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La Luz estudia medio centenar de especies invasoras en las aguas portuarias

Un robot de la empresa ECOS graba imágenes subacúaticas para hacer un seguimiento a las colonias animales

Las Palmas de Gran Canaria

Las plataformas petrolíferas y los trasatlánticos, en sus aguas de lastre o en su casco, e, incluso, las ‘balsas’ de microalgas procedentes de otros rincones del planeta, facilitan la llegada de especies invasoras a las costas de Canarias, algo de lo que no queda exento el Puerto de La Luz y Las Palmas. Algunas de estas especies, como el cangrejo azul o la fula de colores, han conseguido adaptarse a las características de las aguas canarias, mientras que otras no consiguen aclimatarse y mueren

Precisamente este es un fenómeno que la Autoridad Portuaria y la empresa ECOS, Estudios Ambientales y Oceanografía estudian en los recintos portuarios de la capital grancanaria, Arinaga, Puerto del Rosario y Arrecife, donde se han detectado «44 especies alóctonas», precisa Gregorio Louzara, el gerente de operaciones de la compañía. 

El jefe de la Unidad de Medioambiente de la Autoridad Portuaria, Guillermo Holm, aclara que no todas estas especies no tienen que ser dañinas para el ecosistema y, de hecho, no se ha encontrado ninguna lo que sea, pero se han adoptado medidas preventivas como prohibir el deslastre a menos que el agua proceda de una zona cercana, al menos a 200 millas, entre otras.

Holm relata que la Autoridad Portuaria inició este proyecto en 2014 con el fin de estudiar la situación y prevenir la posiibilidad de perder especies propias del ecosistema canario. Además, explica que existen normativas europeas al respecto desde 2008.

Algunas de las especies

El informe realizado por la empresa predecesora en este proyecto científico recoge que de las 44 especies alóctonas (procedentes de otro lugar), 28 no son autóctonas, es decir, que está probado que su origen no es esta región o ecosistema. Las 16 restantes son criptogénicas, que significa que aún no ha sido posible determinar su origen y no se saben si son nativas o no. 

Gregorio Louzara especifica que de estas 44 especies, 19 son vertebrados, todas pertenecientes a la familia Phylum Chordata y a la clase Actinopterygii, que son peces óseos. Los más comunes son Abudefduf saxatilis (conocido como píntano y que se encuentra desde Canadá hasta Uruguay, el Caribe, las islas del Atlántico central, Cabo Verde y a lo largo de la costa occidental africana hasta Angola) y Dicentrarchus labrax (lubina o róbalo propia del Adriático y de la costa africana), seguidas de Acanthurus monroviae (habitual en las desembocaduras de ríos y lagunas), Chromis multilineata y Parablennius goreensis. Todas estas especies se encuentran, principalmente, en la Dársena Exterior. 

Por otro lado, se han documentado 25 invertebrados de los que hay no autóctonas de las familias de la Chordata, Cnidaria (que incluye corales, anémonas y medusas, entre otras), Bryozoa y Arthropoda (concretamente, crustáceos). Entre las criptogénicas destacan ejemplares de las familias Chordata, Bryozoa, Annelida, Porifera y Arthropoda

Filmaciones con un robot

Una vez documentadas estas especies, la Autoridad Portuaria, a través de ECOS, realiza ahora filmaciones con cámaras de alta definición que permiten «una clara identificación de las especies de las principales comunidades de faunísticas y se analiza la posible presencia de especies exóticas por medio de identificación visual», precisa Louzara. Para ello, el personal de esta empresa utiliza un vehículo operado por control remoto o ROV que permite la grabación de las imágenes y en los punto «donde se detecte o se sospeche la presencia de especies exóticas se realizan raspados para la identificación taxonómica de dichas especies». 

Asimismo, en aquellas zonas donde se ha detectado una concentración de especies exóticas, se colocan placas que permanecen en el lugar al menos tres meses para facilitar la incrustación de fauna y flora que, posteriormente, es analizada. 

También se identifica la comunidad fitoplantónica en el agua a través de la toma de muestras con una red de fitoplancton, así como la infaunal, «que son las especies que viven en los intersticios del sedimento y que tienen un tamaño superior a un milímetro», precisa el gerente operacional de ECOS. 

El estudio y seguimiento de estas especies permite obtener un ‘ADN ambiental’, conocer los cambios de los ecosistemas marinos portuarios y detectar de forma temprana a las especies invasoras y su repercusión, concreta Gregorio Louzara. 

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