequeñas quemaduras en la piel, pero también podrían producirse vómitos, dolor de cabeza y malestar general. Al final, la mejor recomendación es evitar tocar uno y dejarlo donde esté en caso de aparecer varado en la orilla, como ha ocurrido este mes en Las Canteras o Gáldar. De hecho, el ayuntamiento de este último municipio llegó a decretar el 15 de agosto la prohibición del baño en la playa de los Dos Roques. En el arenal capitalino, donde son habituales los arribazones de aguavivas, no hubo restricciones.
La llegada de estos ejemplares a las costas del norte de Gran Canaria vienen vinculadas con la mar de fondo que han imperado en las últimas semanas. Y es que las fuertes corrientes son capaces de arrastrar a estos diminutos animales hasta la orilla, «algo que ocurre todos los años», recalca Castro Hernández, queriendo rebajar el nivel de alarmismo que generan las redes sociales, algo derivado de lo llamativos que son estos particulares moluscos.
Tortuga boba
Con las corrientes no solo han llegado estos días los dragones azules. El pasado 17 de agosto un grupo de surfistas avistaron a una tortuga boba (Caretta caretta) en la zona de La Cícer. El animal tenía las aletas enmalladas en un tejido de fibra. Estos lograron sacar al animal del agua para su auxilio, al tiempo que otros usuarios de la playa dieron la voz de alarma, por lo que el animal fue trasladado al Centro de Recuperación de Fauna Silvestre dependiente del Cabildo Insular, donde ha permanecido desde entonces.
El veterinario Pascual Calabuig señala que el animal llegó con un peso de 1,43 kilogramos. Esta llegó activa, pero tenía úlceras en dos de las extremidades, una en la anterior y otra en la posterior derecha. Ambas provocadas por el enmalle que tenía enredado cuando la encontraron. Se le recetaron varios fármacos y se le han estado realizando curas desde entonces, principalmente en la extremidad más afectada, señalan desde el centro. «Ya nada y come bien», puntualizan. Previsiblemente, volverá al mar dentro de poco.
Actualmente en Taliarte hay otro ejemplar de tortuga boba que encontraron en La Cícer el pasado mes de junio herida. Y es que, por encima de todo, hay que recordar que Las Canteras y por extensión la bahía del Confital -donde también se avistó un pequeño tiburón el mismo fin de semana en el que llegaron los dragones azules- es un espacio natural con una rica fauna marina.
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