70 años del rodaje más importante de la historia de Canarias

El próximo 16 de diciembre se cumplen siete décadas desde la llegada de Gregory Peck a la capital para el rodaje de ‘Moby Dick’, de John Huston

70 años del rodaje más importante de la historia de Canarias

70 años del rodaje más importante de la historia de Canarias / LP/DLP

Cuando Gregory Peck y John Huston aterrizaron el jueves 16 de diciembre de 1954 en Gando, entonces calificado como aeropuerto de tercera categoría, fueron recibidos por el jefe de la Casa Miller, Mr. Park, dos chicas ataviadas con el típico traje regional y la rondalla del Lido de la sala de fiestas del hotel Metropole, donde hoy se ubica el ayuntamiento. Las primeras palabras del astro de Hollywood fueron: «Me siento como si estuviera en California». Las demás 150 personas del equipo técnico y artístico -junto con el voluminoso material necesario para la filmación- habían estado llegando en hidroaviones al puerto de La Luz los días 13, 14 y 15.

En la ciudad de Las Palmas no se rodó solamente la escena final de Moby Dick, como se creía hasta ahora. También se filmaron secuencias interiores en los camarotes y la cubierta del barco ballenero Pequod, e imágenes de las tres batidas en las barcas balleneras que salen en la película, la primera de ellas en el mar del sur de la isla. Tampoco se sabía que escenas interiores del Pequod se rodaron en el remolcador España II, el que llevó a Franco de Las Palmas a Gando el 18 de julio de 1936, esquivando así a las fuerzas a la República que lo esperaban por tierra para tratar de parar el golpe de Estado a la salida del túnel de La Laja. En la escena en interiores más importante de las filmadas en Las Palmas, el capitán Ahab, interpretado por Gregory Peck, asegura al primer oficial Starbuck (Leo Genn) estar convencido de que tras la «máscara de la ballena se esconde el ser maligno que ha acosado al hombre desde el inicio de los tiempos».

También es novedad que, entre los actores que acompañaron a Gregory Peck en el rodaje en Las Palmas (Richard Basehart, Leo Genn, Harry Andrews, Edric Connor, Frederic von Ledebur, Bernard Miles, Seamus Kelly y Tom Cleeg), hay que sumar a James Robertson Justice, que interpreta al capitán Boomer del navío Enderby, con el que el Pequod coincide durante la travesía.

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70 años del rodaje más importante de la historia de Canarias / Erich Lessing

Otro dato que no había trascendido es que la ballena empezó a construirse el 25 de noviembre de 1954, fecha que la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria debería conmemorarla cada año como símbolo de su apuesta por la cultura, si es que la hubiera. Su botadura fue el 27 de diciembre. Aquello atrajo el interés de muchos ciudadanos que se acercaron desde distintos puntos de la ciudad a los talleres Hull Blyth de la Casa Miller en la calle Pescadería junto al Mercado del Puerto (entonces daban directamente al mar) para asistir al acontecimiento.

Ahora sabemos también que, coincidiendo con la estancia de Peck en Las Palmas, se estrenó en la ciudad uno de los grandes éxitos de su carrera, Vacaciones en Roma (William Wyler, 1953), que protagonizó con Audrey Hepburn. Fue el 23 de diciembre de 1954 en el desaparecido cine Capitol de la calle Tomás Morales. Tuvo críticas entusiastas. Una vez que la estrella de Hollywood se hubo marchado, la película se seguía proyectando en el cine Teatro Hermanos Millares junto con el NO-DO que había filmado en Las Palmas nuestro paisano David J. Nieves los últimos días del rodaje. Ese dato de la filmación del NO-DO (que puede verse en la web de RTVE) es otro ejemplo de la trascendencia nacional e internacional del rodaje.

Domínguez Guedes

Tampoco se sabía un dato crucial: que fue el empresario local Juan Domínguez Guedes quien convenció a los ingleses para traer el rodaje a Canarias, después del fiasco en las costa de Gales, donde la producción perdió dos ballenas. Domínguez Guedes pasaba gran parte del año en Inglaterra por sus negocios. Por su amigo el actor Leo Genn, con quien jugaba al golf, supo de las dificultades. Él y su esposa prestaron una importante ayuda con las autoridades locales, portuarias y casas consignatarias inglesas del puerto. Domínguez Guedes organizó una fiesta de fin de año en su casa de Ciudad Jardín a la que acudieron Genn y Richard Basehart. A Genn se lo llevó al Estadio Insular el 7 de enero de 1955 para el partido de la Unión Deportiva Las Palmas, que había logrado ascender a Primera División esa temporada, contra el Real Madrid de Di Stéfano, Puskas y Gento. Quedaron empate a uno.

Tanto impresionaron las adversidades de la filmación a Huston que escribió en sus memorias: «Moby Dick fue la película más difícil que he hecho en mi vida. Perdí tantas batallas mientras la hacía que llegué a pensar que mi ayudante de dirección estaba conspirando contra mí. Luego comprendí que era solamente Dios. (…) La película, como la novela de Herman Melville, es una blasfemia, así que supongo que podemos pensar que cuando Dios nos envió aquellos terribles vientos y aquellas espantosas olas estaba defendiéndose».

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70 años del rodaje más importante de la historia de Canarias / Ravelo

Si Moby Dick es la película más importante rodada nunca en las Islas Canarias es por dos factores. Fue una de las películas de aventuras más ambiciosas rodadas hasta la fecha, en un tiempo en que los efectos especiales en el cine se llevaban a cabo in situ por medios físicos, mecánicos o fotoquímicos. Faltaban 50 años para los efectos donde nada más hace falta una pantalla de ordenador. Ese tipo de rodajes eran especialmente caros, complejos y exigentes, en este caso con el agravante de ser en el mar y con una réplica de un cachalote albino de 30 metros construido sobre un barco aljibe con madera, tela metálica y látex al que había que ir jalando de un remolcador, el Fortunate de la Casa Miller en el rodaje en Las Palmas.

Pero lo que le da a la película una dimensión difícilmente superable es que en la relación de nombres asociados a ella se reúnen personalidades mundiales de la cultura como, entre otros, Herman Melville, John Huston, Ray Bradbury, Gregory Peck y Orson Welles. Sin olvidar a la propia ballena blanca. Si profundizamos en su significado, esto ha escrito Antonio Muñoz Molina: «Ahab y Moby Dick son personajes que viven en la conciencia común igual que Don Quijote o don Juan o Hamlet o Robinson Crusoe, pero van más allá en su poder sobre la imaginación porque tienen además la fuerza añadida y única de construir los elementos de un relato que es mitológico por su capacidad de resumir una categoría profunda de la experiencia humana en su peripecia. Los mitos son primitivos y anónimos: que yo sepa, el único mito creado por un escritor individual, al menos en los últimos siglos, es el de Moby Dick».

Delantero centro

El sábado anterior al partido de la Unión Deportiva contra el Madrid, el Estadio Insular había acogido un partido benéfico entre los equipos B de Las Palmas y Tenerife. Gregory Peck hizo el saque de honor, Chutó tan fuerte que alguien gritó desde la grada: «¡Que lo fiche Las Palmas!». Risas generalizadas. La mañana de aquel mismo sábado, día de Navidad, jugaron en el recinto de Ciudad Jardín un partido técnicos contra actores de la película. Peck ocupó la posición de delantero centro.

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70 años del rodaje más importante de la historia de Canarias / Erich Lessing

De La Puntilla se hablaba entonces en la prensa como de un «moderno barrio de pescadores» y el bar de Juan Pérez, donde está hoy el restorán La Macarena, era el sitio de moda. Fue también el lugar elegido por Peck para su última cena en la ciudad con su pareja, la periodista francesa Veronique Passani. Durante esta rechazó, por primera vez, darle un autógrafo a un chico de 14 años muy insistente que, en las cuatro semanas que pasó alojado en el hotel Santa Catalina, se lo pedía una y otra vez cada vez que lo veía. Aquel chico era de La Isleta, se llamaba Andrés Padrón, y lo que no podía imaginar quien años más tarde interpretó el papel del abogado Atticus Finch en la inolvidable Matar a un ruiseñor (1962) es que, en parte gracias al rodaje de Moby Dick, Padrón se convertiría con los años en un hombre del cine como él y uno de los mayores coleccionistas de fotografías de actores, actrices, directores y escenas de películas del mundo.

Aunque parte del rodaje coincidió con la Navidad, en los días de clase los colegios de Las Canteras dejaban a los niños salir antes de la hora para ver regresar a los actores del rodaje cuando se filmaba por la zona. Entre ellos, el más popular era el jamaiquino Edric Connor, a quien la chiquillería rodeaba cantando y bailando la canción El negro zumbón. Connor tuvo un rol especial en el combate de boxeo benéfico que se celebró en la Gallera del Cine Cuyás el 30 de diciembre de 1954. Vestido de boxeador cantó dos temas, entre ellos el espiritual Old man river, que había popularizado la película Magnolia (1951). No se sabía hasta ahora que el evento recaudó 10.000 pesetas que John Huston entregó en mano al gobernador civil, Santiago Guillén Moreno. Ni tampoco que fue el primer combate de la categoría de pesos pesados que se celebró en Las Palmas. También es novedad que finalizó con la actuación del timplista majorero Casimiro Camacho y la cantante Sisa Cabrera con su quinteto Guanarteme. Las imágenes dieron la vuelta al mundo en tabloides británicos.

Los periódicos LA PROVINCIA, Diario de Las Palmas y Falange, entre otros, cubrieron profusamente la noticia, de las más importantes que se habían producido en la ciudad desde el final de la Guerra Civil en 1939. Un acontecimiento para Canarias al menos a la misma altura de la Exposición Surrealista de 1935 en Tenerife, pero del que, por razones que solo Dios nos explicará una vez que hayamos muerto, en comparación apenas se ha escrito ni hablado. Especialmente relevante fue el trabajo periodístico de Luis Jorge Ramírez para Diario de Las Palmas. A él se le debe también el mejor texto de despedida. En una entrevista, le preguntó a Gregory Peck: «Y; ahora que llega el adiós, ¿qué nos dice?» A lo que el californiano contestó: «Marcho verdaderamente entusiasmado. Donde quiera que esté considero un honor y un deber hablar de lo maravillosa que es esta isla, de las grandes bellezas naturales y del clima único que posee. Creo que vendrán muchas películas; es un sitio ideal para el cine».

Gracias a los rodajes nacionales e internacionales por los incentivos fiscales, podemos decir que el vaticinio de Peck, a quien la gente del pueblo llano de Las Palmas conocía por «Gregorio Pérez», se ha cumplido.

La ciudad de Las Palmas se merece poner este hito cultural en lo más alto de su historia. Se lo merecen los canarios que trabajaron en él, los muchos que, sin ver ese reconocimiento ya fallecieron y los cuatro que aún están entre nosotros pisando el suelo de la ciudad, además de quienes fueron testigos privilegiados de aquel acontecimiento. Esto también es una novedad: sabemos los nombres de muchos de ellos, tanto de los vivos como de los muertos. También lo merecen sus descendientes, muchos de los cuales reviven aquellos momentos con la misma emoción de quienes los vivieron. Y los que han trabajado por rescatar su memoria, y quienes los han ayudado generosamente. Por ellos. Por todos nosotros. Por la ciudad. Por fin.

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