El desembarco de los Reyes Magos cierra una Navidad con mucha luz

Desde Oriente, Melchor, Gaspar y Baltasar enfilaron por la bahía de Las Palmas de Gran Canaria a eso de las 12 del mediodía. Bajo un sol de jusiticia, que a más de uno le provocó confusión si la cita era en enero o en pleno agosto, los Reyes Magos desembarcaron en la Base Naval, donde se vieron arropados por un auténtico baño de masas. Cientos de familias -la organización calcula unos 10.000 asistentes- recibieron a Sus Majestades entre aplausos y gritos de ilusión. Y es que la víspera del Día de Reyes sigue siendo, pese al paso del tiempo, uno de los días más mágicos del año.

«En nuestra familia somos de Baltasar», señalaba con entusiasmo Irene, en primera fila, frente al cantil del muelle, y junto a sus hijos Néstor y Diego. «Desde que era pequeña siempre hemos venido es una tradición», apuntó, y es que lo de ir a visitar a Sus Majestades en su llegada al Puerto de Las Palmas es un acto marcado en el calendario para numerosas familias de la capital grancanaria. En este caso, los dos pequeños, de ocho y cinco años, y con la ayuda de sus padres, estuvieron haciendo desde el día anterior una gran cartulina para entregársela a su rey mago favorito tras desembarcar.

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Los ánimos estaban a flor de piel. Había familias que llevaban desde las ocho de la mañana haciendo cola a las puertas de la Base Naval para coger un buen puesto y poder ver a Sus Majestades de cerca. Pero eso no era excusa, tampoco el sol calimoso de enero, que apretaba de lo lindo a mediodía. «¿Están nerviosos?», preguntaba el periodista Roberto Herrera, conductor del acto, a su público entregado. Los ánimos se vinieron arriba cuando los tres remolcadores empezaron a tocar las bocinas y hacerse notar.

Melchor, Gaspar y Baltasar llegaron a bordo de tres barcos desde Oriente para repartir ilusión. Buena parte de los niños y niñas asistentes al muelle agitaban las cartas con la esperanza de poder entregárselas a Sus Majestades. Aunque, a decir verdad, algunos se reservaban para la Gran Cabalgata que tendría lugar por la tarde. Es el caso de Néstor y Diego. El primero le pidió un figura de Charizard -un Pokemon de fuego- y el pequeño unos Pokemon variados; y es que el anime japonés está a punto de cumplir 30 años de existencia y, aun así, sigue siendo uno de los principales reclamos de pequeños y no tan pequeños.

Una casa con piscina por Reyes

Y es que los adultos también se suman a esto de pedirle algo a los Reyes Magos. Caso de la madre de la pequeña Valentina, quien apuntaba por todo lo alto, «yo lo que le pido es una casa con piscina». Porque, como se suele decir en estos casos, nunca dejes de soñar y la ilusión es lo último que se pierde. La niña, en cambio, aspiraba a una carta más modesta, «unos tamagotchis». A su alrededor, Maite, Andrea y Leire pusieron todas en la carta unos muñecos de Stitch -el personaje extraterrestre de Disney-, «está de moda este año», decían las madres, quienes respondieron a la pregunta si sus hijas se habían portado bien: «no nos podemos quejar».

Llegada de los Reyes Magos a Las Palmas de Gran Canaria

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Tras el desembarco real, Melchor, Gaspar y Baltasar y sus respectivos séquitos comenzaron a saludar a todos los niños y niñas que se agolpaban a pie de muelle. Roberto Herrera recalcaba que «los niños canarios han sido muy buenos». Y así, uno tras otro, los pequeños fueron entregando sus cartas a Sus Majestades. Alguno consiguió que les diera un abrazo, un beso, contarle algo al oído de Melchor o entregarle su chupa a Gaspar. Momentos que tardarán mucho en olvidar.

La bienvenida enfilaba ya hacia el momento en el que la alcaldesa, Carolina Darias, procedería a entregarle a los Reyes Magos la llave mágica que permite abrir las puertas de todas las casas de Las Palmas de Gran Canaria durante la noche del 5 al 6 de enero. «Queridos Reyes Magos, sabemos que han tenido un viaje muy largo, pero ha llegado el día, les ha recibido esta ciudad maravillosa, con el mejor clima del mundo», apuntó Darias, al tiempo que les anunciaba que disfrutarían de nuevas carrozas durante la cabalgata.

Los niños se han portado bien

«Los niños de Las Palmas de Gran Canaria se han portado», adelantaba Darias, al tiempo que toda la chiquillería gritaba un «bien» con todas sus ganas. La alcaldesa solo les pidió una cosa: «que todos los niños y niñas de esta ciudad tengan lo que pone en sus cartas, también para todos los mayores». Y así, entregó la llave mágica que durante todo el año es custodiada por la Casa de Galicia y la Policía Local, con los cruceros Aidablu e Iona de fondo. 

Entre quienes vivieron ese momento mágico estaban Suhayla y Jocabed, hermanas de ocho años, además de Nahiza, «es como si fueran trillizas», confiesa la madre de las gemelas. En su caso, llevaban horas aguantando un sol de justicia. «Llegamos a las ocho de la mañana para hacer cola», confiesa, cuando ni siquiera habían abierto las puertas de la Base Naval. La espera dio sus frutos y pudieron disfrutar en primera fila.

Los Reyes Magos, automáticamente, enfilaron por la Base Naval, donde se agolpaban en un recorrido de más de 400 metros de largo cientos de personas a ambos lados. El acto contó con la presencia del presidente de la Casa de Galicia, Albino Aneiros; la presidenta de la Autoridad Portuaria, Beatriz Calzada; el contralmirante Santiago Colsa Trueba; y el director artístico de las navidades capitalinas, Josué Quevedo.

Darias destacó que estas han sido «unas fiestas navideñas muy especiales, como nunca ha brillado la ciudad, con esos espectáculos lumínicos, con esa feria de la Navidad, con esos cascanueces, sobretodo lo hemos hecho con mucha ilusión y con muchas ganas, una inversión en felicidad». Acaban así unas fiestas en las que tres millones de bombillas led han iluminado las calles de la ciudad.